Un ejército de máquinas de coser

La respuesta de los empresarios cántabros al coronavirus va más allá de plantearse un futuro diferente. Muchos han reconvertido sus negocios para dar respuesta a la necesidad de barreras sanitarias de protección para los profesionales que se afanan cada día en hospitales, residencias o servicios abiertos al público e incluso empresas ligadas al sector primario. Es el caso de Eduardo Cavia, que, como tantos otros, ha tenido que dejar lo que hacía tras el parón generalizado que vive el país.

Las noticias no daban tregua a su espíritu emprendedor, por lo que puso en marcha una red de personas solidarias que ha logrado aunar más de 500 máquinas de coser y que en una primera tanda ha entregado, perfectamente esterilizadas, más de 100.000 mascarillas.

Además de los colaboradores anónimos, de Liérganes, Sarón, Renedo, Reinosa, Castañeda, Los Corrales de Buelna y Puente Viesgo, donde reside, otras empresas también se han apuntado a su campaña, además del Ayuntamiento de Puente Viesgo.

Empresas como Austral que han dejado de hacer lo que hacían para participar en ese proyecto, o Sonigeo, que pone sus laboratorios a su servicio para esterilizar cuantas mascarillas se hacen para llegar a su destino a través del ICASS.

Su empresa, de reconstrucción de fachadas, le permitió también ayudar al personal de la residencia de Las Caldas de Besaya a tomar la temperatura de residentes y personal gracias a una cámara termográfica.

Ahora ya prepara una segunda tanda de material para repartir y seguir colaborando con las personas que cada día se enfrentan, cara a cara, al Covid19.