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Duro como la época en la que vivió. Así fue Camilo Alonso Vega, al que su papel en el golpe de estado y Guerra Civil, junto a su estrecha amistad con Franco, le llevó a ser director general de la Guardia Civil y, más tarde, ... ministro de la Gobernación durante la dictadura. Aunque naciera en El Ferrol de 1889 y se casara con una asturiana, fue otra región del norte la que le prendó, Cantabria. Concretamente Liérganes, donde veraneaba y, dado el vínculo que se estableció, terminó recibiendo la Medalla de Oro y el título de hijo adoptivo de la villa, unos honores concedidos en 1970 y que ahora el Ayuntamiento ha decidido retirar al amparo de la Ley de Memoria Histórica.
A Camilo Alonso Vega la historia le recuerda tal y como se referían a él sus subordinados: 'El general de hierro'. Aunque tal vez sea 'Don Camulo' el sobrenombre que más le acompañó en su vida y que se le impuso en alusión a su terquedad. Está claro que los apodos que recayeron en sus hombros hacían referencia a una personalidad recia; una reputación labrada desde su mando de la IV División Navarra, con la que logró decisivas victorias para el bando rebelde durante la contienda. Más tarde, en 1940, su mano firme estuvo al frente de los campos de concentración de Franco. Tampoco le tembló como director general de la Guardia Civil, cuerpo que gestionó desde 1943 a 1955 con severidad y con el que luchó contra quienes alteraban el orden durante ese periodo, como los maquis.
Un retrato que no encaja del todo con el que atesoran en su memoria algunos de los más mayores en Liérganes. «Familiar», «agradable» o «campechano» son las cualidades que destacan al preguntar por él en el casco histórico, bien porque le conocieron directamente o a través del recuerdo de sus padres, que se toparon con el militar en sus paseos diarios hasta Rubalcaba, siempre en compañía de dos escoltas.
Si Camilo Alonso Vega acabó un verano en Liérganes fue por su balneario, por la recomendación de su médico de ir allí a tratarse su bronquitis crónica. Acudía aproximadamente un mes de las temporadas estivales entre «1954 hasta un año antes de que muriera en 1971», recuerda Álvaro Rico, que durante más de 60 años tuvo una zapatería en la villa. Ahora, en su casa de La Cavada, no puede evitar contener la emoción al recordar cuando Camilo Alonso Vega apareció una tarde en su negocio para sentarse en una caja de pastillas de jabón Chimbo y charlar. No fue la última vez. «Era mi segundo padre, vio que tenía un problema en las piernas y me ayudó», explica Rico, que un tiempo después recibió una carta con un billete de tren para que fuera a la Clínica Nacional del Trabajo en Madrid. «Tuve los mejores médicos, me llamaban 'el sobrino del ministro'», recuerda con las misivas en la mano, al tiempo que señala que «me realizaron siete intervenciones, sino fuera por eso llevaría 30 años en silla de ruedas», dice sobre el problema que padece desde los nueve años.
Rico no conoce a otros con los que Camilo Alonso Vega se implicara tanto directamente, pero sí que más vecinos aseguran conocer familias del municipio que recibieron ayudas de su parte. No obstante, el zapatero remarca las obras con las que se benefició el pueblo con la presencia del ministro. «La gente mayor sabe lo que este señor fue para Liérganes, los jóvenes sólo lo conocen de oídas, pero él arregló las carreteras, las alcantarillas, el Ayuntamiento...». José María Cubría, presidente de la Asociación Liérganes XXII, comparte su opinión al respecto, y explica que «impulsó la modernización del pueblo, si no fuera por él, Liérganes no sería lo que es».
Hay otros, como el vecino Juan Antonio Higuera, de la tienda de cerámica 'El Alfar', que no tienen un recuerdo tan dulce. «Yo lo conocí muy de niño, y había cierto ambiente de temor hacia él en el pueblo por ser quien era», rememora, al tiempo que pone en duda algunas de las actuaciones que se le achacan, como la construcción del Paseo del Hombre Pez. No obstante, el Ayuntamiento en 1970 decidió otorgarle el título de hijo adoptivo y la Medalla de Oro por, como aparece en el documento de 1968, «su gran labor y cariño» por Liérganes y el «interés demostrado por las gentes más humildes y necesitadas».
Dichos títulos están ya invalidados, así lo aprobó el Pleno la pasada semana junto a la retirada de la cruz de los caídos del barrio de la Costera, tal y como ya eliminó en 2012 el nombre del exministro de una de sus calles. Los mismos honores le fueron retirados de Noreña (Asturias), pueblo de su mujer, en 2009, que, al igual que los de Liérganes y del propio Camilo Alonso Vega, ya son historia.
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