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Nuestro protagonista de hoy fue un meracho que nació en Linto, localidad del municipio cántabro de Miera. Vino al mundo en el año 1902. A la edad de veintiocho años se fue a México reclamado por su hermano mayor Venancio Gómez que ya había probado ... fortuna con muy buenos resultados. Su hermano, hombre generoso como la mayoría de los indianos que hacen fortuna, mandó construir las escuelas de Linto y el cementerio de Miera que se pagaron con su aportación. Aquilino partió a las Américas con esa ilusión y fuerza que la juventud le daba.
En México primero fue empleado, pero como buen meracho terminó siendo empresario. Se casó con Carmen Gómez nacida en esta ciudad, hija de merachos que también se instalaron en Distrito Federal, su padre político era el conocido empresario D. Venancio Gómez Acebo. La boda fue todo un acontecimiento, la novia estaba deslumbrante con un precioso y elegante vestido que denotaba su clase social.
La vida le sonrió a Aquilino, tanto en sus negocios como en su vida privada. Se vio bendecido con el nacimiento de sus hijos; Ángel, Bernardo Aquilino, José Antonio y María Catalina.
Viajaron a España recorriendo de norte a sur los lugares más hermosos e históricos, estuvieron en Granada visitando la Alhambra, allí vistieron a sus hijos con la moda y vestimenta nazarí, y ante una mesa típica sacaron preciosas fotografías que inmortalizaron el momento. Sin duda serían un valioso recuerdo cuando regresaran a México.
En su pueblo pasaron momentos inolvidables con su gente, reuniones familiares, con amigos, pero quien sin duda disfrutó enormemente con esta visita fue la abuela, con esa complicidad que existe entre abuelos y nietos y el regreso del hijo ausente.
La agenda de nuestro protagonista de hoy estaba completa, hicieron una visita obligada que todo buen meracho no puede pasar por alto, a su iglesia de Santa María de Miera, conocida también como la «catedral de Miera» por su belleza y grandiosidad. Visitaron a su patrona y como mandaba la tradición, como todos los indianos sacaron a la Virgen alrededor de la iglesia, pues esta era una costumbre muy arraigada. Los indianos cumplían también con el hábito de donar una buena cantidad económica para la conservación y mejora del templo. Y para finalizar, no podían faltar las fotografías de toda la familia junto a la Virgen. Tanto era el cariño que Aquilino sentía por su tierra y su patrona de Miera, que en sus deseos siempre estuvo que sus hijos hiciesen la Primera Comunión en dicho lugar, y así lo cumplió con su hijo mayor Ángel. Entre los invitados estaba una amiga de la familia, la mexicana Gloria Sotomayor.
Otro sueño que cumplió Aquilino fue la jura de bandera y para ello se acercó junto a su esposa al cuartel de la Guardia Civil de Liérganes donde cumplió su deseo, honrar a su bandera.
Gilda ruiloba
Escritora
Tras unas maravillosas vacaciones con los suyos llegó el momento de regresar a su casa de México donde les esperaba la familia de Carmen. Se dirigieron a Madrid y allí cogerían el avión que haría la ruta Madrid-Habana. En el Tetramotor DC-4 matrícula CVT-397 con el nombre de «Estrella de Oriente» tomarían el vuelo 33 pasajeros y 8 tripulantes, de ellos 14 serían de nacionalidad española. La esposa de Aquilino, Carmen y sus hijos tenían nacionalidad mexicana. Pilotaba el avión uno de los más prestigiosos y experimentados pilotos de la aerolínea, el capitán Luis Sastre junto con el comandante René Ayala. Hicieron escala en el aeropuerto Hamilton en las Azores (Bermudas) el 6 de diciembre de 1952 tomando nuevamente el vuelo a las 16.40 horas. Poco después de despegar, una explosión obligó al piloto hacer un amaraje forzoso y cayeron al mar en aguas de las Bermudas. Al caer el tetramotor al agua después de la explosión, una gran mancha de aceite en llamas cubriría el lugar dificultando así el salvamento. De los 41 tripulantes y pasajeros solo se salvarían 6 de los que sobrevivieron 4, entre ellos la amiga mexicana de la familia de Gómez, la joven Gloria Sotomayor. Todos los españoles fallecieron al igual que la familia de Aquilino. A los fallecidos de nuestra tierra se les enviaría por vía aérea a España.
Fue un dolor inmenso para todas las familias, pero muy especialmente para la de nuestro protagonista de hoy, pues todos los miembros de la familia Gómez y Gómez fallecieron, los padres y sus cuatro niños. A los diez años de su fallecimiento el padre de Carmen seguía recordando con una misa en la Parroquia de San Hipólito en Zarco y Avda. Hidalgo en México a su amada familia.
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