Pilar Lavín Acebo, vecina de Liérganes, cumple cien años

Hay personas que parecen empeñadas en romper moldes, como Pilar Lavín Acebo, que es la vecina de más edad de Liérganes y que acaba de cumplir un siglo de vida. No sólo por eso se trata de una mujer singular, también porque la anciana dedicó más de cuarenta de sus cien años a ejercer el oficio de la carnicería tanto en Liérganes como en Santander en tiempos en que la profesión estaba reservada para los hombres. Así pues, es una testigo incontestable de la vida del municipio, y por todo ello el Ayuntamiento de la villa decidió rendirle un íntimo homenaje en su domicilio al entregarle una placa.

«Son muchos años, pero me cuidan muy bien. Tengo una hermana que está pendiente de todo», comenta Pilar agradeciendo la atención y cuidados que le dedica su hermana Cuquis, que está camino de cumplir los 94 años el próximo otoño. Ambas son las supervivientes de una familia numerosa de la villa, los Lavín Acebo. Junto a sus otros cinco hermanos: Yeyes, Luisa, Andrés, José y Francisco, regentaban de forma simultánea dos carnicerías bajo el nombre de 'Los Cariñosos': una en la calle Mercadillo de Liérganes, al pie de la carretera autonómica que conduce a Miera y San Roque, y otra en el Mercado o plaza del Este, en Santander.

«Hemos sido una familia muy unida, y yo alternaba temporadas en las dos carnicerías», recuerda Pilar, puesto que todos los hermanos, pese a estar divididos entre los dos despachos, se reunían los fines de semana en la casa familiar de la villa. Pilar y Cuquis evocan años de largas jornadas de trabajo con carne que obtenían de sacrificar en el viejo matadero de Liérganes, hoy reconvertido en oficina de turismo junto al Puente Mayor. «Teníamos una clientela enorme tanto en Santander como en Liérganes, y el público siempre reclama calidad en lo que compra», añade Pilar.

En 1985 terminó su actividad en la capital, con el cierre del Mercado del Este, pese a que el despacho de 'Los Cariñosos' tenía multitud de clientes. «El Mercado del Este estaba mal, sin apenas mantenimiento, nos dio mucha pena abandonar un lugar en el que ejercimos el oficio con mucha dedicación», cuentan Pilar y Cuquis. Pese a que el derribo era inminente, finalmente el edificio, de estilo neoclásico y construido en 1837, fue declarado monumento de interés cultural, lo que evitó su desaparición. Los Lavín Acebo todavía aguantaron en el oficio un poco más con el negocio en Liérganes hasta que fue vendido a un joven carnicero de Pámanes.

Pilar, que cumplió los cien años en abril, recibió recientemente en su casa el homenaje que el Ayuntamiento de Liérganes dedica a todos los vecinos que alcanzan esta edad. La mujer se emocionó en la entrega de la placa de plata que recuerda su condición de centenaria. Además, se le obsequió con una orquídea y unos bombones para endulzar nada menos que un siglo de vida. Con emoción, agradeció al alcalde, Santiago Rego, y a los tenientes de alcalde José Ortiz y Ana Ríos, los regalos.