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«Si no sabes hacia dónde vas, cualquier camino te llevará ahí», le decía el Gato Sonriente a la desorientada Alicia en su travesía por el País de las Maravillas. Sin embargo, en la generación de las nuevas tecnologías encontrarse está al alcance de un ... móvil. Sólo hay que acudir a 'Google maps' para saber cuál es tu paradero y qué rumbo tomar, sin altos en el camino ni preguntas a desconocidos. Así que se nos ha privado del lujo de perdernos. Por ello nacen proyectos como el de San Román de Cayón, donde ha crecido en casi dos hectáreas de maizal un imposible y enrevesado laberinto para aventureros.
Una especie de mensaje sin cifrar trazado para los alienígenas en el cultivo. Ese es el resultado que se observa a vista de pájaro de la finca La Flor, en San Román de Cayón. Nada más lejos de la realidad, no se trata de ningún jeroglífico que interpretar, o al menos no literalmente, porque sí que propone un reto a todos los que a partir de ya acudan a perderse en sus más dos kilómetros y medio de interminables pasillos dispuestos en cerca de dos hectáreas de maizal. El primero de estas características en la región y que se une al que existe desde 2017 en Villapresente, realizado con setos, y que está considerado el pasatiempos más grande de España.
18.000 metros cuadrados, casi dos hectáreas, de laberinto.
2,5 kilómetros de recorrido suman los pasillos
Nadie se imagina el camino que hay por delante a la entrada del recorrido. «No parece tan enorme desde fuera», reconocían a viva voz integrantes de uno de los primeros grupos en enfrentarse esta semana al laberinto de San Román. La intención de sus creadores es llevar al engaño una y otra vez. Cuando parece que se ha dado con el sendero correcto, acabas dándote cuenta de que no te lleva a ningún sitio o, peor, has vuelto al punto de partida. «¡Verás como no salimos de aquí!», gritaba entre risas uno de los participantes.
Aunque las instalaciones abrirán sus puertas de manera oficial el próximo viernes día 12, la puerta del laberinto está ya abierta para los más atrevidos. Para ello se ha fijado un precio de entrada para adultos de 5 euros y 4 para los menores de entre 4 y 12 años. En el caso de grupos y personas de la tercera edad también hay precios reducidos. Además, se plantean recorridos nocturnos los viernes y sábados con un precio de 6 euros.
A lo largo de las 30 temporadas y más de 600 capítulos que forman hasta ahora la serie de televisión de 'Los Simpsons' es normal que se haya tocado ya buena parte de los temas que giran en torno al ser humano. Fue precisamente durante el visionado de uno de sus episodios cuando a Rosa Gutiérrez, que en ese momento estaba trabajando como pluriempleada, se le encendió la bombilla. «Aparecía un laberinto en un maizal y pensé que eso había que hacerlo», rememora entre risas.
En cuanto Gutiérrez se lo comentó a su compañera de trabajo, Montse Rodríguez, esta se sumó. «Pronto empezamos a mover cables. Lo vimos muy claro», reconoce la segunda. Uno de los primeros pasos fue localizar una finca. La zona escogida para ello fue el valle de Cayón, dado que residen en el municipio, se encuentra dentro de los Valles Pasiegos, cerca de Santander y a escasos minutos de Cabárceno. «Consideramos que hay pocas ofertas complementarias de ocio en turismo en Cantabria y especialmente en la zona, así que pensamos que había espacio para ello», valora Gutiérrez, a lo que Rodríguez añade que «además creíamos que no conllevaría una inversión muy grande», algo que el tiempo y la experiencia se ha encargado de desmentir, confirman.
Los tres emprendedores encargados del proyecto señalan que este pasatiempo está diseñado para todos. «Desde grupos de niños hasta despedidas de solteros; no se me ocurre un público objetivo concreto», remarcan.
El día 12 se ha señalado como la apertura oficial del espacio, aunque todo el que se anime puede acercarse ya a hacer el recorrido. Las entradas tienen un precio de 5 euros para adultos y 4 para niños y tercera edad. También habrá recorridos nocturnos los viernes y sábados.
Fue en ese momento cuando, buscando y buscando, fueron a parar a la finca de Jesús Alonso, la Granja La Flor, en San Román de Cayón. Él siempre se ha dedicado a la ganadería, de hecho cuenta con 200 vacas. No obstante, el actual precio de la leche, le animó un tiempo atrás a diversificar y buscar nuevas fuentes de ingresos, para lo que incluyó en su terreno unas instalaciones de juegos para la celebración de fiestas y cumpleaños. «Pocos lugares tienen un entorno como el que yo tengo aquí», recalca.
El ganadero cada vez apuesta más por eso que ahora está en auge, o así lo concibe él, conocido como agroturismo así que en cuanto las dos mujeres le lanzaron la propuesta, él la atrapó al vuelo. Pronto se pusieron manos a la obra y diseñaron un boceto de un laberinto que luego trasladaron al campo. Para ello, sembraron, dibujaron con cal los pasillos y marcaron con cuerdas y estacas para luego segar. «Lo bueno que tiene este tipo de laberinto es que el próximo año podremos realizar otro itinerario distinto», afirman los responsables del proyecto.
Además, conforme pasen los días, su complejidad irá en aumento, porque Alonso adelanta que «ahora las plantas miden la mitad de lo que llegarán a alcanzar, que son unos tres metros». Acaban de abrir el juego, y esperan mantener la recepción de público hasta finales de septiembre o principios de octubre, momento en el que se cosechará.
En España ha habido laberintos de maíz en León, Álava, Lleida y ahora también se puede encontrar en Cayón. «Es algo muy común en Estados Unidos, donde hay más de 800», concreta Rosa Gutiérrez.
Aunque el objetivo debería ser salir por tu propio pie y memoria, para aquellos que se olviden de ir echando miguitas de pan, habrá personas encargadas de guiar si llegara el caso. «Cuando diseñé el recorrido pensaba que sería más fácil de lo que al final ha sido», confiesa Gutiérrez. De hecho, Alonso comenta al respecto que «el otro día tuve que dar una pista a una pareja porque no encontraban la salida y se empezaban a agobiar».
De todas formas, no debería haber razón para nerviosísimos porque, como demuestran algunas historias como la de Alicia, perderse a veces es el mejor camino para encontrarse, ya sea en el País de las Maravillas o en un laberinto de San Román de Cayón.
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