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Los alumnos, junto a un docente, aprenden el manejo de una sala de ordeño. Fotos y vídeo: Daniel Pedriza

El futuro de la ganadería se forma en La Granja de Heras

El Centro Integrado de Formación Profesional de Medio Cudeyo cuenta con 80 alumnos en ciclos del sector agropecuario

Héctor Ruiz

Heras

Domingo, 20 de marzo 2022, 07:47

Como kamikazes que toman una carretera en sentido contrario, que desoyen cada una de las pancartas de manifestaciones ganaderas que avisan a navegantes de que conducen por una vía muerta, los alumnos de los ciclos agropecuarios del Centro Integrado de Formación Profesional (CIFP) La Granja de Heras siguen confiando en el sector para hacer de él su futuro. Por ello deciden formarse en una profesión que hasta hace no mucho se aprendía viendo faenar a los padres o abuelos con los animales y los tractores, porque precisamente creen que estudiar y disponer de más herramientas es la base para hacer del campo un negocio sostenible. Con este fin asisten a un centro como el de Heras, que lucha por estar a la vanguardia en las últimas tecnologías y modelos de negocio para transmitírselos a sus alumnos.

«Los que se matriculan en esta formación saben muy bien a qué se enfrentan», asegura Sergio Silva, director del CIFP La Granja de Heras. De hecho, la mayor parte de los jóvenes descienden de familias ganaderas y «han mamado» en casa lo sacrificado que es el gremio, mientras que el porcentaje de estudiantes que se apunta porque no tiene otras alternativas o no tiene vínculo directo con el sector es muy residual. «El alumnado de estos ciclos tiene un componente vocacional muy fuerte, así que los abandonos durante el primer trimestre, que en otras familias profesionales rondan el 30 o incluso el 40%, aquí son muy testimoniales», remarca el responsable del centro.

Imagen. El programa lectivo incluye también el uso de maquinaria agrícola.

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Imagen. El programa lectivo incluye también el uso de maquinaria agrícola. Daniel Pedriza

La vocación es, inequívocamente, la pulsión culpable de que estos jóvenes se embarquen en la dura travesía que supone la ganadería hoy en día. Así lo reconoce la mayoría, como Andrea Sánchez, estudiante de primero del Ciclo Medio en Técnico en Producción Agropecuaria, una de las alumnas que ha crecido en una granja. Su objetivo es mantener la explotación de leche de su familia (ubicada en Piélagos, con más de 60 animales). No obstante, reconoce que en algún momento sus padres le han desanimado a continuar porque «la situación está complicada». Para lo que ella se arma de positividad y pragmatismo: «Comer vamos a tener que comer, así que las ganaderías tienen que seguir existiendo de una manera u otra», justifica al tiempo que remarca que «crisis ha habido siempre y esto continúa».

Lo que desde luego forma parte de la clave del éxito para estos jóvenes es no ignorar a la voz que les llama dentro. «Hay que trabajar en lo que a uno le gusta, sino sí que estás perdido». Así de tajante se muestra otro de los estudiantes de primer curso, Javier Gutiérrez, sobrino del presidente de Agrocantabria, José Ángel Pereda, y a quien le gustaría coger el testigo del negocio de su tío, donde ha echado una mano «desde pequeño».

Imagen. Dos de los estudiantes del ciclo medio alimentan al ganado del centro.

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Imagen. Dos de los estudiantes del ciclo medio alimentan al ganado del centro. Daniel Pedriza

Mientras, otros compañeros no sólo sueñan con heredar el ganado de sus progenitores, también con hacerlo crecer. Así, para Cayetana Moreno, cuyos padres tienen vacas tudancas «por afición» y le gustaría tomar algún día las riendas para hacer crecer el ganado hasta formar un negocio del que vivir. También tienen vacas en casa de Lucía Ruiz, pero su objetivo es convertirse en inseminadora y quien sabe si, como está en su mente, trabajar en varias granjas en lugar de tener la suya propia, porque sabe lo que eso supone: no sólo hay que luchar contra los bajos precios, también frente a los depredadores. «A mi familia nos han matado animales en un prado cerca de un supermercado y eso no puede ser».

Vanguardia en el campo

La sonada crisis de la ganadería y la agricultura no se ha traducido en un descenso de las matriculaciones en el centro de enseñanza de Heras en su ciclos agropecuarios, ni en el ciclo Medio ni en el Superior, que suman en total 80 alumnos. «Está claro que la profesionalización es una de las vías más necesarias para hacer del sector algo sostenible», remarca la estudiante Sandra Martín.

La mayoría de jóvenes que se matricula tiene una vinculación muy estrecha con el sector

En ello coincide con el director del CIFP. Silva insiste en que este «es un sector que siempre va a existir, sólo que ahora se está reconvirtiendo hacia lo que tiene que ser viable». En Heras caminan muy apegados a esa transformación que se está produciendo. «Como centro de enseñanza tenemos que ir de la mano o por delante de ese cambio», argumenta. Para cumplir con ese objetivo, las instalaciones se mejoran cada curso. En este momento se está tramitando la compra de un robot de ordeño del que hasta la fecha no disponía el centro y que es capital para la formación porque esta tecnología cada vez está más presente en las ganaderías y por ello los alumnos deben conocer su manejo.

Por otro lado, se están iniciando las obras para construir dentro del recinto educativo una quesería. «Es algo con lo que actualmente no contamos y es muy necesario porque hoy en día prácticamente nadie vive sólo de producir leche, hay que ofrecer un valor añadido», como por ejemplo, traslada el director del centro, «dedicarse a la elaboración de productos lácteos conjuntamente u ofrecer opciones vinculadas al agroturismo». Sea como sea, lo que está claro es que el sector primario es la piedra angular para que el resto de la maquinaria de la economía funcione. Su relevo, difícil, está asegurado, como se encargan de demostrar las nuevas generaciones en Heras.

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