«El columpio gigante de los Pozos de Noja ha puesto a Miera en el mapa»

–Accedió a la Alcaldía en agosto de 2021 sustituyendo a Tarsicio Gómez tras su renuncia. Los pasados comicios fueron su primer encuentro con las urnas y los vecinos avalaron su gestión conservando la mayoría absoluta.

–Me he visto refrendado porque hemos subido tanto en votos como en concejales. Con Tarsicio ejercía de teniente alcalde, y por mi forma de ser creo que la gente tiene un buen concepto de mí: saben que soy una persona trabajadora y bastante accesible y creo que eso me ha avalado de cara a repetir. Además, el municipio en los últimos años ha experimentado mejoras considerables y, eso, también ayuda mucho.

–A pesar de los detractores, el columpio gigante instalado en los Pozos de Noja ha puesto a Miera en el mapa nacional.

–El columpio, independientemente de que creas en su filosofía de estar ahí, lo que buscaba era poner a Miera en el mapa. Pasado el bum de la novedad, lo que se pretende conseguir es que esa afluencia de visitantes atraiga a alguien que decida instalarse aquí y abrir un establecimiento de hostelería.

–Al no haber negocios, no se percibe el impacto económico.

–Somos un municipio que carecemos de bar y mi idea es conseguir que se abra uno. Han venido al Ayuntamiento con alguna propuesta particular, pero cuesta mucho sacarlas adelante. Un chico está interesado en abrir un restaurante-asador, pero está aún con las gestiones iniciales. Es un proyecto que tiene que madurar.

–Gracias al éxito del columpio ha conseguido, por fin, que la Consejería de Fomento repare los caminos de acceso a los Pozos. ¿Hay fecha de ejecución?

–No. Me consta lo que dijo el consejero de que había en torno a 250.000 euros para un proyecto, pero no tengo más conocimiento. Se va a tratar de dar solución a las infraestructuras tanto de llegada como de acceso al columpio. Es una actuación muy necesaria porque estos caminos están muy deteriorados. Se lleva reclamando mucho tiempo. Únicamente se han realizado inversiones menores, aunque han sido insuficientes. El que suba tanta gente y se haya quejado del mal estado de las infraestructuras, nos ha servido de altavoz y ayudado para que se atienda la reivindicación.

–¿Maneja cifras del número de visitantes al columpio?

–No. Únicamente tenemos datos de la afluencia a la cueva de Sopeña, que por cercanía es la que más nos puede servir de termómetro. Ha experimentado un crecimiento enorme. La diferencia entre la recaudación de marzo de 2023 y marzo de 2024, cuando se puso el columpio, refleja un incremento de casi el 2.500%. Ahora está más templado, pero sigue por encima de la media.

–Ha solicitado a Cultura mejoras en la cueva de Sopeña. ¿Qué le falta para ser más atractiva?

–Tiene el encanto de que es una cueva natural, pero es necesario dotarla de contenido. Desde equipamiento para el campamento, un oso cavernario para que los niños puedan hacer una idea de cómo eran e, incluso, un photocall para llevarse un recuerdo y a modo de publicidad gratuita.

–Uno de los proyectos más deseados es abrir un centro cívico.

–En enero de 2020 se cerró el último bar, previo a la pandemia. Se dejó un periodo por si surgía alguna iniciativa privada, pero al no ser así, la legislatura pasada empezamos las gestiones para construir un centro cívico y social como lugar de reunión. El Gobierno de Cantabria iba a incluir una subvención nominativa en el Presupuesto de 2024, pero se produjo el cambio en Peña Herbosa tras las elecciones (el PP tomó el testigo del bipartito PRC-PSOE) y no se mantuvo. Ahora se ha retomado, y tengo el compromiso del consejero de Fomento de que se va ejecutar como obra de legislatura. Los vecinos me lo piden a diario. Se construirá en una parcela municipal, junto al consultorio. y tendrá un estacionamiento.

–Su objetivo con estas actuaciones es fijar y aumentar la población. ¿Lo está consiguiendo?

–Es un reto duro. Hay que mejorar mucho los servicios para que la población que tenemos no nos abandone y luego, intentar atraer gente. El reclamo lo tenemos. Vendemos naturaleza y tranquilidad. Ahora se están vendiendo muchos cabañales, pero se usan solo como residencias de fin de semana. Es algo bueno, pero no todo lo óptimo que me gustaría.

–El saneamiento es otra necesidad crucial, ¿verdad?

–Recién llegado a la Alcaldía, lo primero que se hizo fue legalizar las captaciones de agua y también los vertidos de aguas residuales ante la Confederación Hidrográfica. En este sentido, hay que renovar prácticamente todas las instalaciones para su normal funcionamiento, lo que implica casi 400.000 euros de inversión. Seguimos trabajando en ello, pues tenemos el hándicap de que algunas fosas sépticas están en terrenos privados. Por otro lado, hemos conseguido pasar su mantenimiento al Gobierno de Cantabria, lo cual es muy bueno para el Ayuntamiento, pero antes tenemos que lograr que estén operativas y accesibles.

–¿Cómo está el proyecto de ampliación del cementerio?

–Tenemos un cementerio municipal y otro, que es de la Iglesia y está saturado. La Iglesia no dispone de terrenos y se desentiende. En su día Tarsicio lo intentó, no exento de problemas, y yo lo he retomado. Es complicado. Son cinco parcelas para poco más de 400 metros cuadrados con todas las casuísticas. Se ha conseguido comprar tres y se ha aprobado en el Pleno el proyecto para el cierre perimetral y construir la primera fase de nichos. Después, se expropiarán las dos parcelas que quedan.

–¿Qué caminos hay previsto reparar?

–Quiero mejorar la arteria principal que une el paraje de La Cotera con la zona de Linto y los ramales, se está trabajando en la pista de acceso a Castrejón y me gustaría finalizar el vial entre La Vega y Bustablado, entre otros.