Ribamontán al Mar pide ayuda a Costas para recuperar los daños de los temporales
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El desprendimiento de la escalera de la playa de Langre y la pared que se ha formado en Loredo por falta de arena preocupan de cara al veranoSecciones
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El desprendimiento de la escalera de la playa de Langre y la pared que se ha formado en Loredo por falta de arena preocupan de cara al veranoBárbara, Ignacio, Odette, Dora... son tantos los nombres que llevamos desde que en 2017 se decidiera bautizar a los temporales, que ya es difícil recordarlos todos. Pero hay unos más imborrables que otros dependiendo del lugar y las repercusiones que trajo consigo, y si ... en Madrid es Filomena el que costará olvidar, en Ribamontán al Mar es la huella de la borrasca Ernest la que sigue impertérrita. Su paso a comienzos de diciembre se llevó por delante las escaleras de acceso a la playa pequeña de Langre, causó desprendimientos en los acantilados, formó hoyos en campos... y dejó buena parte de la playa de Loredo desnuda, y en donde sí que quedó arena, con el desnivel, se formó una impresionante pared vertical de hasta más de tres metros en determinados puntos. Y ahí sigue el muro, dos meses después, como si fuera una nueva duna y sin forma de bajar a la playa de Langre.
Es a Demarcación de Costas en Cantabria a quien corresponde pagar los platos rotos por Ernest. Así lo traslada desde el Ayuntamiento de Ribamontán al Mar la teniente de alcalde y portavoz regionalistas, Araceli Colina, que también habla en calidad de presidenta de la Junta Vecinal de Langre. La edil apunta a que tanto el problema de arena de Loredo como el de las escaleras son «destrozos bastante grandes» y que supondrán «una actuación costosa», y que no puede ser acometida por el Ayuntamiento, además de que «no se encuentra dentro de sus competencias».
De esta forma, la regionalista explica que «en el mismo momento en el que ocurrió todo en diciembre, el alcalde −Francisco Asón− se puso en contacto con el jefe de la Demarcación de Costas, José Antonio Osorio, para buscar una solución». Por el momento, la respuesta que han dado al Ayuntamiento es que «tenían que presentar la cuestión en Madrid porque son unos grandes daños y una inversión económica importante», detalla Colina.
Lo cierto es que a pesar de lo insólito de la imagen que presenta actualmente Loredo, con la gran pared, el problema que sufre el arenal no es nuevo, y Ernest sólo lo evidenció exponencialmente. «Los temporales del invierno y el arroyo que viene de Castanedo y desemboca en la playa de Loredo hace que falte arena en unos puntos y haya de más en otros», retrata la teniente de alcalde. Así que, cuando se acerca cada verano «desde el Ayuntamiento pedimos los permisos pertinentes a Costas y nosotros nos hacemos cargo de acondicionar el arenal de cara a la temporada», añade.
En esos trabajos, que se suelen acometer en mayo, se utilizan una pala y dos camiones para trasladar la arena de más de unos puntos a las zonas que tienen de menos. Además, en esas labores, junto a la limpieza y cribado, se reconduce el arroyo para corregir su curso de forma que esté recto.
Todo ello, aunque la competencia sea de Costas, es un gasto que se sufraga con las arcas municipales de Ribamontán al Mar. La diferencia es que esta vez seguramente no sólo baste con mover la propia arena de la playa de un punto a otro, sino que haya que añadir nueva, con lo que se prevé que será una actuación costosa. «Ante la magnitud de lo que ha ocurrido este año no sabemos lo que hay que hacer, para empezar seguramente habrá que meter todo el montón de arena que ha salido al aparcamiento», detalla Colina al tiempo que añade que «es un destrozo que dudamos que podamos afrontar nosotros, además todavía hasta el verano puede haber más temporales».
En lo que respecta a Langre la solución todavía parece más complicada de solventar antes del verano. En su caso, la escalera de acceso a la playa pequeña se llevó la peor parte, y con la llegada de la borrasca se desprendió completamente partiéndose en varios trozos a causa del derrumbe del acantilado que la sostenía. «Desde el Ayuntamiento procedimos a la colocación de unas vallas para que no bajase la gente y después Costas colocó un vallado menos provisional y un cartel avisando del riesgo», comenta Colina, y a su vez detalla que «no sabemos si podrán construir la nueva escalera pronto, pero en ese caso se intentará habilitar de cara al verano para que la gente pueda bajar con seguridad». Así que, por ahora, no hay vistas de que se vayan a remendar los efectos de Ernest en Ribamontán al Mar, que ha dejado una huella en la arena difícil de borrar.
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