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El escenario de una extenuante batalla, por ahora, perdida. Eso es Mina Pepita, que alberga el parque mitológico de Solares y que lejos de ser ese paraje singular para recibir visitantes que debiera ser se ha terminado convirtiendo en territorio conquistado por los vándalos, ... que han visto en él su trinchera particular para celebrar botellones. Escaramuza a escaramuza, fin de semana a fin de semana, a lo largo de los últimos años lo jóvenes no han dado tregua al Ayuntamiento de Medio Cudeyo, sembrando de basura el recinto, atentando contra las figuras, sustrayendo carteles, destruyendo el mobiliario y, en una ocasión, arrancando la puerta de forja de la entrada. Ahora, tras tiempo lidiando con ello y los dos últimos meses con el espacio clausurado por su mal estado, el Consistorio ha dado un golpe en la mesa y ha anunciado que acometerá un proyecto integral para devolver a la Mina Pepita su esplendor arrebatado, colocando nuevas figuras y arreglando los senderos, al tiempo que será dotada de seguridad.
Desde el pasado 24 de marzo, en el acceso al parque se puede leer una notificación del alcalde, el regionalista Juan José Perojo, que informa de que «las instalaciones están cerradas por el mal estado en el que se encuentran por ataques vandálicos reiterados». Una clausura que se mantendrá «hasta nuevo aviso», hasta que se lleven a cabo «las labores de acondicionamiento, limpieza, restauración y puesta a punto necesarias para su reapertura». Lo que podría entenderse como una petición de tregua en la contienda no ha persuadido, ni mucho menos, a los gamberros. Más bien todo lo contrario. Parece que han terminado por concebir que han salido victoriosos, y no han renunciado a invadir Mina Pepita. Tanto es así que, pese a llevar más de dos meses con la puertas cerradas, el interior está plagado de botellas, bolsas y otros plásticos, y los cubos de basura rebosan.
A eso hay que añadir que un tocón es todo lo que queda del Arbolón, una de las tres figuras de la mitología cántabra que existían en el parque. «Estaba en muy mal estado y dimos la orden a los operarios de que lo retiraran», explica la concejala de Turismo, Angélica Palacios. Con lo que esa es la primera baja oficial de esta guerra sin cuartel. El conjunto de esculturas ha sido blanco de ataques de manera continua, y desde el Consistorio se han llevado a cabo sucesivas reparaciones de las mismas, pero el daño infringido al Arbolón, que hace tiempo que perdió sus ramas en forma de brazos, no se podía remendar.
A tenor del escrito de clausura que cuelga en la puerta del recinto, podría sustraerse que el equipo de gobierno (PRC-PSOE) se ha rendido, y que el paraje permanece vedado para vecinos y visitantes mientras los vándalos continúan causando estragos con total impunidad. En realidad, el actual cierre es un punto de inflexión que pretende marcar un antes y un después. Se terminó la lenidad, comienza la reconquista de Mina Pepita. O, por lo menos, así lo trasladan desde el Consistorio que, tras años sobre la mesa, finalmente ejecutará un proyecto para recuperar Mina Pepita. Una iniciativa que ya se ha aprobado dentro del paquete de inversiones de casi tres millones y medio de euros que salió adelante en el último pleno.
En concreto, al recinto irán a parar inicialmente 65.000 euros, aunque «podría ampliarse», apunta la concejala de Hacienda, María Higuera. Dicho presupuesto servirá para varias actuaciones enfocadas a poner fin a la situación precaria del lugar. Para empezar, se va a llevar a cabo el cierre perimetral total, puesto que ahora las vallas sólo cubren el recinto de manera parcial, ofreciendo varios puntos fáciles de entrada a los invasores. Asimismo, se va a proceder a cubrir la zona con cámaras de videovigilancia, lo cual «es indispensable, la clave para controlar el espacio y atajar el problema», dice el concejal de Parques y Jardines, Borja Sañudo.
Asimismo, la inversión posibilitará que se recuperen una vez más las esculturas del Musgoso y el Ojáncano. Junto a ellas, se integrarán otras cinco completamente nuevas, en representación de la Anjana, el Culebre, el Trenti y dos caballucos del diablo, que se han encargado al artista Fran Querol. Con ello, la edil de Turismo también adelanta que se restaurarán los caminos, «muy afectados por los botellones», se repondrá toda la señalética desaparecida y nueva cartelería.
El parque no volverá a abrir hasta que se acometa todo el proyecto, lo cual podría ser tras el fin del verano, pero Palacios no se muestra tan halagüeña, y cree que la reinauguración tomará algo más de tiempo. Sea antes o después, el Ayuntamiento de Medio Cudeyo ya está en vías de resolver esta particular cruzada.
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