El rey león que dejó de piedra a Puente Viesgo

La última fase de la historia del oso reconvertido en león surge hace un año, cuando la familia Fuentes Pila y el Consistorio de Puente Viesgo firmaron la paz. Habían sido casi cuatro décadas de distanciamiento, desde que en 1979 el Gobierno de Juan Hormaechea expropiara la casona familiar para transformarla en Ayuntamiento. En pleno atrincheramiento familiar un rayo cayó en lo que entonces se creía un oso, rompiéndole el morro, literalmente.

La pieza desgajada de la figura se la quedó la familia y con ella abandonó la mansión. La retuvo en su poder como símbolo de que el poder político no se había podido hacer con el espíritu familiar, con la esencia del caserón. Que una parte de ese palacio aún pertenecía a la familia que le dio vida.

Pero el tiempo pasó y pasaron las personas. En enero de este año Julio Fuentes Pila, un descendiente de los propietarios, se encontró con el nuevo alcalde de Puente Viesgo, Óscar Villegas, dos jóvenes con mucho en común que sellaron la paz, uno entregando el hocico del hoy león, el grial familiar custodiado hasta entonces por los Fuentes Pila; el otro, recibiéndolo y comprometiéndose, ante familia y vecinos, a reponerlo cuanto antes en lugar del amaño algo chapucero que se había colocado en su lugar.

Así las cosas, hace apenas unas semanas llegó la restauradora, Lydia Quevedo, profesional de la recién creada Fundación Santa María de Toraya, con mucha experiencia a sus jóvenes espaldas. Un exhaustivo estudio de la pieza la llevó a proponer una restauración total, con reposición del hocico original. Se trató toda la pieza contra los ataques biológicos, se retiraron impurezas y se atajaron grietas. Se revisó la escultura y se colocó la pieza que faltaba, confirmando lo que ya se estaba temiendo la restauradora: que el oso era un león, con melena, fauces y demás detalles propios de un gran felino más que de un plantígrado. «Tenía todas las características de un león heráldico», decía Lydia Quevedo.

Julio Fuentes Pila tardó en hacerse a la idea, y aun sigue dándole vueltas a la forma del hocico y de las patas, incluso a las razones por las que se podría haber colocado un león en lugar de un oso en una casona de estilo montañés donde encajaría más este último. Reconociendo el trabajo de los expertos, bromea señalando que «donde ellos ven un león yo veo más bien un oso». Fuera de chanzas, mantiene esa idea e incide en que «el pie de la figura es de un plantígrado (el oso apoya toda la planta), no de un digitigrado (felino)».

También opina sobre el medallón que sujeta la fiera, en origen quizá para plasmar el escudo de fusión de los apellidos Fuentes y Pila que se estaba elaborando por entonces. Cuando se terminó, la composición es posible que fuera tan detallada que no cabía, «así que igual se llevó al escudo de mayores dimensiones que se colocó al otro lado de la casa».

El alcalde mira con interés todo el proceso y deja evidente que ni quita ni pone rey (león). Lo importante ha sido rehabilitar la pieza y dejarla en su estado original, poniendo esa tarea en manos de profesionales. Eso sí, esgrime la documentación oficial existente en el Ayuntamiento para confirmar que se habla de la figura de un león. El resto, lo deja a la libre opinión de cada uno.