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Los vándalos atacaron a finales de enero la cueva prehistórica de Sopeña, en Miera. Una cavidad donde puede apreciarse la recreación de la vida y costumbres del hombre del Paleolítico, además de contar con una reproducción de las pinturas y hallazgos de la cueva origina ... l de El Salitre en el barrio de Ajanedo, cerrada al público por su alto valor. En su visita, los gamberros arrasaron con parte del material expositivo como el campamento y las oseras, pero también destrozaron huellas reales de los osos cavernarios que habitaron allí hace miles de años.
El Ayuntamiento de Miera denunció el allanamiento a inicios de febrero, tras detectar las guías de la cavidad que los candados de las dos verjas habían sido forzados y había huellas y ropa interior de hombre tirada. Tras varias inspecciones pudieron hacer un análisis detallado de los daños que no sólo han alcanzado al material de reproducción y pinturas, sino también al propio yacimiento natural (estalactitas y estalagmitas) de la cavidad y también el prehistórico. «Han roto las huellas del oso cavernario que son patrimonio de nuestro valle», resumen en el informe.
Sopeña es una cueva natural que se transformó hace años en una reproducción a escala de la cavidad de El Salitre, aunque eso no resta interés a una caverna que posee gran riqueza natural y geológica además de vestigios propios del paso de la prehistoria por Miera. De hecho es uno de los mejores recursos didácticos de Cantabria para enseñar a los niños cómo vivían los neandertales, así como conocer las técnicas de pintura que empleaban y su modo de vida.
Entre los destrozos, se han encontrado desperfectos en las pinturas negras (una recreación de las de El Salitre) así como en las oseras, ya que «han hecho añicos» algunos de las reproducciones de esqueletos del oso cavernario que sí se encontraron allí, pero que fueron trasladados. La cavidad está además llena de «pisadas de botas» muy visibles en zonas de gran valor. La recreación del antiguo campamento también ha sufrido daños y los gamberros se han llevado diverso material expositivo como calaveras de toro y de vaca.
Aunque aún no se sabe a cuánto pueden ascender los destrozos en la cueva, tanto en las recreaciones como en los yacimientos reales de la misma o en las huellas de oso, la Dirección General de Patrimonio confirmaba ayer que «se estaban valorando los mismos», de cara a conocer el alcance real puesto que no sólo hay daños en el material expuesto. A la par, de encontrarse a los responsables, se podrían enfrentar a importantes sanciones por el daño causado a un bien patrimonial, dado que han tocado vestigios reales. La Ley en estos casos contempla sanciones que pueden ir desde los 100 a 3.000 euros de daños más leves hasta los 600.000 por los muy graves. En el grado intermedio las multas estarían entre los 3.000 y los 150.000 euros. En este caso hay que tener en cuenta que han arrancado estalactitas y se han llevado costras estalagmíticas o destrozado huellas originales de los plantígrados.
Una de las guías de la cueva, Alicia Ruiz, expresaba ayer a éste periódico el «disgusto» que se llevaron al ver los destrozos. «Yo no soy dueña de la cueva ni me pertenece pero forma parte de la historia del municipio. Seria una pena que por estos episodios tuviera que acabar cerrando. La cavidad junto a la Iglesia de Santa María de la Asunción, el museo o los pozos de Noja y las rutas naturales son parte del patrimonio y atractivo que tiene el municipio», lamentaba.
A Ruiz le «duele» mucho este suceso. Ella es originaria del municipio meracho y, en sólo unas semanas, otro ocupará su lugar. Sin embargo y a pesar de que se va, el haber estado dos temporadas enseñando la cavidad y el museo de interpretación de la zona ha generado en ella un sentimiento de apego del que le será difícil desprenderse. Ese pálpito que ella describe hacia Sopeña, es el mismo que han experimentado antes sus antecesoras –Nuria San Millán y Paula Ríos–, lo que les llevó a todas a colaborar en la inspección y valoración de daños para la denuncia. En el informe también hacen una serie de recomendaciones como la mejora del camino de acceso o la instalación de cámaras y, por supuesto, la reparación de los desperfectos.
Con el documento en la mano fue después el teniente de alcalde, José Miguel Crespo, quien presentó denuncia a la Guardia Civil, Tras ello, el Consistorio tiene pendiente solicitar una reunión con Patrimonio para ver cómo abordan este tema, ya que, aunque gestionen el régimen de visitas de la cavidad, se trata de un municipio pequeño donde los recursos son «muy limitados».
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