Cantabria y Burgos, unidas por la Ruta 623

El puerto de El Escudo es el cordón umbilical que enlaza Cantabria con Burgos, una carretera hoy despoblada que antaño fue la principal vía de comunicación entre ambos territorios, pero que fue sustituida por otra variante debido al importante flujo de tráfico que soportaba y su complicada orografía. Son 153 kilómetros de asfalto que se quieren poner en valor al estilo de la famosa Ruta 66 que atraviesa gran parte de los Estados Unidos. Al menos esa fue la inspiración inicial que movió hace cuatro años a Valles Pasiegos y Burgos a avanzar en el proyecto que ayer se presentó en la capital. Su objetivo principal es la promoción del territorio en todos los aspectos, tanto paisajísticos como patrimoniales, además de dinamizar económicamente el trazado e implicar a la población «en generar una nueva oferta turística» que desestacionalice el sector.

El primer paso será conseguir que la N-623 consiga el distintivo de Ruta Turística Nacional. De ser así, la vieja carretera sería la primera del país en conseguir dicho título. A la par, la presentación del proyecto ha supuesto, según el Grupo de Acción Local (GAL) pasiego, «el pistoletazo de salida para la búsqueda de nuevas fuentes y vías de financiación del proyecto, tanto a escala autonómica, como nacional y europea», subrayaban sus responsables. Al respecto se está ya trabajando con la Secretaría de Estado de Turismo «para acudir a la próxima convocatoria de ayudas para productos turísticos en destino», informaron.

El acto de presentación del proyecto obtuvo un amplio respaldo institucional de ambas partes. Entre otras autoridades, al evento acudió el presidente de la Diputación de Burgos, César Rico, además de las directoras generales de Turismo y Desarrollo Rural del Gobierno de Cantabria, Marta Barca y Marisa Pascual. Asimismo también asistieron las alcaldesas de Piélagos y Camargo, Esther Bolado y Verónica Samperio, y el presidente del GAL pasiego y regidor de Villacarriedo. Ángel Sainz. También se contó con la presencia del jefe del área de Turismo Sostenible de la Secretaría de Estado de Turismo, Ricardo Blanco.

La N-623 es además un recorrido histórico, un trazado salpicado de oportunidades para el visitante. Así se plasmó en un audiovisual donde se mostraba parte del itinerario y la oferta cultural y gastronómica que ofrecen ambos lados de la frontera. Así, entre los principales atractivos que la N-623 encuentra a su paso, destacan Bienes de Interés Cultural, como el núcleo de Alceda, y Patrimonio de la Humanidad, como las cuevas prehistóricas de Monte Castillo en Puente Viesgo, además de oferta termal, zonas de descanso rodeadas de naturaleza y una amplia gama de productos agroalimentarios y propuestas gastronómicas con marca pasiega, como los sobaos y las quesadas. Según explicaron, la iniciativa contempla la señalización unificada del recorrido y de los principales puntos de interés paisajístico, geológico, patrimonial o gastronómico, entre otros.

Por la parte cántabra la directora general de Turismo, Marta Barca, se comprometió a «realzar» el proyecto. «Es un acto importante por la colaboración entre administraciones públicas de dos comunidades autónomas distintas y que enriquece a ambas», destacó. Por su parte, la directora de Desarrollo Rural, Marisa Pascual, afirmó que el proyecto «es un claro ejemplo de promoción territorial con efectos claramente positivos para la zona», definió.