Avalancha de alegaciones en Selaya y Miera contra la instalación de eólicos

Mientras los vecinos de Riotuerto marchaban camino de Alisas para conocer las ubicaciones de los molinos, los de Miera seguían con las acciones divulgativas y el asesoramiento en los pueblos de Mirones y Miera para presentar alegaciones a Garma Blanca, un proyecto de 13 aerogeneradores «gigantes» de los que les toca un buen número de ellos. «En pocas horas hemos conseguido más de 400», explicaba este lunes uno de los vecinos que forma parte de la plataforma ciudadana creada contra la instalación de los molinos en territorio meracho. Allí mismo, además de la consulta popular impulsada por el equipo de gobierno municipal (PRC) para conocer la opinión sobre Garma Blanca (el 80% está en contra), también se ha celebrado un Pleno en el que el edil del PP, Ricardo España, solicitó que Miera fuese declarado zona de exclusión eólica. Una petición en la que le acompañaron los votos de los regionalistas y el del edil de la Agrupación Independiente de Merachos. De nuevo, a la iniciativa del resto no se sumó el concejal socialista, Domingo Ruiz-Canales que volvió a votar en contra de esta petición como ya hiciera antes, defendiendo estar a favor de las renovables. Y es que cabe recordar que, hace algunas semanas el municipio ya acordó con estos mismos votos presentar alegaciones, entre la que se incluía también la recomendación de salvaguardar el territorio con esta misma figura que ha de estar recogida en el Plan Regional de Ordenación del Territorio (PROT), aun en tramitación.

Mientras en Miera o Riotuerto se continuaban con las acciones ciudadanas para paralizar Garma Blanca, en la zona pasiega de Selaya y Villacarriedo se hacía lo propio con el otro proyecto cuyo avance del Estudio de Impacto Ambiental ha salido ya a información pública, el de Ribota. En este sentido, el alcalde de Selaya, el popular Cándido Cobo -que lleva años luchando contra ese proyecto- confirmó que el registro municipal se había visto desbordado por la llegada de una avalancha de alegaciones para tramitar contra Ribota y Garma Blanca. «Este lunes hemos estado toda la mañana con ellas, intentando tramitarlas pero con la administración electrónica cada una nos lleva entre ocho y diez minutos», explicó.

En Villacarriedo, los vecinos protagonizaron hace unos días una nueva asamblea en la plaza del Ayuntamiento para seguir defendiendo la «identidad cultural» de su territorio. Tras la intervención de hosteleros y afectados sobre los impactos de Ribota y Garma Blanca, tomó la palabra el alcalde de la localidad, Ángel Sainz (PRC), quien aseguró de manera explícita que «no» querían Ribota, asegurando que esa postura ya la habían mantenido igual en 2018 cuando presentaron alegaciones. «Estoy a favor de las energías limpias y renovables», explicó Sainz, quien recordó que ese proyecto (Ribota) ya se estuvo analizando tres años atrás «y presentamos alegaciones ambientales y dijimos que no nos gustaban», reiteró, tras anunciar que volverían a alegar, aunque matizó que es el Ministerio de Transición Ecológica quien los tramita.

En las reclamaciones de 2018, y a las que éste periódico ha podido acceder, Villacarriedo sí que pone pegas ambientales y pide que se salvaguarden santuarios «intocables» como «La Braguía o Berana» e insiste en exigir un buen estudio de impacto ambiental. No obstante, también se recoge que los parques no tienen porque ser incompatibles con figuras como las reservas, o que el impacto visual de Ribota «puede resolverse con molinos de menor tamaño».