El covid amenaza Villacarriedo con un brote que afecta ya a 23 vecinos
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El alcalde de la localidad, Ángel Sainz, asegura que «no existe un foco definido» y todos los contagios «cumplen aislamiento en sus casas»Secciones
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El alcalde de la localidad, Ángel Sainz, asegura que «no existe un foco definido» y todos los contagios «cumplen aislamiento en sus casas»La inquietud comenzó a finales de la pasada semana cuando Sanidad empezó a confirmar la escalada de contagios que ayer alcanzaba ya a 23 vecinos positivos de covid en Villacarriedo. «Nadie imaginaba que esto fuera a llegar tan fuerte a un sitio como este», ... afirma Eloy Laso, propietario del café bar La Bombilla, en el centro de la localidad. La situación preocupa en Salud Pública porque esa cifra supone un 65% de todos los contagios que han registrado en este ayuntamiento de 1.600 habitantes desde que estalló la crisis sanitaria en marzo.
Suena el teléfono. Atiende Eloy. Al otro lado alguien formula preguntas sobre el número de clientes que ha recibido en la última semana, procedencia y hasta edades, para terminar pidiendo el documento nacional de identidad a quien lo atiende. «Están estudiando cómo han podido propagarse los contagios y llamaban para ver si dan con ello», revela Laso tras colgar el teléfono. Acaba de hablar con un rastreador.
Nadie sabe a ciencia cierta cómo ha llegado el virus; tampoco cómo se ha propagado tan rápido. Algunos vecinos lo achacan a la relajación en el cumplimiento de las normas: «Hay muchos que no se ponen la mascarilla», dice uno. «En los bares la gente se tira horas y horas sin mantener la distancia ni cubrirse la boca», protesta otro. Ninguno de los dos quiere revelar su nombre. Y entre tanto, en los bares, los propietarios lamentan que esta inercia los llevará a la ruina. «Ya nadie viene a jugar la partida, ni se toman blancos al mediodía. La gente más mayor tiene miedo, se queda en casa y así no sé cuanto vamos a aguantar», lamenta Laso.
En los escaparates de los comercios está colgado el bando municipal en el que el alcalde, el regionalista Ángel Sainz, llama a ser responsables con las normas. «Pero es que aquí, al menos por lo que yo veo, se cumplen», afirma el regidor. Este martes caminaba de un lado a otro por el pueblo resolviendo asuntos. «El problema de todo esto es que no es un foco de contagios definido, sino que ha afectado a varias familias y entonces es más complicado contenerlo», revela. Se ha mantenido en contacto con el presidente Miguel Ángel Revilla y con los responsables de la Consejería de Sanidad y Salud Pública. «Estamos haciendo todo lo que debemos y lo que nos queda es esperar a que pase el temporal», afirma. Mientras tanto, una operaria municipal fumiga con lejía el mobiliario público y las entradas a los comercios, muchos de ellos preocupados por lo que pueda venir.
En la carnicería Eño, referente en la zona y con ventas en toda Cantabria, el virus no ha logrado entrar. «Nos mantenemos limpios, tanto la familia como los trabajadores, y eso por fortuna nos deja seguir trabajando», agradece su propietario, Gervasio Fernández. Allí se cumplen las normas: guantes, distancia, mascarilla, gel hidroalcohólico y ventilación. «Y a quien viene sin mascarilla le obligamos a ponerla o le damos una. Creo que si estamos libres de infección, además de suerte, es porque hacemos las cosas bien», zanja.
Hay vecinos que culpan del brote a los «forasteros». «Mucha gente que viene de Madrid y que tiene casa aquí. Que han salido despavoridos desde que los amenazaron con cerrarlos», opina otro vecino. Y lejos de especulaciones, en el supermercado El cruce del carril se buscan soluciones: «Lo que tendrían que hacer, tal y como está el panorama, sería hacer test a todo el pueblo y confinar a los positivos. Si estamos así, esperando que el virus dé la cara con síntomas, no acabamos nunca», protestan Rosi Herrero y Emilio José Mazorra.
Entre tanto, encerrado en su casa, Miguel Ángel Rueda cumple aislamiento. «Comencé con dolor de garganta, me hice la prueba y di positivo», explica desde el balcón de su vivienda. «Espero que en la siguiente prueba salga negativo. Pero soy de los que ha tenido suerte de pasarlo más o menos bien», celebra este profesor, uno de los 23 vecinos que mantienen el virus activo en Villacarriedo.
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