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La palabra que más repiten los alcaldes de Trasmiera, del valle de Cayón y de los municipios colindantes para definir su postura actual ante la crisis sanitaria es «prudencia». Aunque desde los consistorios todavía no alcanzan a ver con claridad cómo se van ... a desarrollar los próximos meses, sí que se están preparando para que, venga lo que venga, no les pille con el pie cambiado. Pese a la incertidumbre se van tomando medidas; por ejemplo, en Ribamontán al Mar están preparando todo de cara al verano y la llegada de turismo.
Todavía los diferentes equipos de gobierno no han tomado una decisión tajante sobre la celebración de fiestas y otros eventos en lo que queda de año, aunque hasta agosto sí que parece que el calendario se ha quedado sin celebraciones en la zona. El alcalde de Villaescusa, Constantino Fernández, ya da por perdido el WildMarket, la fiesta de los mayores, la marcha contra el cáncer, el día de la bicicleta y la muestra de artesanos. Todo ello estaba concertado para tener lugar en junio. «Me temo que seguramente los próximos meses irán detrás», lamenta Fernández.
En Medio Cudeyo el regidor Juan José Perojo también va con pies de plomo. «No podemos decir a la ligera que sí va a haber fiestas. Hay que tomar decisiones sobre la marcha, según se dé la situación», valora. Además, hace hincapié en que están a la espera de «procedimientos y directrices».
En el ayuntamiento vecino de Entrambasaguas comparten la misma postura. Su alcaldesa, María Jesús Susinos, insiste en que «no es momento de tomar decisiones rotundas sobre mantener fiestas y otros eventos». Pero sí que adelanta que «con las multitudes que se congregan es imposible pensar en su celebración. Nos estamos jugando mucho».
Precisamente desde Liérganes, el regidor Santiago Rego apunta a la misma dirección: «Los ayuntamientos pequeños, sin Policía Local ni agrupaciones de Protección Civil, no tenemos medios para garantizar que haya la suficiente distancia social»; lo que sí asegura es que «la oficina de turismo estará abierta». También en Ribamontán al Mar esperan que, antes o después, empiecen a llegar visitantes, aunque no saben cómo será esa fase. Por el momento ya están iniciando los trámites de contratación de socorristas y se están ejecutando trabajos de limpieza en los arenales. «Jugamos con la ventaja de que tenemos muchos kilómetros de playas y eso es nuestro fuerte para abrirnos al turismo», confía la primer teniente de alcalde, Araceli Colina.
Estas últimas semanas lo que está centralizando la actividad de los ayuntamientos en Trasmiera es el reparto de mascarillas para adultos y menores para que la 'desescalada' se haga con mayor seguridad. Principalmente esas mascarillas han sido adquiridas por los consistorios o son las aportadas desde el Gobierno regional, de cuyo reparto también se encargan las Administraciones locales.
Asimismo, ha habido desde que se decretara el estado de alarma un importante flujo de mascarillas gracias a costureras voluntarias. Penagos ha abanderado el movimiento desde un inicio, pero también ha habido mucha participación en Cayón, Ribamontán al Monte y Solórzano, entre otros.
Además, los consistorios han estado trabajando los últimos días en incrementar las medidas de seguridad, y por ejemplo han instalado mamparas y señales en las casas consistoriales. Además, en el caso de Cayón, han informado de que se realizan pruebas serológicas para la detección de anticuerpos a sus empleados.
Por otra parte, se están promoviendo distintas actuaciones de apoyo al comercio. En el caso de Riotuerto, el alcalde, Alfredo Madrazo, adelanta que se van a ofrecer ayudas a los negocios del municipio para adquirir material de seguridad o incluso máscaras. También el regidor de Cayón, Gastón Gómez, se ha reunido recientemente con comerciantes para valorar sus necesidades y contemplar medidas. Mientras, en Liérganes ya se ha decretado facilidades y la eliminación de tasas para terrazas y exposición de productos en la calle.
Esas son algunas de las medidas y actuaciones que se han llevado a cabo en estos meses en los que Trasmiera y Cayón, junto a todo el país, se han tenido que adaptar a las necesidades a pasos agigantados. Y el camino no ha terminado.
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