La grieta de la iglesia de San Juan une a los de Arenal

El dorado retablo del siglo XVIII no es lo que acapara ahora la atención cuando accedes a la iglesia parroquial de San Juan Bautista del Arenal, sino que ha tenido que ceder todo su protagonismo a un andamio colocado en el centro del templo. Y fijándose un poco más, es una cada vez más grande y amenazante grieta justo en la mitad del arco de la bóveda la que realmente reclama atención. Una brecha que se hizo notar al comienzo del confinamiento, en marzo, momento en el que se tuvo que apuntalar con urgencia la iglesia por el riesgo que existía, con lo que no se han vuelto a celebrar misas desde entonces ahí. Para afrontar el cuantioso coste que conllevará la reparación, de entre 55.000 y 60.000 euros, el sacerdote y la Comisión de vecinos de la parroquia han emprendido una colecta de fondos, que, junto al compromiso del Ayuntamiento y el Obispado, ya ha recibido el respaldo de diferentes personas vinculadas con la pequeña localidad, incluyendo algunos que residen fuera del país.

Como la de tantos pueblos, la iglesia de San Juan Bautista en Arenal lleva desde hace más tiempo del que podemos recordar viendo pasar la vida de sus vecinos a sus pies, desde el siglo XVII concretamente en este caso. Tanto esa así, que cabría imaginar que las iglesias de los pueblos son sempiternas, como si estuviesen y estarán ahí desde y para siempre. Pero nada más lejos de la realidad, son más vulnerables de lo que sus robustas piedras dejan entrever. Bien lo sabe Lidia Ortiz, vecina de Arenal, que el pasado marzo, en pleno confinamiento, acudió para comprobar si estaba todo en orden en el templo y, atónita, descubrió una gran grieta que había aparecido en el arco primero de San Juan Bautista. «Encontré en el suelo manchas blancas, y pensé que eran restos dejados por algún pájaro, pero era la pintura que había caído a causa de la grieta», recuerda.

Aunque los vecinos y el párroco eran conocedores desde hace un par de años de que era necesario afrontar una serie de reparaciones la cubierta del edificio, no se imaginaban que se tratase de una cuestión tan acuciante como ahora ha demostrado la rotura que ha aparecido. Que el arco se esté abriendo por la mitad se debe a la presión que está ejerciendo la cercha sobre la bóveda, lo cual obliga a tener que intervenir en varios frentes: tejado, cercha, arco y una viga del presbiterio que también hay que cambiar sin falta.

No es, ni de lejos, un proyecto risible. Como tampoco lo es su presupuesto, que ronda los 60.000 euros, un importe que queda muy a desmano para ser afrontado unilateralmente por la parroquia, que tal y como comunicó un tiempo atrás en una carta el cura, Leonardo Acevedo, dispone en sus fondos de 10.000 euros. Dicha misiva se buzoneó por todo Arenal pidiendo ayuda para afrontar las obras. «Ya sé que estamos ante una situación muy crítica económicamente, pero si queremos poder reabrir la Iglesia tenemos que colaborar, de no hacerlo sobreviene el derrumbe de la bóveda y tejado, espero vuestra generosidad como habéis demostrado en otras ocasiones», exponía el párroco en dicho escrito, y la ayuda no se hizo esperar.

La mano tendida de los vecinos no extrañó a Lidia Ortiz, que es la encargada de llevar las cuentas y el mantenimiento de la iglesia desde que tiene 18 años, «me dijeron que ya tenía edad para llevar esto y me hice cargo, en ese momento había en los fondos 6.430 pesetas», recuerda. Desde que asumiera tales funciones hace más de medio siglo, la mujer reconoce que se ha ido realizando un mantenimiento constante, y se han ejecutado distintas intervenciones como cambiar tejas, pero remarca que el proyecto que hay ahora ante ellos es el más grande que se ha acometido nunca. «Siempre me he sentido muy apoyada por los vecinos, en los momento puntuales que ha hecho falta algo nunca me han dejado tirada», rememora, al tiempo que incide en que «todo pese a que ya faltan muchos de los más mayores, pero sus hijos y nietos siguen ahí».

Tanto es así, que el mensaje de auxilio también se hizo llegar a los hijos del pueblo que hay por el mundo, en lugares como México y Miami, que en muchos casos son hasta la tercera generación de aquellos que abandonaron Arenal tiempo atrás por un futuro más fructífero, y su respuesta también fue generosa. «Cada vez que voy al banco y veo un ingreso que viene de tan lejos me dan ganas de llorar», reconoce Ortiz mientras que Acevedo agradece profundamente el apoyo de todos, tanto de los de cerca como de los que están al otro lado del charco.

Granito a granito, tacita a tacita, ya están consiguiendo recaudar buena parte del montante que necesitan. Junto a las aportaciones de micromecenazgo se une el compromiso del Ayuntamiento de Penagos de aportar 10.000 euros a la causa, a lo que hay que sumar el soporte de la Junta Vecinal y, pos su parte, del Obispado, que también ha dado su palabra de que participará.

Por el momento todavía se está terminando de detallar el proyecto que se realizará bajo la supervisión de un arquitecto. Hasta que se acometa, la iglesia permanecerá apuntalada y cerrada al público, y las misas se seguirán celebrando en una pequeño local aledaño. No obstante, Acevedo, que llegó a esta parroquia en 1995 junto al padre Juan Jáuregui, tiene la ilusión de ver la iglesia remendada, resplandeciente y sin una sola fisura para la noche más corta del año, en San Juan, día del patrón del pueblo.

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