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ELENA TRESGALLO
SAN ROQUE DE RIOMIERA.
Jueves, 26 de diciembre 2019, 07:41
Antonio Fernández (PP) es alcalde de San Roque de Riomiera desde hace tres legislaturas y lo ha sido todas ellas por mayoría absoluta (sacó seis ... de siete ediles). No siempre se presentó a las elecciones con estas siglas, ya que una vez fue del PRC, pero se cambió por «diferencia de opiniones», zanja. Y es que es un hombre de paz, al que no le gusta entrar en controversias pasadas porque prefiere «llevarse bien con todos». Entró en el Ayuntamiento como concejal en 1982 y asegura que las cosas han cambiado mucho en los últimos cuarenta años. Los servicios han mejorado pero la población encoge y envejece. A sus 63 años, ya jubilado del mundo de la ganadería, sólo espera ver abierto el puerto de Lunada «todo el año».
-¿Cómo tomó la decisión de entrar en política?
-Ni me acuerdo. De eso hace ya 38 años porque fui concejal con el alcalde anterior que estuvo cuarenta años. Vicente Ruiz Samperio se llamaba. Después estuvo Juan Antonio Fernández Abascal.
-Y hace cuarenta años, ¿cómo era San Roque?
-Esto se encontraba todo bastante mal. La gente tenía que bajar y subir la leche o el pienso por callejos. Los niños tenían que bajar cinco o seis kilómetros andando para llegar al colegio. Ten en cuenta que aquí el paisaje es muy abrupto, hay muchas cuestas y tenemos unos 35 kilómetros de una punta a otra y son todo fincas ganaderas...
-¿Y cómo es ahora?
- Ahora ha cambiado mucho todo y han mejorado los servicios. Nos lo traen todo a la puerta de casa pero casi no nos queda población, la leche está al precio de hace cuarenta años y el campo va para atrás.
-¿Y entonces cuál es el futuro?
-Aquí futuro no tenemos mucho. Vacas de carne quizá, porque población no queda. Tenemos unos cinco jóvenes ganaderos de carne.
-¿Y el sector de las cabañas turísticas?
-Se va vendiendo alguna, pero poco a poco. Ahora se han licitado unas ocho licencias nuevas. Para el turismo sí que hay más salida pero insisto en que, si el ganadero falta, todo esto se vuelve monte y no hay paisaje. Hay que mirarlo todo, lo uno va con lo otro.
-¿Cuántos ganaderos quedan ahora mismo en su municipio?
-Ahora quedarán aquí unos 28 ganaderos, de leche sobre 20 pero la gente es muy mayor, la media es de sesenta años
-¿Hay niños?
-Colegio aquí ya no tenemos y los pocos niños que quedan van a Liérganes. Yo tengo dos nietos de 10 y 14 años. Aunque hay servicios nos falta gente. Fíjate que yo llegué aquí en el año 82 y teníamos unos 900 habitantes. Ahora hemos bajado a la mitad.
-¿Es un poco triste no?
-Sí, pero es que si te pasa una urgencia ¿qué haces? Aquí, en el núcleo en el que yo vivo estamos a 600 metros de altura. En el otro barrio de en frente había 40 habitantes y ahora quedan cinco.
-¿Pero eso también hace que los lazos entre vecinos sean más fuertes no?
-Sí, la convivencia es buena pero ya te digo que si pasa algo... Y ahora no estamos ni tan mal que tenemos cobertura de teléfono de alguna compañía, porque si ves la línea telefónica cómo está, ¡que vergüenza!, está amarrada a los árboles.
-¿El Ayuntamiento tiene empleados?
-Ahora tenemos doce peones trabajando. También tenemos gente que nos atiende la oficina turismo y la Casa del Pasiego y otros servicios.
-¿Y en materia de comunicaciones por tierra?
- Están ahora con la carretera del puerto de Lunada que son 15 kilómetros y sólo me han hecho poco más de dos. Es una carretera que lleva cien años ahí y nuestra esperanza es verla arreglada, aunque lo veo mal. Hay que intentar sacar adelante el arreglo de Lunada, sí o sí.
-Es una reivindicación de otros alcaldes pasiegos. ¿Por qué es tan importante para ustedes?
-Para nosotros es muy importante porque es la última carretera de montaña que queda. Es nuestra conexión con Castilla y León, con Espinosa de los Monteros y con las Machorras. Siempre ha habido entre nosotros un punto de unión, íbamos a la feria o al mercado o incluso a pasar la ITV del coche.
-¿Es porque lo tienen más cerca?
-No, porque más cerca está Selaya o Liérganes, pero es que hay mucho contacto con la población de esos lugares y con los vecinos, es una cuestión de buena vecindad porque siempre nos encontrábamos arriba cuando echábamos las cabras al monte o a las ovejas. Te juntabas con el ganado y había reunión entre nosotros. Sólo nos separa la montaña.
-¿Esa montaña tiene que ser salvable sí o sí porque es una reivindicación histórica?
-Sí, porque es una carretera que lleva cien años hecha y lo único que han hecho en ella es arreglar los baches. Ya han hecho el presupuesto y dicen que la van a ir haciendo toda, que son siete millones. Es una pena que, en cuanto pasa el mes de enero ya estemos incomunicados con ellos hasta abril.
-Son ustedes la única villa pasiega por excelencia que ha dicho que sí a la Reserva de la Biosfera, porque Vega de Pas y San Pedro no han querido entrar. ¿Por qué ustedes apuestan por ese sello?
- Yo respeto a todos, pero yo lo apoyo porque resulta que tenemos aquí un sello de productos típicos pasiegos que potenciar y porque si no nos han engañado, no habrá ningún problema para hacer una traída de aguas, arreglar una casa o los accesos a un cabañal. Es bueno para el turismo y nosotros estaremos los terceros o así en establecimientos y visitantes de los Valles Pasiegos. Tenemos el camping con 72 plazas, la Posada La Concha o las Cabañas con Encanto. Es impresionante lo que se ve llegar el fin de semana y las luces de las casas encendidas... pero insisto en que el paisaje lo mantiene el ganadero.
-¿Están conectados a internet?
-Ahora estamos con una empresa. En el Ayuntamiento ya lo tenemos puesto y también en un repetidor en Merilla y Calseca. En San Roque me han aprobado 25.000 euros para poner una antena y así tendremos internet hasta Lunada.
-¿Qué obras tiene pendientes?
-Tenemos una subvención de unos 250.000 euros para terminar los saneamientos, tanto en San Roque como en Merilla, donde quedan cuatro o cinco acometidas a viviendas. Vamos a ver si me lo terminan este año también en la Concha y me ponen la depuradora en marcha. También quedan algunas carreteras y accesos a viviendas que tenemos que arreglar, como el acceso a La Pedrosa o el Toral. Poco a poco todo se va haciendo.
-¿Y qué me dice de la fiesta del Orgullo Pasiego?
-Es en septiembre e invitamos a todo el mundo a que venga a conocerlas. Se hacen desde más de veinte años y son un reflejo y un impulso de las tradiciones y singulares costumbres de los pasiegos.
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