El lobo acecha los montes de Liérganes y Miera y se ceba con medio centenar de cabras y ovejas

El pasado 31 de enero Gines Cobo, un ganadero de Liérganes, descubría los primeros ejemplares de ovejas muertas en el lugar conocido como Llana la Puerta en el monte de Buspombo. Un día más tarde, el uno de febrero, el hombre se percata de que le han matado más ganado y es, el día 2, cuando alerta a los guardas de la zona del ataque a sus animales. Ginés, que para entonces ya había oído que había habido ataques de lobos, no se lo acababa de creer. «Yo tengo 58 años y esto no lo había visto nunca. Lo sabía de oídas, pero yo nunca lo he conocido aquí. Se había oído alguna vez de perros, pero no de lobo», insiste.

No es hasta el día 3 de febrero, cuando el guarda de Medio Natural acude a inspeccionar la zona junto a la familia. Según relata en el informe, las ovejas desaparecidas «se encuentran todas ellas desperdigadas y comidas, quedando básicamente huesos y pellejos». Los buitres habían dado ya buena cuenta de ellas siguiendo a pies puntillas las leyes de la naturaleza. No obstante, entre los restos óseos, el técnico de Medio Natural aprecia «costillas rotas y roídas por algún cánido». Además, en el informe en el que el guarda afirma que los indicios apuntan al lobo, se destaca que se han hallado huellas «alguna de unos 10 centímetros de largo» que por el tamaño y definición «son compatibles con el lobo», indica.

A la par, también se certifica el caso de La Pereda, en una finca cercana a la zona donde pastorea Ginés, también en Liérganes, donde el ganadero afectado perdió 19 cabras. Ambos aluden a un tercer caso «certificado», en otra zona cercana a estos pero en Castrejón (Miera).

Todas estas zonas se encuentran dentro o en los alrededores de un coto de caza y Medio Natural responsabiliza a éste del destrozo. «Los titulares de los terrenos cinegéticos son los responsables de los daños causados por las especies cinegéticas procedentes de los terrenos», resume el informe que se entrega al ganadero. «A mí el guarda me ha dicho que el responsable es el coto y yo voy a ir con los papeles a ver qué solución me dan, porque en la Consejería ya me dijo el guarda que lo había metido él», añade el ganadero.

No obstante, más allá de reclamaciones de daños o la búsqueda de responsabilidades de lo sucedido, lo que más urge ahora los afectados es que se ponga remedio para que no vuelva a pasar. «Pedimos que haya batidas, que den cacerías para acabar con esto, porque que yo sepa desde diciembre no se ha hecho ninguna», añade Ginés. En su caso, sus animales andaban sueltos en el monte, pero en el de las «tres burras», estas se encontraban «dentro de la finca», incide el ganadero.

Según explican otros afectados con los que ha hablado este periódico, se han avistado «un par de lobos» por la zona, que han buscado refugio en el coto. También se han avistado en el 'Hayal de Esles' del vecino municipio de Santa María de Cayón. Es en esos puntos donde les constan testimonios de la presencia de estos cánidos y así dicen que se lo han confirmado también desde la guardería, en alguno de los casos. También coinciden en la necesidad de controlar el problema por la concentración de ataques en esa misma zona, dado que los daños no se compensan con las indemnizaciones que les puedan llegar a abonar en el caso de las ovejas o las cabras, y muy superior al de las terneras. «Ahí puedes perder entre 600 0 700 euros por cada una», valoran.

En el informe sobre daños producidos a la ganadería de la mujer de Ginés, el técnico señala que «los últimos daños acaecidos en el municipio también han sido provocados por los lobos», citando el caso de La Pereda. También se afirma, en el mismo, que se han visto a los lobos «en el cercano municipio de Miera».