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Los duques de Alba en su casa de Marbella. ABC
Un llanto al alba
Esencia pasiega

Un llanto al alba

Jesús Aguirre y Ortiz de Zárate, duque de Alba, fue escondido en la villa pasiega de Vega de Pas a los pocos días de nacer y por algo tan hermoso como ser hijo de madre soltera

José javier gómez arroyo

Vega de Pas

Martes, 6 de abril 2021, 12:25

Ya desde su niñez fue un alumno fuera de lo normal que brillaba por su intelecto y dotes artísticas, en especial por su facilidad para la música, concluyendo el bachillerato en 1951 con el premio extraordinario en el examen de Estado e iniciando ese mismo ... año sus estudios eclesiásticos en el Seminario de Monte Corbán de Santander, de donde salió poco después para estudiar filosofía en la Universidad Pontificia de la también villa cántabra de Comillas y dirigida por la Compañía de Jesús, orden religiosa a la que, por cierto, Jesús Aguirre nunca perteneció. A partir de entonces viajaría a Alemania para perfeccionar los estudios de Teología en el Georgianum de Munich, institución adscrita a su Universidad y en la que compartió estudios y amistad con el cardenal Joseph Ratzinger y que llegaría a ser futuro Papa Benedicto XVI. Ordenado sacerdote católico en 1961 y tras abandonar el ministerio pocos años después, nuestro protagonista se convirtió en exitoso editor literario, escritor, traductor, director general de Música y Danza del Ministerio de Cultura, miembro de la Real Real Academia Española y duque de Alba por su matrimonio con Cayetana Fitz-James Stuart, jefa de la Casa de Alba, además de haber sido una figura clave en el diálogo entre católicos y marxistas durante el régimen del general Franco: «... había sido un excelente trepador; desde lo más bajo, que no en otra cosa consiste ser hijo de soltera y sin fortuna, hospiciano en un Seminario, que no solo consigue abrirse paso en terreno tan pantanoso y estrecho como la cultura, sino que al final, con un triple salto mortal, se transforma en el hombre más codiciado, envidiado y respetado, puesto que ni siquiera el Rey tenía los privilegios con los que él contaba...» (El cura y los mandarines. Gregorio Morán, editorial Akal, 2014)

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