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La iglesia de Orejo comienza su rehabilitación
Marina de Cudeyo ·
La primera fase del proyecto, centrada en arreglar la fachada norte del templo de Santiago Apóstol, se ha acometido con 15.000 euros de donacionesSecciones
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Marina de Cudeyo ·
La primera fase del proyecto, centrada en arreglar la fachada norte del templo de Santiago Apóstol, se ha acometido con 15.000 euros de donacionesCuando en la recta final de 2019 Orejo decidió lanzar un proyecto de micromecenazgo para rehabilitar la maltrecha iglesia de Santiago Apóstol, poco se podían imaginar sus vecinos que una pandemia se encargaría de postergar sus planes. A lo largo de 2020 querían acometer la primera fase, sin embargo el devenir de los sucesos han querido que no fuera hasta ahora, ya casi a mediados de 2021, que arrancaran las primeras obras. Unos trabajos que se han abordado con 15.000 euros recaudados entre donativos de vecinos y la colaboración de empresas de la zona, junto al apoyo de la Fundación Santa María de Toraya, pero que sólo suponen el comienzo de la restauración, que continuará en próximas fases.
«Cuando entro a la iglesia me entristece porque lo primero que ves es esa pared desconchada por las humedades», explica María Teresa Sierra, que tanto ella como sus hijos se casaron en el templo, y «en toda mi vida no lo había visto tan mal como estos años». Ella, al igual que el resto de sus vecinos, se ha volcado con la situación del edificio y para fortuna de todos la recuperación está en camino. Precisamente es esa pared la primera en ser el foco de mejoras, sólo que por el lado que queda en el exterior. Los primeros 15.000 euros, que se dice pronto, ahorrados van a parar a esa fachada, la norte y parte de la oeste, y por ello la que más problemas presentaba al quedar de espaldas al sol.
En concreto, esa superficie, que estaba poblada de humedades, moho y microorganismos, se ha saneado y se han aplicado dos capas de mortero, en lugar de pintura, que tal y como trasladan desde la fundación, soporta mejor el paso del tiempo. Además, se ha colocado un canalón, cuya ausencia era en gran parte responsable del mal estado de la pared. La yuxtaposición entre el antes y el después contrasta manifiestamente. Sin embargo, se trata de la fachada que queda oculta, contraria a la entrada al templo, por lo que para observar la transformación hay que acercarse ex profeso o en el trayecto hacia el cementerio, que queda en la parte de atrás de Santiago.
Pese a que el arreglo de esta parte ya es un pequeño gran avance, y se empiezan a ver los frutos de la colecta, los vecinos se muestran algo desesperanzados. Temen que el proyecto pueda llegar a enconarse, a no seguir cosechando el respaldo suficiente. «No somos muchos vecinos y con esto que está ocurriendo cada vez somos menos», apostilla Lola Carriedo, a lo que otra vecina añade que «con la pandemia estamos todos pobres». Mientras Mari Carmen Prieto recala en que «tenemos las ganas, pero nos falta el dinero».
Es normal que el proceso genere algo de desasosiego, sobre todo porque los tiempos se han alargado y están ansiosos de ver la iglesia restablecida y lustrosa. Ahora mismo son David luchando contra Goliat: los vecinos frente al avanzado deterioro de su iglesia. Y tras todo este tiempo han cosechado 'sólo' los primeros 15.000 euros −8.500 procedentes de manos de los propios oriundos− de los 60.000 que está presupuestado que costará la ejecución de la rehabilitación al completo.
El aliento llega por parte de Lydia Quevedo, doctora en bellas artes y restauradora de obras de arte de la Fundación Santa María de Toraya, que valora que «la implicación de la gente de este pueblo por recuperar su patrimonio no se ve en todas partes», además cree que el haber acometido la primera fase es un aliciente importante que «animará a muchos a ver que su esfuerzo y participación tiene sus frutos». Asimismo, incide en que buena parte del montante se obtuvo en «sólo las primeras semanas» de lanzar el proyecto de micromecenazgo y que han contado con el hándicap de la pandemia, que les ha impedido realizar reuniones y actividades u otras iniciativas para recaudar más fondos que completen a las donaciones obtenidas.
También Emilia Pérez, presidenta de la Junta Vecinal de Orejo, se muestra muy optimista tanto por el camino recorrido como por lo que queda por andar. «Somos un pueblo muy perseverante», y valora que «conseguimos reunir los primeros 15.000 euros en un tiempo récord, y haremos igual con lo que falta». Lo que esta claro, dice la pedánea, es que «es nuestro patrimonio y lo vamos a defender».
Tal y como traslada Quevedo, la iglesia de Orejo no está tan decadente en comparación a otras que se han restaurado desde la fundación, como la de Santa María de Toraya de Hoz de Anero, que se encontraba muy deteriorada. El problema es que en el caso de Santiago Apóstol es un edificio «de mucha envergadura», por eso se ha tenido que dividir su arreglo en varias fases. En la obra se ha recurrido, y se seguirán utilizando en las futuras intervenciones, materiales eco-sostenibles con garantía a largo plazo. Además, del propio templo, se rehabilitará tanto el retablo mayor como el que existe en la Capilla Don Francisco Agüero, que está pintado y es uno de los tres únicos que se encuentran en Cantabria de piedra, por lo que se retirará la capa para devolverlo a su estado original.
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Rocío Mendoza | Madrid, Lidia Carvajal y Álex Sánchez
Álvaro Machín | Santander
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