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HÉCTOR RUIZ
Viernes, 28 de mayo 2021, 07:11
A la 13.00 horas de ayer una potente sirena rompió abruptamente el silencio y la tranquilidad del Parque de Cabárceno. Hacía tres décadas que dormía el sueño de los justos, puesto que se trata del sonido que avisaba cada jornada de los cambios de ... turno cuando aquello era un yacimiento minero. El motivo de su activación no es una cuestión risible, se trata del cincuenta aniversario de la planta de concentración de mineral de Obregón, que ayer se celebró con un acto institucional al que asistieron antiguos mineros y trabajadores de la Orconera junto a representantes políticos. El evento, además, sirvió para adelantar que «la semana que viene» la vieja estructura industrial será ya reconocida de manera oficial como Bien de Interés Local (BIL) con la categoría de monumento.
Volver a poner en marcha la sirena fue una sorpresa para los asistentes. De hecho, para que emitiera tan estridente sonido hubo que llevar a cabo una concienzuda reparación mecánica. De ello se encargó Luis Castanedo Cavia, el antiguo jefe de los talleres de la Orconera, junto a un electricista del parque de Cabárceno. «Me lo pidieron y yo estoy para lo que haga falta. No fue fácil porque el aparato estaba bastante hecho polvo», dijo el animoso Luis, a sus 92 años. Que el sonido retornase no es, ni mucho menos, algo anecdótico. Su regreso está cargado de significado, porque todavía retumbaba entre ecos en la menoría de algunos presentes. «Es una sirena con la que todos los vecinos de la zona convivíamos diariamente», recuerda Víctor Moreno, presidente de la Asociación para la Defensa del Patrimonio Cultural de Villaescusa. «Sonaba tres veces: a las ocho de la mañana con el inicio de la jornada laboral, a la una para indicar el comienzo de la comida y a las cinco para mandar a todos a casa», apostilló una oriunda, cuyo padre trabajaba en la Orconera.
De esta forma, la reparación de la sirena se ha convertido en un símbolo de un nuevo comienzo, y espera servir de acicate para ir recuperando pieza a pieza toda la planta, que pese a que se encuentra completa, el paso del tiempo y el óxido ha hecho ya mella en ella. «Es el primer elemento que se restaura del lavadero, esperemos continuar en esta línea ahora que va a ser Bien de Interés Local», apuntó Moreno, al tiempo que incidió en que «Cantabria tiene una deuda pendiente con el patrimonio industrial en este sentido». Asimismo, en su intervención, el alcalde de Villaescusa, Constantino Fernández, reconoció que espera que este sea un hito que inicie el proyecto que los ayuntamientos de alrededor de Peña Cabarga (Villaescusa, Medio Cudeyo y Penagos) llevan «años reivindicando» para la puesta en valor cultural y deportiva del macizo, algo «en lo que tengo constancia que ya se está trabajando», remarcó Fernández.
El encargado de confirmar que «la semana que viene» se publicará oficialmente en el Boletín Oficial de Cantabria (BOC) el reconocimiento de la planta como Bien de Interés Local fue el vicepresidente Pablo Zuloaga. «Muchos cántabros hemos crecido visitando el Parque de la Naturaleza y viendo cómo no se hacía caso al lavadero, parecía que se daba la espalda al pasado minero», valoró, al tiempo que remarcó que «al declararlo monumento se está dando un paso para asegurar el valor y el pasado de la región».
Por su parte, el consejero de Industria, Turismo, Innovación, Transporte y Comercio, Javier López Marcano, que también estuvo presente, incidió en el «gran potencial» que tiene la obsoleta estructura, y para justificarlo reparó en que los «principales referentes turísticos» de la región, como el propio Parque de la Naturaleza de Cabárceno, junto a El Soplao o Fuente Dé, tienen un pasado minero. En este sentido, señaló que se debe trabajar por recuperar la herencia dejada por generaciones anteriores.
A la cita, además de los representantes del gobierno regional y antiguos trabajadores de la minería, asistieron alcaldes de la zona. Junto a la sorpresa de poner en marcha la antigua sirena, también se destapó un tótem en acero corten para conmemorar el 50 aniversario desde la inauguración de la planta en 1971. Asimismo, tras las distintas intervenciones, se llevó a cabo una visita guiada por parte de la planta, que ocupa una superficie de unas tres hectáreas y que cuenta con diferentes instalaciones y edificios. Ahora se inicia una nueva etapa en la que se espera que su historia la pueda conocer más gente en primera persona con una serie de propuestas y recorridos al lavadero.
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