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Hasta hace menos de un mes, la obsoleta cabina telefónica de La Cavada, como todas las de su especie, estaba completamente olvidada y en desuso. Un armatoste que ya había cumplido su función y suponía más un estorbo en medio de la acera que otra ... cosa. Sin embargo, la iniciativa vecinal Somos Riotuerto decidió darle una segunda vida a la arcaica instalación para reconvertirla en un punto de intercambio de libros usados. Fue hace escasas semanas, a finales de abril. Pero ese renacer ha sido un visto y no visto. Este lunes, para sorpresa de todos, el espacio amanecía vacío de nuevo. Todo porque, denunció el colectivo, el Ayuntamiento mandó desmantelarlo todo «sin previo aviso y sin dar explicaciones». Un extremo que el propio alcalde, el regionalista Alfredo Madrazo, reconoció sin tapujos a preguntas de El Diario Montañés.
Fue en la I Feria del Libro de Riotuerto, que organizó Somos Riotuerto, cuando echó a andar la 'bibliocabina' de La Cavada, tal y como la bautizaron sus promotores. El proyecto nacía con vocación de continuidad, pero no ha llegado muy lejos. 22 días después, este lunes, se había esfumado. Sólo quedaba la cabina, sin rastro del más mínimo cuento, ni de las cajas pintadas que hacían las veces de estanterías.
En un primer momento, los del colectivo de vecinos no entendieron lo ocurrido. Entre las hipótesis barajaron que fuera resultado de un acto vandálico o que incluso fuera cosa de la compañía de teléfonos. Nada de eso, la orden venía del Ayuntamiento. «No entendemos qué puede haber de molesto en que la gente comparta cultura en un espacio en desuso convertido y limpiado para acoger decenas de libros», valoraban al respecto tras conocer la realidad los del colectivo. Porque esa es otra. Según señalan, el puesto telefónico, que lleva años sin línea ni servicio, estaba «con moho» y en concreto una de sus integrantes se afanó en limpiarlo y acondicionarlo antes de habilitarla como punto para compartir lectura.
Los de Somos Riotuerto denuncian que 'el robo' del contenido de la 'bibliocabina' viene del Consistorio. Y el alcalde no lo niega. De hecho, quita importancia a lo ocurrido y defiende su postura. «No sabemos de quién son los libros», asegura pese a que la iniciativa fue sonada y anunciada por varios canales con motivo de la feria del libro, y el regidor conoce perfectamente cuánto tiempo llevan ahí. «Después de cuatro semanas he pensado que era el momento de guardarlos, porque a día de hoy oficialmente nadie me ha pedido permiso para poner eso».
Aunque Madrazo asegura que no tiene «ningún problema» contra la iniciativa, también aprecia que «una cabina es para lo que es, lo mismo que un bar es para lo que es». Pese a tratarse en este caso de un espacio en desuso. «Unos libros que están ahí en una caja de frutas... tenía que recogerlos para que por lo menos no se estropeen, que yo soy profesor y me da pena». Es algo que al alcalde de Riotuerto repite en reiteradas ocasiones, que le preocupaba que se echaran a perder los libros usados que ahí se encontraban, que por otra parte estaban resguardados. «Tenemos una Biblioteca Municipal con más de cinco mil volúmenes», añade.
Insiste también en que «lo lógico es que hubiesen venido donde el alcalde a exponerme la idea, pero nadie lo ha hecho», porque «la cabina está en un espacio público». No obstante, «si la compañía telefónica les ha dicho que lo coloque ahí, ahí los tienen para montarlo». Pero no hay que esperar, porque este mismo lunes los de Somos Riotuerto recuperaron el material y lo recolocaron, además «son muchos los que tras enterarse han compartido nuestra indignación y nos están ofreciendo más libros». Así que la 'bibliocabina' inicia un nuevo capítulo con la esperanza de un mejor final.
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