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José javier gómez arroyo
Vega de Pas
Miércoles, 1 de diciembre 2021, 16:49
Las melodías siempre despiertan en nosotros recuerdos y emociones del pasado porque, ya sea en forma de alegría o de melancolía, ejercen como vehículo que nos lleva a recrearnos por diferentes vivencias y hacen estimular nuestros sentidos. La letra de una determinada canción puede decirnos ... algo en lo personal, del mismo modo que la sonoridad nos hace revivir un determinado hecho almacenado en la memoria y así, la música, nos fortalece en la cohesión social y es capaz de trasladarnos a otros lugares, incluso desconocidos, ya que, como arte universal que es, no entiende de razas ni de fronteras; y quizá fuera también la música lo que unió a una determinada generación de jóvenes en la villa pasiega de Vega de Pas en la década de los cincuenta del ya siglo pasado, armonía precisamente encauzada por un también entonces joven forastero y que, con el transcurrir de los años, llegó a convertirse en una de las más grandes figuras del panorama musical de nuestra nación.
Aquel foráneo en esta montañosa villa se llamaba Juan Ignacio Pardo Suárez, nacido en 1942 en la ciudad de Palma de Mallorca por estar entonces allí destinado su padre, el prestigioso almirante de la Armada Española don Carlos Pardo Delgado, aunque gallego de sentimiento y que durante algunos años se convirtió en asiduo veraneante en compañía de sus tías, conocidas en Vega de Pas como 'las de la fiscalía' por ser funcionarias de este ramo en la ciudad de Santander. Juan Pardo, popularmente conocido así en España, dejó en la memoria de aquella generación la impronta de su armoniosa voz siempre acompañada por una guitarra, con las aventuras y divertimentos típicos de aquella época y, seguramente, con las emociones propias que la juventud siempre despierta, aunque María Jesús Gómez San Román, testigo y componente de aquella añorada pandilla, reconozca que era mucho más atractivo su hermano Carlos: «... el hermano sí que era guapo, pero a la Vega vino mucho menos, aunque hay que reconocer que Juan era mucho más divertido. A todas las horas cuando salía de El Estanco con la guitarra… ya estaba el lío armado».
En aquella denominada fonda, que entonces había también en esta conocida y aún casa de expendeduría en la villa, es en la que se alojaba con sus tías este joven apasionado por la música y donde una entonces adolescente Cristina Navarro, hija y sobrina de las dueñas, nos recuerda hoy cómo salían con él a robar manzanas, iban al río a bañarse y, por las noches y en unos tiempos carentes de cualquier protección animal, cómo inconscientemente se dedicaban a hacer volar a los sapos con ayuda de una tabla y así, aquel jovenzuelo cantarín, llegaría en el tiempo y con mucho sacrificio a ser uno de los más reconocidos cantautores del país, comenzando su andadura musical con el grupo Los Vándalos y después con otros reconocidos conjuntos como Teleko, Los Pekenikes o Los Brincos, haciendo posteriormente dúo con el también conocido cantante Junior (Antonio Morales) y sin olvidar que se convirtió así mismo en compositor de grandes temas para otras no menos gigantes figuras de la canción, pues a él se le deben igualmente varias partituras de intérpretes como Los Pecos, Camilo Sesto, Luz Casal, Rocío Jurado, Marisol (Pepa Flores) o Massiel, entre otros muchos.
Actualmente Juan Pardo, el cantante que siempre ha levantado emociones en muy distintas generaciones, gustando tanto a jóvenes como a no tan jóvenes, vive parcialmente retirado de la música y abrazando otra de sus grandes dotes artísticas, la pintura, quizá sin anhelar ser un Pablo Picasso, a quien por cierto llegó a conocer en Francia por el respeto mutuo que se tenían y pintor que por favorita tenía la bella canción 'Anduriña' que nuestro protagonista interpretaba junto a Junior, pero seguramente transmitiendo en este arte de los pinceles las mismas vibraciones y sentimientos que siempre ha contagiado. Así que hoy la villa pasiega de Vega de Pas, refugio de adolescencia que fue de grandes figuras de las artes, como la escritora María Teresa León o el cineasta Luis Buñuel, puede presumir también de haber dado cobijo de mocedad a un juvenil y 'bravo por la música' que es Juan Pardo.
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