Unos potros de premio en Heras

A los pottokas −raza de poni en peligro de extinción autóctona del País Vasco− se les había dado por perdidos. Eran como ese alumno que es carne de cañón al que tan siquiera se le ofrece una oportunidad. Claro, al hombre sólo le conocían de cuando subían a por ellos para cazarlos y convertirlos en chuletas, a lo que ellos, como es comprensible, demostraban una actitud poco predispuesta. «Aquello era una salvajada», recuerda Pedro Lana, presidente de la Asociación de Criadores de Pottoka de Vizcaya. Sin embargo, hace unas décadas se probó darles un mejor trato, y se comprobó entonces que su carácter no era tan indómito, que podían tener más futuro. Ese porvenir se acaba de asegurar en el Centro Integrado de Formación Profesional de La Granja de Heras (Medio Cudeyo), donde desde este curso en el Ciclo Medio de Técnico en Actividades Ecuestres han apostado por esta raza por sus buenas características para la docencia, lo que les ha valido un premio de casi diez mil euros como uno de los proyectos seleccionados en la convocatoria Dualiza Caixabank.

Cuando era pequeño, Lana ya acudía a la montaña con su familia y más ganaderos a cazar a los pottokas. «Era peor que el Oeste, se les lanzaba a los perros, se les cortaba las orejas para diferenciar la propiedad y se les marcaba a hierro». Pero, dice el presidente de la Asociación que mira por estos ponis desde finales de los ochenta, hace unos años se apostó por ellos para sacarles una rentabilidad, hacer una selección y llevarlos a las hípicas. «Ellos nunca habían tenido la oportunidad de tener buenos profesores, así que hicimos desbraves, los cuidamos, los mimamos y los susurramos y vimos que tenían muy buenas aptitudes», asegura Lana.

Unas características que también aprendió a valorar Iratxe Zubiria cuando estuvo trabajando como veterinaria equina en Vizcaya en el 98. «No conocía la raza y me enamoré de ellos por las posibilidades que tenían; valen para más que para carne, tienen un carácter muy dócil y aprenden muy rápido», ensalza Zubiria, que los últimos siete años ha trabajado como profesora en el Centro de Formación de Heras. Por ello este año se decidió en La Granja por integrar a los pottokas, porque además «comen y ocupan menos, así que en un centro público como este son todo ventajas».

Para su introducción en Heras se llevó a cabo el proyecto 'Integración interactiva de una raza autóctona en extinción en la enseñanza', con la colaboración del grupo vasco. El planteamiento de la propuesta fue presentado a la convocatoria de Dualiza Caixabank y la Asociación de Centros de Formación Profesional FPEmpresa, donde fue seleccionado como uno de los 30 «más innovadores» del país y premiado por ello con casi diez mil euros. Es la primera vez que un centro de Cantabria es galardonado en este certamen y la organización del mismo ha valorado no sólo el trabajo con una especie en peligro de extinción, sino también la oportunidad a futuro que representa para el mundo rural y para los estudiantes de La Granja. Con lo que los pottokas ya son un alumno más en La Granja de Heras.

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