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El fuego provocado de los últimos días se ha cebado no sólo con los árboles o la biodiversidad sino también con las construcciones típicas de los valles pasiegos. Así, el incendio declarado la noche del pasado jueves al viernes hirió de muerte varios cabañales ... entre Vega de Pas y Luena. En concreto, se vieron afectadas por los fuegos «provocados» -según confirma Medio Ambiente- al menos media docena de construcciones entre Palacio Ruiz, Pan de Acebo, Vega Escobosa y Sel del Huyo.
Así lo confirmaba el alcalde de la Vega de Pas, Juan Carlos García, que contabilizaba varias cabañas quemadas en su zona, algunas de las cuales estaban ya en estado de abandono. En el caso de Palacio Ruiz, tal y como se ve en las imágenes que acompañan la información, se quemaron cuatro que estaban «abandonadas, pero las habitadas se salvaron», explicaba ayer García, quien apuntaba a otras dos construcciones calcinadas cerca de Pan de Acebo. De hecho, reconoce que la noche fue larga en aquella zona, ya que el fuego se consiguió apagar de madrugada por los efectivos que allí se desplazaron y quedó «muy cerca de las casas» también en otro barrio pasiego, el de La Gureba.
Asimismo, según relatan vecinos de las dos zonas, Vega Escobosa (una zona deshabitada de Luena) y Sel del Huyo también se vieron afectadas por el fuego y eso causó daños en al menos un par de cabañales más.
Se trata de un lugar conocido ya que está situado cerca de la carretera que une la localidad de Entrambasmestas con Vega de Pas y que no tiene acceso por carretera, solo a pie. De hecho, a muchos de estos barrios pasiegos o de Luena se accede por los míticos puente colgantes que atraviesan el río Pas, como el de Ocejo (puente que en estos momentos está semiderruído tras una riada que tuvo lugar hace más de un año y no se ha actuado en él). De esta forma, el fuego no solo se llevó el matorral que muchos utilizan de excusa para quemar los montes impunemente, sino que atacó al corazón del paisaje como son las típicas construcciones pasiegas. Aunque algunos de los cabañales que se han quemado estaban abandonados, forman parte inseparable de la imagen idílica de estos valles.
No es la primera vez que estas construcciones se ven atacadas por diferentes motivos, pero sí quizás en la que se han visto afectadas un mayor número de ellas. Hasta el momento el mayor enemigo era el abandono de la actividad ganadera.
La cabaña pasiega fue una de esas cosas que se puso mucho más de moda por la pandemia. Municipios como San Roque de Riomiera, Miera, Selaya o Vega de Pas registraron una importante venta de cabañales en desuso como los que se han quemado para hacer una segunda residencia. De hecho la venta de las casas-cuadras se multiplicó. En la actualidad Cantabria tiene censadas más de diez mil construcciones de este tipo y a un existen muchas sin rehabilitar y en peligro de extinción, a pesar de que son parte importante del patrimonio local.
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