Luz verde para el embarcadero de Cubas

Sólo queda por poner el pantalán, una estructura de 6 por 2,5 metros que tal y como está previsto se instalará durante los meses estivales y se retirará el resto del año para guardarla en dependencias municipales por motivos de conservación. Dicha superficie flotante es, afirman desde la Consejería de Turismo, el último escollo para que el embarcadero de Cubas sea finalmente una realidad. Ahora mismo está en manos del Consistorio (previa autorización de Medio Rural) decidir la fecha para la puesta en funcionamiento de la infraestructura, una tarea que previsiblemente se acometerá durante primavera, pero desde el Ayuntamiento han rehusado concretar nada al respecto a preguntas de El Diario Montañés.

El nuevo embarcadero se sitúa en la ría de Cubas, cerca de la localidad. En concreto, su emplazamiento es el mismo donde antaño atracaban las corconeras, un transporte fluvial de pasajeros a vapor del siglo pasado ya extinguido. No obstante, la infraestructura actual se ha planteado para actividades con kayaks, piraguas y paddle sup, con la intención de impulsar los deportes náuticos en la zona, una oferta que a día de hoy ya existe pero que se quiere fortalecer. «Estamos hablando de un proyecto que va a crear un atractivo muy importante para dinamizar toda la zona», valoró al respecto el consejero de Turismo, Francisco Javier López Marcano.

En junio del pasado año fue cuando el Gobierno regional, a petición del Consistorio, emprendió las obras del embarcadero. No obstante, el TSJC paralizó las obras cautelarmente en agosto a raíz de un recurso presentado por EA, que esgrimía que la infraestructura ponía en riesgo los valores ambientales del enclave −catalogado como espacio protegido− y podría acarrear molestias para la fauna, más si merodeaban por el espacio embarcaciones a motor.

En noviembre, tal y como ha dado a conocer Turismo ahora, la Sala de lo Contencioso Administrativo del tribunal dio el proceso por «decaído» porque «Ecologistas en Acción no formalizó su demanda», y tiempo antes el juez ya había levantado la mano para que continuaran las obras. Desde el departamento dirigido por López Marcano recalcan que el proyecto se emprendió «con todos los permisos pertinentes tanto de la Crotu, como de Biodiversidad y de Costas». El consejero siempre cataloga la intervención de «mínima», con un «impacto cero»y «respetuosa con el medio», e incluso explica que ha implicado una «mejora y puesta en valor» de un entorno que se encontraba «muy degradado», sobre todo por la presencia de plantas invasoras y residuos, que se han retirado.