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La plaza de Vega de Pas no luciría igual sin las hileras de casas de corte montañés y señorial de los siglos XVII y XVIII ... que reunió a toda una estirpe de insignes pasiegos que lograron poner en el mapa a la capital de las tres villas. Hace unos meses que la Consejería de Cultura llegó a un acuerdo con los descendientes del doctor Enrique Diego-Madrazo para convertir su morada en un centro dedicado a la divulgación del legado científico, cultural y humano del ilustre cirujano. Con la adquisición de la vivienda (del siglo XVIII) no solo se garantiza su mantenimiento, sino que se preserva un trozo importante de la historia de la villa que ha sido cuna de un buen número de personajes ilustres.
La Casa Madrazo ha tenido la suerte de caer en buenas manos, ya que el departamento que dirige el consejero Pablo Zuloaga estudia ya la reforma y el proyecto museístico que no solo pasará por poner en valor la humanidad y carácter visionario del científico, sino también algo que era importante para él y su descendencia: preservar el acervo pasiego. De ello sabe mucho el historiador pasiego José Javier Gómez Arroyo, actual 'custodio' del legado del galeno y figura clave en la mediación para que el hogar de este personaje histórico quedase para siempre en poder del pueblo. Su empeño en transformar el edificio en un museo que relate la gesta del insigne cirujano le viene de casta, pero también de la promesa que le hizo a otro ciudadano importante de la villa, el desaparecido cirujano y médico Manuel Oria Martínez-Conde, último «guardián» y propietario de la vivienda, además de sobrino bisnieto de Madrazo, que destacó por su empeño en preservar la cultura pasiega. «Ya enfermo me dijo: mi periodo vital es corto, Javier, cuida el legado de Madrazo como yo lo he cuidado. Y yo quiero cumplir con esa promesa», rememora.
Llave en mano, Javier abre ahora el viejo portón de lo que será el futuro museo con un proyecto que se materializará en los próximos años. La primera planta de la casona se distribuye en varias estancias con un vestíbulo con acceso a la segunda y tercera planta. También posee una especie de salón y un acceso a la cuadra. Ahora, estas habitaciones acumulan enseres de las familias que allí vivieron (todas parientes de los Diego-Madrazo o los Martínez-Conde) pero también tesoros ocultos como muebles intactos del antiguo sanatorio Madrazo; también parte de la biblioteca, curiosos sanitarios labrados de los dos hospitales que fundó el cirujano; una cocina de chimenea y caldero e incluso un busto del galeno y su precioso piano. «Esta escultura del doctor Madrazo -se detiene Javier- es la que hizo Daniel Alegre, es una de mis preferidas», relata Gómez Arroyo, que se sabe de memoria los detalles de cada pieza que señala y el periplo vital del cirujano.
Una colección de objetos de Madrazo de la que él mismo posee algunas piezas como estudioso del personaje, ya que su familia es propietaria de la finca donde se inauguró un sanatorio pionero en Europa en técnicas quirúrgicas y asépticas en 1894 y cuyos restos aún siguen en pie. «Quién iba a pensar que en aquellos años aquí, con un solo acceso precario desde Entrambasmestas, se fundaría un sanatorio y sería un referente por sus técnicas pioneras...», reflexiona Gómez Arroyo, que recuerda que Madrazo no solo fue capaz de conseguir una tasa de mortalidad similar a la actual hace casi 130 años gracias a sus innovadoras técnicas asépticas en un pequeño pueblo de montaña, sino que además su estela intelectual, altruista y visionaria atrajo a la villa a toda una élite de personajes históricos e intelectuales de la época. «Por las estancias de esta casa pasaron personajes tan diversos como Unamuno, Matilde de la Torre, Queipo de Llano, Indalecio Prieto, Ramón y Cajal, Niceto Alcalá Zamora, la reina Victoria Eugenia y Emilia Pardo Bazán», enumera.
El doctor Enrique Diego-Madrazo nació en Vega de Pas en 1850. Tras estudiar medicina y cirugía, viajó por varios países para conocer nuevas técnicas quirúrgicas y médicas «asépticas». Después, volvió a España con la intención de introducir lo aprendido. No le fue posible al inicio de su carrera por distintas circunstancias políticas (ya que era un conocido liberal) y no es hasta 1894 cuando, tras abandonar su cátedra de enseñanza, regresa a Vega de Pas y funda el primer sanatorio. Dos años después construye también el de Santander. Su hazaña no sólo puso en el mapa a Vega de Pas, que contó, en aquellos años, con un centro sanitario de referencia internacional, sino que, también, como recuerda ahora el historiador, dotó a la villa de una escuela con un novedoso modelo educativo.
En la vivienda, ahora patrimonio cántabro, habitaron otros ilustres descendientes de Madrazo como Gerardo Martínez-Conde (sobrino del doctor), que fue médico de Vega de Pas; el cirujano y urólogo Manuel Martínez-Conde, además del ya mencionado médico, recientemente fallecido, Manuel Oria Mártinez-Conde.
La idea de Gómez Arroyo es la de contribuir al museo con piezas de su propia colección. De hecho, una de las escenas que se quiere reproducir es la de un quirófano de la época. «Una cesión condicionada a que ese material no salga nunca de Vega de Pas», concluye.
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