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Dos expolíticos del PP, el doctor Ramón Saiz Bustillo y el catedrático José Luis Gil, sacaron este jueves de las aguas del Pas el primer salmón de la temporada de pesca en los ríos regionales, el apreciadísimo 'campanu', un ejemplar que dio en la ... báscula 4,04 kilos y que no acabó solo en el cesto de los pescadores. Una hora después, la pareja capturaba una segunda pieza todavía mayor, ésta de unos 5 kilos, para redondear un día que van a contar a sus nietos.
Muy esperado por los aficionados a la pesca, a los que el coronavirus birló la campaña de 2020, el arranque de la temporada salmonera no supuso una decepción. Al menos para Bustillo y Gil, que se apostaron en el coto de Puente Viesgo con las primeras luces del día.
A eso de las ocho y diez de la mañana, el cirujano, exconcejal del Ayuntamiento de Santander, sacaba un salmón de cuatro kilos ante la mirada del catedrático, exconsejero de Medio Ambiente, que apenas una hora después, en torno a las nueve y cuarto, echaba a tierra otro de cinco para pasmo de los dos.
«Ha sido una mañana increíble», explicaba Bustillo, que no recordaba otra igual ni parecida. «Esta es una de esas cosas que luego puedes contar a tus nietos», admitía un sorprendido doctor excusando la baja causada por el tercer pescador de su cuadrilla. «Hoy no ha podido venir», dijo. Si llega a hacerlo dejan al río Pas sin salmones.
Pescador aficionado desde que tenía cinco años, el cirujano no tiene pensado dejar el pez en los fogones de ningún restaurante. «No, no tengo previsto venderlo. Es más, no voy ni a preguntar. Voy a disfrutarlo con los amigos», decía el médico, al que la temprana captura del salmón torció sus planes de Jueves Santo.
Ramón Saiz Bustillo | Pescador
La orden de la Consejería que dicta las normas del actual ejercicio especifica que el cupo máximo de capturas permitido es de un salmón por pescador y día, con un máximo de dos ejemplares por pescador y temporada. Comoquiera que Bustillo y Gil cubrieron ese cupo establecido y su compañero no se presentó, los dos pescadores, que pensaban echar el día caña en mano, se encontraron con que a las nueve y cuarto de la mañana ya no tenían más que hacer por allí. «Pero la luz que va delante es la que alumbra», aseguraba el cirujano pensando en dejar ir la mañana dándose un paseo por la ribera del Pas.
Ya al tanto de la hazaña conseguida río arriba por Bustillo y Gil, Gerardo, Jesús y Valerio, a quienes su afición por la pesca deportiva ha llevado por medio mundo (Alaska, Islandia, Irlanda...), esperaban con el don del pescador, la paciencia, a que sus cañas dieran una señal de vida en el coto de Güedes.
«Ha salido un poco de viento, y el viento no es bueno para pescar porque no te deja meter el cebo donde quieres», decía uno. «Bueno, pero eso no es una excusa», le replicaba riendo otro. «Pues los salmones que han capturado allí han tenido que pasar por delante de nuestras narices», comentaba el tercero.
Con todo el día por delante, los tres pescadores de la cuadrilla, ribereños del Asón, esperaban sacar algún pez de su coto, «porque salmones se ve que hay», para poder resarcirse de un prolongado tiempo de secano a consecuencia de las restricciones provocadas por el coronavirus. «Después de tantos meses encerrados y de tanto tiempo sin poder ni acercarnos a nuestros ríos había muchas ganas de pesca», coincidían los tres.
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