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El molino de Torrentero, una donación del ya desaparecido abogado local Mateo José Rodríguez a su pueblo, ha sumado ya más pérdidas que ganancias para Santa María de Cayón. En 2017, todavía en vida, el letrado y su familia decidieron ceder el edificio y parte ... de la finca con el canal del molino al Ayuntamiento. Lo hicieron con el acuerdo de que se construyese allí el ansiado centro cultural del municipio. Fue un regalo sí, pero condicionado a una segregación de la finca anexa y a la puesta en marcha del molino, para lo que había que volver a dar agua al cauce. Seis años después de aquella donación, con una inversión municipal de más de 120.000 euros en unas obras que se han echado a perder por abandono, las condiciones del convenio se han incumplido y la familia va a pedir la reversión del inmueble.
La historia de este despropósito arranca en 2017 con una foto de familia, la del abogado donante con un sobrino a su lado, José Luis López Rodríguez, y el también desaparecido alcalde de Santa María de Cayón Gastón Gómez, que veía solo virtudes para el municipio. Por un lado habría un edificio que serviría para albergar la casa de cultura que se merece Santa María de Cayón desde hace décadas y que sigue sin tener. Además, sumaría otra instalación etnográfica: un centro de interpretación del molino. Esta última función era un deseo del donante que condicionaba la cesión del edificio. Así las cosas, Gastón Gómez comenzó la primera fase de rehabilitación del inmueble principal, pero lo hizo sin tener atada la titularidad, puesto que seguían sin cumplirse las condiciones del donante. En la primera fase, se gastaron 120.000 euros para dotar al edificio de un ascensor que lo haría accesible, además de tirar tabiques, remozar la fachada y arreglar el tejado. Nada de aquello se ha podido salvar, ya que las mejoras han sido víctimas de los vándalos.
120.000 euros
se gastó el Ayuntamiento en arreglar un edificio que no era suyo. También se ha perdido una subvención de 40.000 euros.
La legislatura 2019-2023 pasó y concluyó con un molino parcialmente arreglado, pero que no era propiedad del pueblo porque no se había dado cumplimiento al convenio de cesión. Sí es verdad que, en febrero de 2023, la actual alcaldesa, la independiente Pilar del Río, anunciaba que se había «desbloqueado» por fin el acuerdo urbanístico para hacerse con la propiedad del molino, pero solo era el principio de una pesadilla que acaba ahora, con la petición de reversión de la propiedad del edificio a los herederos del abogado.
Una de esas condiciones impuestas por el donante fallecido, la de pedir cauce de agua para el canal del molino, se comenzó a tramitar en el año 2023. Sin embargo, según confirmaba a este periódico el organismo encargado de otorgar el permiso, Confederación Hidrográfica del Cantábrico, el Ayuntamiento lo pidió en su momento pero nunca «completó la solicitud del aprovechamiento hidráulico», es decir, que aparcó el asunto de echar a andar el molino. En el pleno de febrero de 2023, cuando se firmó el convenio urbanístico de esta propiedad, la entonces oposición municipal del PRC se abstuvo, mientras que el PSOE votó en contra de un acuerdo que a ninguno de los dos grupos municipales les daba suficientes garantías jurídicas, por la dificultad de cumplir con las condiciones. Sin embargo Del Río, entonces regidora del PP, se mostró convencida de su viabilidad.
El convenio para hacerse con la propiedad de Torrentero ha sido un proceso polémico y muy complicado. En el pleno de diciembre de 2023, la propia alcaldesa ya reconocía que no tenía las cosas claras. Se llevaba a pleno el convenio urbanístico, pero se aplazaba por las dudas en las cláusulas para poner en marcha el molino. Esa condición era la que su actual socio de gobierno, el PRC, había puesto sobre la mesa en muchas ocasiones, porque si no se recuperaba el cauce, para lo que la Confederación Hidrográfica del Cantábrico tendría que dar permiso, la propiedad se podría hacer de nuevo con el edificio. «Sentimos no poder aprobarlo ahora», dijo entonces Del Río, que tuvo que retirar el convenio del orden del día. Era la segunda vez que la regidora llevaba ese acuerdo a pleno y lo volvía a guardar en el cajón ante la reticencia de sus socios del PRC y del PSOE. De hecho, los regionalistas, a través de la teniente de alcalde, verbalizaban que ellos querían que el edificio fuese público, pero exigían la retirada de la polémica cláusula de la recuperación del cauce porque, «no existían garantías» de poder cumplir la última voluntad del abogado. Entonces se propuso «recuperar el agua por medios mecánicos». Al pleno asistía un familiar del abogado fallecido, José Luis López, quien manifestó sentirse «engañado» por la alcaldesa. Pasados varios meses de aquel episodio, López Rodríguez confirmaba a éste periódico que la familia está ya tramitando la reversión de lo donado por la «falta de interés» municipal, tanto de la alcaldesa como de su edil de Cultura.
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