El orgullo de la Finca del Marqués de Valdecilla
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Aniversario ·
Todos los fines de semana de julio hay eventos para celebrar el décimo aniversario de la apertura del complejoSaber qué pensaría el marqués de Valdecilla, don Ramón Pelayo de la Torriente, si levantara la cabeza y retornase hoy a su finca para encontrarla convertida en un espacio abierto a la ciudadanía es una quimera, pero podemos intentar hacernos una idea. «Estaría encantado ... de cómo se ha recuperado del abandono y agradecido de que su legado pueda ser conocido». Así lo ve Juanjo Paredes, el actor que se pone en la piel del ilustre marqués en la obra producida dentro del programa de actos especiales por el décimo aniversario de la apertura del recinto como espacio museístico, después de la adquisición en 2003 de la propiedad y posterior rehabilitación que llevó a cabo el Ayuntamiento de Medio Cudeyo.
Lo que ahora es un resplandeciente reducto del Caribe en Cantabria, con palmeras y demás flora tropical, fuentes y construcciones indianas, hace poco más de una década tenía un aspecto completamente antónimo, decadente. «Recuerdo abrir la puerta de la Casa Blanca y encontrar todos los muebles amontonados», explica Ana Cagigas, técnico de Patrimonio y Turismo del Consistorio. A esa imagen precaria hay que añadir que incluso en el interior «había murciélagos» y los tejados de las viviendas estaban en muy mal estado, todo ello aderezado por el hedor de la humedad. En el exterior la imagen no era, ni mucho menos, más halagüeña. El jardín se había asilvestrado hasta convertir en secretos sus caminos y fuentes, tal y como rememora Lourdes del Cerro, responsable del área natural de la Finca.
Ante tal escenario, no es de extrañar que el reto se antojara inabarcable: «¿En qué lío nos hemos metido?», se cuestionó Del Cerro; su compañera Cagigas apostilla que «era un proyecto tan grande que no sabías por dónde empezar». Corría el verano de 2003 cuando arrancaron los trabajos, y pese al denodado esfuerzo que supuso, ambas técnicos municipales describen ese año inicial como «el más bonito». «Yo he estudiado Historia del Arte, así que para mí esto era el trabajo soñado», reconoce la encargada de Patrimonio. Mientras, la responsable del área natural explica que «fue un periodo en el que descubrías todo, por ejemplo un invernadero del que sólo habíamos oído hablar o la huerta, que a mí me parece que estaba muy bien diseñada para la época, y que se encontraba invadida por zarzas».
La labor en los exteriores, que suman 15 hectáreas, se consiguió sacar adelante gracias a los talleres de empleo que se organizaron junto con el Emcan, y que se siguen celebrando, en los que se da formación y trabajo a desempleados. «Esto ha sido posible por el desempeño de los alumnos», remarca Del Cerro. Por su parte, la recuperación del complejo de viviendas se llevó a cabo mediante fondos municipales y la colaboración del Gobierno cántabro. Así hasta que en 2011 tuvo lugar el primer gran hito de toda esta andadura. Fue entonces, justo ahora hace una década, cuando se abrió como espacio expositivo la Casa Blanca, un lugar en el que desde ese momento se han exhibido 58 muestras y han recorrido 70.000 visitantes.
Todo ese proceso se va a rememorar en una exposición especial que se inaugura el sábado en la Finca a modo de conmemoración. Junto a ello, todos los fines de semana de este mes de julio se celebran más propuestas como parte del programa, incluidas una actuación infantil, un recorrido por las partes más ignotas de los jardines y la presentación de un fondo floral cedido por Carolina Piris. Sin olvidar la representación teatral que ha producido la compañía El Callejón Teatro, con una obra creada y dirigida por Ramón Qu en la que además de Ramón Pelayo aparece representado, entre otros, su amigo y arquitecto Gonzalo Bringas, a cargo del actor José María Páez.
El décimo aniversario no representa una meta. Sólo es un paso más, un breve alto en el camino para valorar lo ya andado y lo que queda por delante. «Este es un proyecto que nunca termina, siempre hay algo por hacer», remarca la técnico de Patrimonio. Ahora van a por la siguiente zancada, que no sólo es mantener lo ya conseguido. «Este es un hito que encaja muy bien con el lema de 'Cantabria Infinita' y queremos conseguir que aparezca siempre en los estands de la región», adelanta Cagigas. Un propósito para el que van a seguir trabajando, siempre con el objetivo en la mente de hacer de la finca un lugar del que el marqués se sentiría orgulloso.
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