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La Junta Vecinal de Cosío ha iniciado una recogida de firmas para devolver a la iglesia el sonido de las campanas de su reloj. Según el presidente de la citada administración menor y exalcalde de Rionansa, Pedro Manuel González, hace ya casi un año que ... no repican con las horas, cuartos y medias que marca el reloj de su espadaña del XVII, aunque las campanas sí que siguen tocando a misa. Por ello, los vecinos le han trasladado sus «quejas» y desde la pedanía se ha pasado a la acción para dar traslado al propio cura, Rolando Cabeza, de su malestar. Desde el Obispado de Santander se aludía ayer a un posible «malentendido» como origen del conflicto.
El problema surgió ahora hace «más de un año», cuando el párroco decidió acallar «sólo de noche» (de 21.00 a 9.00 horas) el tintinear de las campanas del viejo reloj del templo, que fue donado por un conocido indiano local, Moisés Cosío. Al parecer, la explicación del cura a los feligreses entonces fue que una persona de una posada rural se había quejado del sonido y, aunque no gustó demasiado en el pueblo, así quedó todo de momento.
No obstante, un tiempo después, las campanas del reloj dejaron de tocar también de día y el párroco, según la Junta Vecinal, no daba solución o explicación a los vecinos o feligreses que lo interrogaban por ello. Es por esto que, pasado otro periodo prudencial, y ante la queja de los vecinos y esa supuesta falta de explicación del cura, la Junta Vecinal pasó a la acción e inició, hace unos días, una recogida de firmas para que se constate la opinión favorable de los vecinos a que las campanas de su reloj vuelvan a formar parte del patrimonio sonoro del pueblo. «Para nosotros es fundamental proteger el patrimonio sensorial de las zonas rurales ya que los ruidos y olores de nuestros pueblos forman parte de nuestra forma de vida y que hay una parte dentro del turismo rural que proviene de la ciudad, que creo que es minoritaria, que pretende que nosotros nos adaptemos a ello y eso no se puede consentir», resumió el pedáneo, que no entiende cómo por «una queja» de una persona o un turista se ha podido silenciar el reloj de la iglesia día y noche.
Desde el Obispado se aludía ayer a un posible malentendido del pueblo con el párroco. Según explicaba uno de sus portavoces y párroco de Castro, Antonio Arribas, el sacerdote tuvo que regular el sonido de las campanas del reloj hace tiempo en horario nocturno pero «desconocía que no sonaba tampoco de día, porque no vive allí», insistía tras haber conversado con Rolando Cabeza. Según su versión, el sacerdote había mostrado sorpresa por la recogida de firmas y sí que admitió que, a raíz de la queja de una «señora de la posada rural» tuvo que llamar a «Portilla el campanero» y abonar «150 euros» para regular el sonido de las campanas del reloj de noche. Según el Obispado el asunto de que no suene ya durante el día puede deberse a un fallo técnico, añadiendo -como le había trasladado el párroco- que la propia «gente del pueblo de Cosío tiene llave para activar el sonido».
Asimismo, el interlocutor eclesiástico explicó que no es la primera vez que la Iglesia se encuentra en estos trances, ya que hay que cumplir con el volumen de decibelios que «marca la ley del ruido» en horario nocturno y que eso mismo ya ha pasado en Cantabria, al menos en otra parroquia del municipio de Castro Urdiales, también a raíz de quejas o denuncias.
De momento el pueblo sigue recogiendo firmas estas dos semanas más en el bar El Recreo y la Junta Vecinal se muestra dispuesta a pasar las hojas o acercarlas a los vecinos que no puedan y quieran apoyar la petición para que las campanas del reloj suenen como siempre.
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