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«Preguntas a la gente mayor y nadie recuerda que haya ocurrido esto antes en este municipio», asegura Pablo Pérez, vecino de Riotuerto. A él y a un compañero los lobos les han matado 13 cabras las últimas semanas, pero la sangría no ... termina ahí. Sólo en Riotuerto hay una decena de pastores afectados, que juntos suman «cerca de las 50» cabezas caídas. Es un problema que aunque ahora ha llegado por primera vez a estos campos, cada vez está más presente en los territorios colindantes, así lo confirman otros pastores de los valles del Miera y del Asón, Ruesga y Matienzo.
Tras los primeros ataques en Riotuerto, tan inusitado les parecía estar siendo pasto de los lobos que en un primer momento achacaron la autoría a perros. «Era lo nuca visto», dice Pérez, que fue el primero en tener bajas en su ganado. «A partir de ahí les ha pasado a otros nueve compañeros, y al ser yo el primero acuden a mí a preguntarme cómo hay que actuar porque no tenemos experiencia previa en esto», relata.
El problema, que ha pasado de no existir a ser el pan de cada día, tiene tal alcance que Pérez lo tilda de «asedio». Ante la persistente amenaza, los ganadores que pastorean en el municipio se están viendo obligados a «no llevar los animales al campo», por lo que «pedimos al Ejecutivo que tome medidas», y recalca que en el Plan de Gestión del Lobo publicado en 2019 por el Gobierno regional a Riotuerto se le engloba dentro de la zona 3, por lo que «no debería de haber ningún ataque de lobos en este lugar». «Está claro que hay un problema», apostilla el pastor.
Municipios cercanos a Riotuerto como Arredondo, Ruesga, Miera y Liérganes llevan más tiempo conviviendo con los lobos merodeando, pero esos ataques esporádicos cada vez son más habituales. Entre todos estos lugares, los pastores calculan que «el número de afectados ronda el medio centenar de ganaderos».
En Matienzo, David Setién tiene distintos animales, como cabras, burros y ovejas, de estas últimas «una menos este sábado, que me la mataron», lamenta. Él no es, ni de lejos, el único afectado de su término municipal. «En los últimos 18 días han acabado con 32 animales aquí». El peor parado es un compañero que «de 23 ovejas le quedan tres», en este caso la matanza quedó grabada con las cámaras de seguridad de la finca, que día a día registraron cómo el depredador volvía a por su siguiente presa.
Precisamente esa es otra de las quejas que trasladan, y es que cada vez los lobos actúan más cerca de sus casas. «En Matienzo sí que hemos tenido varios problemas con lobos desde hace tiempo, pero nunca de una forma tan próxima a las viviendas», remarca Setién, que traslada que él y sus compañeros están «muy quemados» con la situación con la que les está tocando lidiar.
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