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Imagen de las cajas repletas de Agua de Solares en las inmediaciones de la embotelladora. Roberto Ruiz
Solares, el pueblo que emanó del agua

Solares, el pueblo que emanó del agua

El preacuerdo de venta con el Grupo Fuertes supone una «extraordinaria» noticia para trabajadores y vecinos, testigos de las luces y sombras de la empresa centenaria

Ana Gil Zaratiegui

Santander

Domingo, 28 de julio 2024

El trasiego de los enormes camiones de Agua de Solares todavía permanece en la retina de los vecinos de esta localidad de algo menos de 4.000 habitantes, cuya historia ha discurrido en paralelo a la de la marca de agua a la que debe su nombre. «Salían y entraban filas y filas con más de 100 vehículos al día, la estampa era impresionante». Este recuerdo se repite en muchos vecinos, aunque quien pone la voz es Miguel Ángel Gómez, nacido en Solares y concejal durante 20 años en el Ayuntamiento de Medio Cudeyo. A sus 75 años, ha sido testigo como muchos otros de la historia de una empresa que ha sido el motor, «la vida del pueblo» y que, como cualquier negocio centenario, ha convivido con sus luces y sombras: «Ha sido y es el agua más rica del mundo. En su época dorada, trabajar en el agua de Solares era ser casi un magnate, tenías una muy buena posición económica y social, recibían 8 o 9 pagas extra además de las ordinarias, su expansión trajo una riqueza al pueblo increíble».

Ahora, todas las miradas vuelven a apuntar a la fábrica después de después de salir a la luz que el Manantial de Fuencaliente SA, conocida popularmente por su marca comercial Agua de Solares, cambiará de manos a partir de octubre. El Grupo Fuertes, un gran conglomerado de empresas alimentarias y propietario de compañías como El Pozo, ha llegado a un principio de acuerdo con la familia Añíbarro para comprar la planta de embotellado de agua y el manantial. Al margen de la operación se queda el complejo conformado por el hotel y el balneario.

Agua de Solares, cuyos orígenes se remontan al siglo XVIII, ha creado todo un entramado a su alrededor. Como una enorme tela de araña sobre la que se ha tejido el pueblo y gran parte de su economía y empleo. Todo comenzó con la casa primitiva de baños propiedad de José Ramón de los Cuetos, levantada sobre el manantial de Fuencaliente en 1827. A partir de entonces, empezaron a llegar las buenas noticias. Apenas un año después, estas aguas obtuvieron la distinción de Agua Mineral de Utilidad Pública, momento en el que se puede situar el punto de partida de los 200 años de historia moderna de la empresa con su doble vertiente como establecimiento de baños y comercialización de agua mineral. Esa antigua casa se reutilizaría como planta embotelladora de la marca y a principios del siglo XX se construyó el Gran Hotel, de estilo modernista, con una superficie de 600 m2 y cuatro plantas; y el Hotel del Balneario, ambos comunicados por una galería. A este completo servicio residencial cabe añadir el Hotel Villa Engracia. La época dorada llega tras la Guerra Civil y hasta los años 70, casi cuatro décadas en las que Solares se convierte en líder indiscutible del agua embotellada en España.

Las frases

  • Carlos Llanillo | Trabajador de Agua de Solares «Las expectativas son muy altas entre la plantilla, necesitamos un cambio desde hace mucho»

  • Araceli Irastorza | Vecina de Solares «Es una buenísima noticia para el pueblo y la comarca, si hay más empleo, la gente gasta más, es una cadena»

  • Miguel Ángel Gómez | Vecino de Solares «Es un grupo muy solvente, servirá para reflotar la empresa y como revulsivo para el pueblo y su economía»

  • María Higuera | Alcaldesa de Medio Cudeyo «La inquietud entre los vecinos es si ahora se mantendrá el nombre de Solares que nos ha puesto en el mapa como marca, esperamos que así sea»

Pero también hubo sombras. La empresa conoce sus peores momentos en 1977, cuando el Gobierno de España clausura la fábrica porque el agua no cumplía con las especificaciones sanitarias de calidad. La compañía sufre un gran descalabro y subsiste agónicamente en el mercado hasta que en 1983 el Gobierno regional decide reflotarla. Pero tras este capítulo, unido a la competitividad del mercado con la entrada de otras marcas, nunca regresa a ese esplendor. Poco después de esa noticia se fraguó un expediente administrativo que terminó con una multa de más de 10 millones de pesetas desde el Ministerio de Comercio por irregularidades en el envasado. Y con esta gran crisis, llegaron los momentos más difíciles para los trabajadores con la decisión de echar a más de 200 empleados. La tensión alcanzó su punto álgido con una gran huelga general en la que se vivieron episodios de gran presión y violencia con las fuerzas policiales. Los vecinos todavía lo recuerdan: «Los guardias lanzaban pelotas y los trabajadores se tiraban desde alturas de dos y tres metros para escapar, fue una época muy difícil para el pueblo, la gente veía cómo se hundía la empresa y se quedaban en la calle», cuenta Araceli Irastorza, vecina de Solares, donde lleva las riendas de su joyería desde hace 32 años.

Irastorza está convencida de que la venta con el grupo Fuertes será una «buenísima» noticia para el pueblo y que las futuribles inversiones traerán riqueza al pueblo y sus comercios: «Si mejora la economía de la zona, la gente gasta más», apostilla.

Quien ha acogido la noticia con los brazos abiertos ha sido la plantilla de la empresa. Son 33 trabajadores, la mayoría de más de 50 años con más de 30 años en la empresa y vecinos de la zona. Lo explica Carlos Llanillo, trabajador y presidente del comité de empresa: «Las expectativas son muy altas, necesitamos un cambio desde hace mucho tiempo y esperamos que se traduzca en renovación y actualización», cuenta a la vez que explica que la plantilla ha menguado también desde la crisis de 2008, cuando eran 98 trabajadores.

La alcaldesa de Medio Cudeyo, María Higuera, quiere ser «cauta» pero asegura que la noticia era un rumor a voces. Celebra la noticia como «extraordinaria» y cree que la llegada de posibles inversiones puede ser un «impulso» para el pueblo y su empleo. Sólo tiene una inquietud: «Nos gustaría saber si se mantendrá el nombre de la marca que nos ha hecho conocidos, hay cierta angustia entre los vecinos, pero esperemos que se mantenga».

Esta cuestión y otros tantos flecos del acuerdo se resolverán en octubre, fecha prevista para que, si toda va bien, la familia Añíbarro -al frente desde 1987 tras comprarla por 275 millones de pesetas- pase el testigo de la embotelladora a los nuevos gestores.

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