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«Poniendo todos un poco, aunque parezca una nimiedad, se consigue un mucho», esa es la lección que, en palabras del obispo de Santander, Manuel Sánchez Monge, deja tras sí la brecha que apareció en marzo del pasado año en la Iglesia de San Juan de Arenal, comprometiendo la seguridad del viejo templo. Una amenaza que ya es historia no sólo por la colaboración de las instituciones, sino también gracias a la nada desdeñable aportación de vecinos y familias oriundas de la localidad que viven en el extranjero. De esta forma, hace dos domingos se pudo volver a celebrar misa en el templo de advocación a San Juan tras cerca de dos años clausurado y las costosas obras de rehabilitación, que se comenzaron a acometer en julio.
Fue una eucaristía especial la del pasado domingo en Arenal de Penagos. Con una gran afluencia, y que ofició la Diócesis de Santander. No todas las semanas implican un nuevo comienzo, y la pasada misa era precisamente lo que suponía. La iglesia de Arenal vuelve a ser segura y está reluciente. Ya no hay brecha alguna en el arco primero de San Juan que perturbe la tranquilidad de los feligreses. Y todo ello ha sido posible mediante una inversión de 84.362 euros.
El montante es fruto de la colaboración de muchos. Entre los vecinos de Arenal y otros pueblos de la zona se reunieron los primeros 29.860 euros. Pero la ola de donativos no se quedó ahí, e incluso salpicó al otro lado del charco. Porque otros 27.092 euros venían de Miami y México. «Sólo hizo falta mandar un correo y empezar a llegar donativos de Ohio, Orlando, México...» explicó en la misa el párroco de Penagos, Leonardo Acevedo. Sus remitentes en este caso son descendientes, algunos incluso tercera generación, de aquellos emprendedores que nacieron en Arenal y marcharon al Nuevo Mundo en busca de oportunidades y de labrarse un futuro.
A la colecta hay que sumar la aportación del Ayuntamiento, de 10.000 euros, para acometer la ineludible intervención, otros 5.000 euros de la Junta Vecinal de Arenal y los 10.560 con los que contaba en sus fondos la parroquia. En total más de 80.000 euros que se completaran con otros 15.000 euros que el Obispado se ha comprometido a aportar y están pendientes de abonarse. Todo ello ha ido a parar a la rehabilitación de la iglesia, en concreto al tejado (incluyendo el del campanario, la sacristía y la antigua escuela, un edificio aledaño)y a la reparación de la cercha, cuyo colapso estaba provocando que el arco primero de la bóveda se estuviera abriendo por la mitad.
Además, se ha aprovechado para hacer una puesta apunto y solventar otras cuestiones menores. Así lo explica Lidia Ortiz, vecina de Arenal que se encarga de gestionar las cuentas y el mantenimiento de la iglesia desde hace décadas. «En todos los meses que han durado las obras sólo he dejado de venir cuatro días», apostilla la mujer. Su constante presencia se justifica en que «conozco mejor que nadie los rincones de este edificio» y, por ejemplo, sugirió diversas intervenciones como el cambio de los cristales por unos con protección solar porque «los rayos impactaban en los lienzos».
A la par, se ha reforzado la torre con hierros porque «aguanta el peso de la campana y se veía que podía dar problemas», incide la responsable del templo, que al mismo tiempo agradece el trabajo de los obreros con los que «el entendimiento ha sido insuperable». Y lo más importante, ya no hay ni rastro de la amenazante brecha que estaba partiendo por la mitad uno de los arcos de la bóveda. Un daño que fue el causante del cierre cautelar del templo después de que se descubriera justo al comienzo del estado de alarma, en marzo del año pasado, y que pese a que estábamos en pleno confinamiento requirió apuntalar el espacio por el riesgo existente.
El resultado tras la intervención, como valoró el cura al fin de la eucaristía del pasado domingo, es «una iglesia para las generaciones futuras». Acevedo se mostró todavía algo incrédulo de que se haya podido sacar adelante una intervención «de tanta envergadura», pero sobre todo agradecido a todos (y no se olvidó de nadie, desde el último vecino hasta el arquitecto, pasando por los obreros) los que han ayudado para que así pudiera acontecer.
«Algo que parecía inaccesible, que nos desbordaba, ha sido posible con cada grano de arena», remarcó el obispo, que quiso ensalzar el papel del propio párroco. «Siempre hace falta alguien que coordine y Leonardo lo ha hecho con el mismo entusiasmo con el que atiende a sus feligreses de esta y otras muchas parroquias que tiene confiadas», remarcó Sánchez Monge.
En los agradecimientos tampoco faltó el fallecido párroco Juan Jáuregui, que tenía encomendada, junto a Acevedo, San Juan de Arenal entre sus parroquias. A él se le quiso rendir un «recuerdo especial» en la misa, porque, tal y como recordó el obispo, «jugó un papel fundamental» y por «las canciones llenas de espiritualidad y sencillas de aprender que compuso, y que las cantan en parroquias lejos de aquí». De hecho, la eucaristía concluyó entonando el himno de la virgen del Rosario, obra del propio Jáuregui y para la patrona de Arenal. Con ello se dio comienzo definitivamente a una nueva etapa para la iglesia de su pueblo.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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