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El parque mitológico de Mina Pepita está atrapado en un bucle temporal en el que los vándalos entran y destrozan para que, a continuación, el Ayuntamiento pague los arreglos. Y vuelta a empezar. El recinto natural, ubicado en Solares, abrió sus puertas en el año ... 2015, y desde entonces no ha parado de recibir ataques. El último fue a principios de este mes, los días 6 y 7 de abril. Todavía no se conoce la identidad de los responsables, pero sí lo que consiguieron:dejar sin pies ni manos al ojáncano, una escultura de dos metros de altura, de gran envergadura, y que se encuentra guardando la entrada del lugar.
«Otra figura que se han cargado», lamentó desanimada al respecto la concejala de Hacienda, Deportes, Turismo y Festejos, María Higuera. La edil ya ha solicitado un presupuesto para la reparación, pero todavía no se ha concretado el coste que supondrá para las arcas municipales ni si se llevará a cabo dicha reparación. «No sé qué haremos, porque ahora vienen las fechas fuertes para la afluencia de público al parque, con la llegada de visitas escolares hasta junio», comentó.
Esta sería la segunda vez que el ojáncano pasa por chapa y pintura tras el maltrato recibido. Para el arreglo de dicha escultura y de sus compañeras, el Consistorio invirtió en 2016 una cantidad cercana a los 4.000 euros. A ello hay que sumar, tal y como detalló el concejal de Parques y Jardines, Borja Sañudo, «los gastos de mantenimiento casi constantes» generados tras el paso de los gamberros por el recinto, que origina la desaparición de carteles, destrozos a las papeleras e, incluso, recientemente «hicieron una fogata con uno de los bancos», recordó el edil.
«Es una pena, porque intentamos hacer algo bonito, que además atrae a la gente, y resulta que son los propios vecinos los que lo destrozan», añadió Sañudo y, con tono de resignación, incidió en que «es algo que sufrimos todos los ayuntamientos».
Las puertas del lugar se cierran todas las noches. Sin embargo, «son chavales jóvenes y se cuelan». Dado que el pasado fin de semana, concretamente el sábado 13, tuvo lugar la Feria de Abril de Solares, y para evitar nuevos actos vandálicos, se optó desde el Consistorio por precintar el parque durante todo el día. «No hubo ningún incidente que se me haya comunicado en esta edición de la fiesta», concretó Higuera.
Una de las medidas que se comenzó a barajar el pasado mayo fue la colocación de cámaras. «Ya se ha instalado una en la rotonda de Solares y se ha notado su efecto», comentó Sañudo en referencia a dicho proyecto. Además, adelantó que se está sopesando poner más tanto en la Mina Pepita como en la avenida Calvo Sotelo y el parque Monseñor de Cos. «Ya contamos con el sistema informático, que era lo más complicado para ello», valoró el edil.
El enclave, ubicado en el centro urbano de Solares, aúna increíbles formaciones geológicas con una densa vegetación, generando un hábitat especial que se aprovechó para la recreación de un mundo mágico lleno de seres de cuento (el musgoso, el arbolón y el ojáncano). El terreno de Mina Pepita es en realidad propiedad del Balneario de Solares, aunque su explotación actual como parque corresponde al Ayuntamiento de Medio Cudeyo, que fue el encargado en 2015 de su transformación en un bosque fantástico con seres mitológicos.
El edil de Parques y Jardines explicó que «el contrato de alquiler está cerca de llegar a su fin, dentro de dos años». Sin embargo, apuntó que habrá que negociar las cláusulas con los propietarios. En lugar de la década de cesión que se acordó con la última firma, estarían interesados por un periodo de «al menos 25 años», sobre todo porque, según Sañudo, de lo contrario «no sale rentable» y eso a pesar de que «el recinto es un punto turístico importante para el municipio».
Con dicho acuerdo alcanzado, desde el Ayuntamiento explican que se «invertiría» para completar el conjunto de Mina Pepita. «Las actuales esculturas no se pueden mover porque están hormigonadas, pero nos gustaría añadir otras que se pudieran trasladar para invitar a los visitantes a localizarlas por el recinto». Así que, a pesar de estar tocados, los seres mitológicos no están hundidos.
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