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Los vecinos de Vega de Villafufre (Villafufre) vivieron ayer una jornada movida. Desde primera hora, se hizo notar en la zona la presencia de la empresa Antiokupa Norte SL. Tenía como objetivo expulsar a varias personas –de nacionalidad extranjera, albanokosovares la mayor parte— que, ... supuestamente, habían entrado de forma ilegal en una vivienda cerrada y en venta. Así lo hicieron casi de forma inmediata y el alcalde, José Luis López Cobo, llamó al destacamento de la Guardia Civil de Selaya, trasladándose hasta allí una sola patrulla. A media tarde se cerró la operación de desalojo sin éxito, tras alegar los inquilinos que tenían un contrato firmado por un familiar de la propiedad.
Esta historia sin final resuelto aún, arranca varias semanas atrás. Según los vecinos, los extranjeros habían desembarcado en esa vivienda cerrada y metido sus enseres. Se dejaban ver por el pueblo y en «uno» de los bares en los que, incluso, «invitaban a rondas». A pesar de esta repentina generosidad, a los vecinos no les encajaba su presencia. «¿Tienen coches de alta gama y están allí okupando?», se preguntaba con ironía una vecina. «No vienen a traer nada bueno al pueblo, eso seguro», completaba otro chico.
La vivienda tenía «agua, pero no luz», por lo que allí se comenta que lo han «enganchado» al poste. También coincide que se han producido pequeños hurtos que no han gustado en la pequeña comunidad. Ni eso, ni el trasiego en la imponente vivienda amarilla ahora en venta. La llegada de los albanokosovares también coincide con otro intento de okupación en la zona. Se trata de otra de las muchas viviendas vacías o en venta que hay en el pueblo, en la línea de la carretera. «Van allí donde tienen poste de la luz cerca, o eso pensamos», explican.
La expectación ayer era máxima, los vecinos miraban las idas y venidas de los fornidos muchachos vestidos de negro (los de la empresa Antiokupa Norte) y vieron «correr» a uno de los inquilinos de la casa amarilla nada más llegar. Salir de allí, por lo pronto desfilaron unos «cinco varones adultos», enumeran. En ese momento «ya pensamos que se iban», añadían. Pero nada más lejos de la realidad, porque avanzada la tarde llegaban noticias de que los supuestos okupas tenían también supuestos papeles. Aportaban una especie de contrato de alquiler que la propiedad dice que no ha firmado, pero hay que verificar. «Ahora habrá que negociar», informaba a El Diario Montañés un representante de Antiokupa Norte. «Van a ser unas negociaciones duras, porque no tienen miedo a la Policía y porque tienen varias casas okupadas aquí y en otras zonas de Cantabria, como El Astillero y Maliaño», añadían.
La empresa desmentía también que fueran personas «vulnerables»; los relacionan con «mafias» de un perfil «violento» que ven un «negocio muy lucrativo» en esto, y eso es «lo que nos estamos encontrando todos los días».
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