El puente de Solía emprende el vuelo

Eran las 07.00 de la mañana de ayer cuando Ildefonso Ibáñez, vecino de El Astillero, divisó desde su huerto cómo empezaba a llegar una enorme grúa dirección al puente de hierro. Ya más tarde, a eso de las 11.00 horas, se acercó al lugar como otros treinta curiosos que se paraban en la zona para comprobar con sus propios ojos el comienzo de la maniobra. «Me he llevado una gran alegría de ver que lo van a arreglar», dice el paisano, que nació en el 48 y todavía recuerda cuando «con diez añucos mi madre me mandaba a cruzarlo a pie para comprar leche». Era una época en la que en lugar de transitar ciclistas y paseantes por él circulaban «muchos trenes hacia Ontaneda, pero había unas planchas estrechas por las que los peatones podíamos cruzar».

Así las cosas, Ibáñez era uno de los que estaba preocupado por el futuro de la estructura desde que a finales del año pasado se detectara una profusa brecha que no hizo más que acentuarse hasta que en cuestión de meses se tuvo que cortar el paso por precaución. «Me temo que esta es una intervención que ya se debería haber realizado cuando hicieron la obra hace dos años», valoraba ayer mientras, desde la distancia, no apartaba ojo de cómo iba avanzado el levantamiento del puente. Y eso que la actuación se demoró algo más de lo esperado, tanto que un ciclista del espontáneo grupo que surgió no se cohibió en animar: «¡Venga que no tenemos toda la mañana!», apremió.

La parte más complicada del izado es cuando el puente se desprende de su sostén. Y eso no acaeció hasta justo las 13.00 horas. Se trata de una intervención que hay que realizar con sumo mimo, por la peligrosidad y porque estamos hablando de levantar por el aire un peso de más de 40 toneladas, para lo que hizo falta una grúa que alcanza los 150 metros de altura, aunque ayer no fue necesario que se desplegara más allá de los 36 metros. Ya una vez separada de la base el resto fue visto y no visto, tan sólo llevó 15 minutos más. Al puente hubo que alzarlo unos cinco metros para salvar un poste y un cableado. Tras ello, se posó en una estructura provisional preparada para la ocasión, y en la que permanecerá la pasarela las próximas semanas hasta que pueda regresar a su lugar.

El retirar el puente era una parte capital para poder acometer los trabajos que se desempeñarán ahora, consistentes en vaciar los soportes, generar una losa de cimentación y colocar unos micropilotes. La actuación va a ser tanto sobre el estribo del margen de Villaescusa, el más dañado, como en el de Astillero, que presenta también indicios de socavación. Tal y como valoró el consejero de Obras Públicas, Ordenación del Territorio y Urbanismo, José Luis Gochicoa, la labor se prolongará hasta los dos meses y supondrán una inversión que «todavía no está concretada, pero rondará los 400.000 euros». Por su parte, los alcaldes de Villaescusa, Constantino Fernández, y El Astillero, Javier Fernández Soberón, agradecieron al Gobierno la «celeridad» para responder a esta necesidad y esperan ver pronto a «estos dos municipios hermanos» unidos peatonalmente ya con el puente de Hierro restablecido.