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Quién le iba a decir a Jan Wlodzimierz, un conductor polaco, que tras una semana de viaje por carretera, él y su camión terminarían siendo noticia a escasos kilómetros de donde tenía que hacer la descarga. El vehículo que conducía, de 25 toneladas y ... cargado de un material llamado Alphasil, se quedó atascado en la mañana de ayer en la senda verde El Astillero-Ontaneda, a la altura de Villaescusa. «Ha sido el GPS el que me ha traído hasta aquí», decía el hombre, reconociendo, con semblante nervioso, que él y otro chófer polaco que iba en otro camión habían sido víctimas de la tecnología. Para ellos fue una mañana complicada, pero sobre todo para Jan, porque para él los esfuerzos que hicieron Guardia Civil, operarios municipales y vecinos voluntarios no tuvieron el mismo éxito que para su compañero. El hombre acabó haciendo noche allí, a la espera de que hoy, a primera hora de la mañana, rescate su camión un vehículo especial de la aseguradora.
Sin hablar ni 'papa' de español y con un inglés muy chapurreado, el transportista tuvo ayer que entendérselas con los agentes de la Benemérita que acudieron en auxilio de los conductores. «Iban juntos y el GPS los perdió», explicaba a El Diario Montañés ayer, el concejal de Obras del Ayuntamiento de Villaescusa, Óscar Méndez, que estuvo en el lugar de los hechos para seguir el operativo de cerca y echar una mano, si se daba el caso.
Afortunadamente para Jan, dio la casualidad de que un familiar de uno de los agentes de la Benemérita que se había trasladado al lugar hablaba polaco y éste no dudó en establecer contacto telefónico con su allegado para poder entenderse con el conductor.
Fueron precisas casi una decena de personas (entre guardias civiles, miembros de Protección Civil, operarios y voluntarios), más dos tractores y material de mano para llevar a cabo el operativo que se extendió hasta primera hora de la tarde, aunque sin éxito para este conductor atascado.
El terreno, especialmente húmedo, y el peso que el camión llevaba en su carga complicaron las labores. Tanto, que a Jan le terminó cogiendo la noche porque fue imposible sacarle del barrizal . «Me ha dicho que en cuarenta años que lleva trabajando de transportista, es la primera vez que le pasa algo así», decía Méndez, que volvió a media tarde para comprobar si el hombre polaco necesitaba comida o bebida. «'No problema', me ha dicho», explicó a este periódico el concejal de Villaescusa, que confesó que la situación requería de solidaridad.
La Policía Local de El Astillero acompañó en las labores de remolcado del camión y, desde el Consistorio astillerense barajan la posibilidad de sancionar al conductor por haber entrado con su camión en la senda verde. «Hay carteles a la entrada de la senda en español, pero con esto que ha pasado he encargado otros en inglés para colocarlos cuanto antes», comentó a este periódico el portavoz en el equipo de gobierno de El Astillero, Alejandro Hoz.
En los últimos años, los casos más sonados de camioneros atrapados por el GPS en senderos o calles que solo conducen a una ratonera se cuentan en más de una decena. Y todos ellos, han dejado imágenes insólitas para la hemeroteca.
Como el transportista que, hace algo más de tres años, a bordo de un vehículo de ocho toneladas, bloqueó durante más de una hora el tráfico en la calle José de Escandón, de Santander, al quedar empotrado en un cruce y sin posibilidad de maniobra. Era polaco y se dirigía al Puerto de Santander para embarcar en el ferri, pero al seguir las indicaciones del GPS del camión fue a parar a esta calle que corta con la Bajada de Polio.
Otro compatriota suyo, llamado Jandula, también se quedó atrapado por las indicaciones del sistema de localización. En su caso fue en Anero, con 22.000 litros de cerveza en un remolque quedó sobre el río y la cabina sobre el asfalto.
En Marrón (Ampuero), en un punto donde la carretera se estrecha, otro conductor a bordo de un camión cargado de 25 toneladas de piezas de aluminio, quedó atrapado en un intento por llegar al polígono industrial. Era la segunda vez en un mes que la Guardia Civil era avisada por el mismo motivo.
Otros casos, se remontan a años atrás. En marzo de 2016, un camionero quedó atrapado por culpa de su GPS bajo un puente de la S-10 (el quinto que se perdía en ese punto). En abril de 2017, un portugués que se dirigía a Nestares, en Cantabria, acabó atascado y perdido en otro Nestares, en La Rioja.
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