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Sin sonido de campanos, ni rodaduras de carros, ni barra de bar, ni animales en sus recintos, ni tampoco ganaderos reencontrándose. La imagen de este jueves de la pradera del Convento de Hoznayo dista ,y mucho, de la que nos tiene acostumbrados cada 19 de octubre por San Lucas. «Triste», resumía ante el panorama Milagros Pérez, ganadera de El Bosque, al ver que donde tendrían que estar los pasillos entre las cancelas rebosantes de caballos, vacas y cabras sólo había un par de niños correteando en lo que parecía su campo de fútbol particular. Esa escena desierta es la que deja a su paso la enfermedad hemorrágica epizoótica, puesto que «esta comarca es el epicentro del foco y por precaución había que suspender», dice la alcaldesa de Entrambasaguas, María Jesús Susinos. Cancelar, por precaución, pese a que ello suponga faltar a un ancestral encuentro con más de 500 años de historia.
Para Enrique Abascal, de 22 años y vecino del municipio de Entrambasaguas, este jueves fue el primer 19 de octubre de su vida que se trasladó hasta Hoznayo a pie en lugar de a caballo. Al potro tuvo que dejarlo esta vez en casa. Y como él, todos. «Normalmente se baja de los pueblos a caballo con las vacas detrás». Lo dice Agustín Cueto, de 64 años. Él también es un incondicional de este encuentro ganadero desde pequeño, cuando acudía de la mano de su padre, Ángel Cueto, que fue alcalde del municipio y se encargaba hace décadas de cobrar los cupones que permitían participar en la feria. En ella terminó participando Agustín como ganadero ya adulto. Al igual que Toñín Asenjo, de 76 años, que creció asistiendo a una fiesta en la que terminó no sólo participando con su rebaño de vacas sino impulsándola. «Hace más de una década la feria estuvo a punto de desaparecer y como yo era concejal me propuse rescatarla». Y así lo hizo, hasta insuflarla a lo que hoy conocemos. Él fue el artífice del cambio de ubicación, la pradera del Convento, junto al Palacio de los Acevedo. en unos años en los que se tuvo que animar la participación pagando, en lugar de cobrando cupones como hacía el padre de Agustín.
Enrique, Agustín, Toñín, Milagros y cada uno de los ganaderos que han formado parte de los más de cinco siglos de historia desde que la feria de San Lucas se celebrara por primera vez en plena baja Edad Media (1521) conforman la memoria de esta tradición. Ninguno de ellos recuerda que el encuentro se haya dejado de celebrar en las últimas décadas, a excepción de los años azotados por el covid. Acumula mala racha el ritual de San Lucas. Una fecha que es «sagrada» para el municipio de Entrambasaguas. «Mi marido casi no ha podido ni venir porque tenía una pena enrome de ver esto así de vacío, aunque al final se ha animado», explica Milagros, que todos los años acude a exponer sus yeguas y sementales y a la hora de la comida lleva al recinto ferial un cordero para la familia. «Esta vez el guiso está en casa». Igual que su hijo, que se ha quedó en Logroño pese a que desde hace meses, como siempre, tenía avisado que el 19 de octubre se cogía el día libre para ir a Hoznayo.
Es un día que no se perdona. De convivencia. De ir y venir, de trajín. De encontrarse entre compañeros y hablar de viejas batallitas. «La mujer por eso no quiere venir conmigo, porque te paras a hablar con todos», apostilla Agustín. Ni él ni Toñín faltaron este jueves pese al panorama nada halagüeño. Pero sí que echaron en falta a decenas de los suyos. «Con la alta incidencia de la enfermedad hemorrágica epizoótica el ambiente no estaba para fiestas», apostilla la alcaldesa, que insistía en que el sector «lo está pasando muy mal, por ejemplo un vecino del municipio tiene a 70 de sus 100 vacas afectadas». Con ese caldo de cultivo, y «siguiendo la recomendación de la consejería», se optó por no convocar la feria. En su lugar, su ofreció un espectáculo ecuestre y otro de aves rapaces, cuyo montaje no ocupó ni una cuarta parte del terreno. Y se organizaron los conciertos de King África y Rosa. Eso, unido al mercado tradicional, que volvió a contar con 400 puestos −el tope de capacidad que puede albergar la carretera− y que generó una numerosa afluencia. Pero aún con todo, este jueves Hoznayo no vibraba con la esencia de San Lucas. Ahora queda esperar que el capítulo del año que viene se vuelva a escribir montado a caballo.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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