El juez prorroga otros seis meses la investigación del crimen de Liaño ante la falta de un informe

El motivo es que el titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer Nº1 de Santander, Fernando Vegas, está pendiente de recibir un informe pericial sobre el volcado de los teléfonos intervenidos -el de la víctima y el del detenido-, y «el resultado que arroje podría hacer necesaria la práctica de ulteriores diligencias de investigación».

En un auto emitido hace unos días, al que ha tenido acceso El Diario Montañés, el instructor recuerda que el pasado 18 de diciembre de 2021, cuando tuvo lugar el crimen, incoó diligencias urgentes que, posteriormente, se transformaron en sumario ordinario. Y, apenas un año después, el juez acordó prorrogar el plazo de la investigación por otros seis meses, pero, en vista de que todavía queda un informe pendiente, ha decidido prolongar la instrucción otro medio año más.

Hasta el momento, todas las diligencias practicadas señalan al único detenido y sospechoso, José Reñones, en prisión provisional, aunque él ha defendido su inocencia en varias ocasiones.

El día en que se produjo el crimen (16 de diciembre de 2021), los agentes acudieron a la vivienda de Eva Jaular después de que esta les alertara sobre la presencia de su expareja en el domicilio. Los agentes desalojaron a Reñones y, según su versión de los hechos, aguardaron unos minutos para confirmar que no regresaba. Eva también se marchó. Sin embargo, dos vecinas de la víctima fueron «contundentes» a la hora de asegurar que el sospechoso regresó a casa de la joven sobre las 16.30 horas, minutos después de que la Guardia Civil lo expulsara al haber quebrantado la orden de alejamiento que tenía frente a su expareja (aunque él sostiene que habían retomado la relación).

Ambas dicen que oyeron partir leña a Reñones, en torno a las 16.50 horas. «Era él porque Eva no tenía el coche allí en ese momento y no vi a nadie más», apuntó una de ellas. Es más, mientras que los agentes que desalojaron al ahora detenido sostienen que se quedaron fuera de la vivienda de Eva «unos veinte minutos» para cerciorarse de que el hombre no regresara, esta vecina mantiene que la pareja de guardias civiles se marchó una vez que el sospechoso abandonó la casa.

Sobre las 17.30 horas, esta vecina asegura que vio a Eva llegar a casa en su coche -al parecer regresaba con su hija, según el testimonio de la madre de esta testigo-. Un tercer testigo, en concreto un albañil, también ratificó que sobre las 17.30 o 17.40 horas escuchó a una mujer gritar: «¡Socorro, socorro, mi hija!». La petición de auxilio venía de una casa situada a unos cien metros de donde se encontraba, pero como no escuchó más gritos ni vio a nadie, no le dio importancia. Una media hora después de ese grito, sobre las 18.00 horas, uno de los dos guardias civiles que echaron de la casa a Reñones llamó a Eva para interesarse por ella, pero ya no contestó.

Junto a estos testimonios, el juez tiene en su poder dos informes que desacreditan al detenido. En uno se apunta que los datos de geolocalización del teléfono móvil de Reñones y los de Jaular sitúan a ambos en las mismas horas y lugar donde se produjo el asesinato, en la vivienda de la víctima, donde la Guardia Civil encontró su cadáver y el de su hija. El segundo documento también sitúa al detenido en el lugar de los hechos, donde se hallaron dos cargadores de móvil, y donde no se ha encontrado ADN de terceras personas.