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JOSÉ JAVIER GÓMEZ ARROYO
Martes, 3 de marzo 2020, 07:51
Forma parte de los juegos tradicionales de diferentes zonas del norte de España desde el siglo XIII, siendo hoy en día una de las expresiones culturales en todo el ámbito vascongado y donde se consolidó como deporte de entretenimiento y de relación social con otros ... pueblos y territorios vecinos que lo practicaban en calles, plazas o en las voluminosas fachadas de las iglesias que ejercían de improvisado frontón. La pelota vasca, con unas características propias que lo diferencian de otros juegos similares, tuvo su auge en el siglo XIX tras un proceso de evolución que partía del milenario 'jeu de paume' francés y que consideramos como el antecesor, no solo de esta modalidad que nos ocupa sino de todos los juegos de raqueta en general, incluido el tenis, aunque muy diferentes civilizaciones, como la egipcia, griega, romana, azteca, etc. ya practicaban diversas distracciones con esféricos confeccionados para la diversión. Con la palma de la mano, previamente untada en aceite y harina para evitar que resbalara, se golpeaba contra un frontón una pelota elaborada a partir de piel de oveja para entretenimiento y desafío personal entre quienes lo practicaban, conocidos en vascuence como 'pelotaris'; y los pasiegos, que tanto han despuntado en negocios, industria, medicina, ingeniería, política y demás cometidos, no podían ser menos en este noble deporte vasco.
Manuel Gómez Abascal, conocido por el sobrenombre de Pasieguito, se distinguió en varias de las modalidades de este juego, ya fuese cesta punta, pala, chistera, guante o remonte, inculcando a sus hermanos este arte y en el que sobresalieron casi tanto como él. Entre ellos estuvo José, a quien llamaban Pasiego Mayor, o Laureano, conocido como Pasiego Chiqui y posteriormente en la isla de Cuba como Pasiego Menor y por último el más joven, Ramón Gómez Abascal o Petit Pasiego y, aunque todos ellos nacieron en Éibar, tenían su origen en Vega de Pas, de donde eran sus padres, dando así lugar a una saga de pelotaris con el genuino gentilicio de las tres villas pasiegas que pasearon por todo el mundo. Sobre Pasieguito, el mayor y más famoso de los hermanos que nació en 1874, la revista La Cancha Habanera en su edición del 3 de marzo de 1903 decía: «Empezó a jugar siendo muy niño, en Éibar; y se distinguía, entre todos los muchachos, por ser el que más disposición tenía y mejor jugaba. () Pasieguito, que es un verdadero maestro a mano, pala, red y guante, conserva del juego a cesta, hoy en sus postrimerías, la limpieza, soltura y elegancia que tanto le han caracterizado».
Pasieguito exhibió este ejercicio por las propias localidades vascas, en Barcelona, por Madrid, Zaragoza... llegando a Buenos Aires en 1887 con apenas 13 años y como jugador profesional en el frontón Euskara de la capital de Argentina. Posteriormente sería seleccionado para viajar a La Habana en 1901 y disputar la temporada inaugural del primer frontón industrial construido en Cuba, el Jai Alai y que luego adoptaría el nombre de Palacio de los Gritos, convirtiéndose al tiempo en el principal frontón del mundo para la cesta punta hasta que el régimen dictatorial castrista lo cerró en 1961. Manuel Gómez Abascal falleció en Éibar en 1931.
En los años veinte de la centuria pasada también destacó otro pelotari de la localidad de Hernani, Gumersindo Pérez Pardo, igualmente de padres oriundos del Valle del Pas y a quién apodaban como Pasiego. Un hijo de este último deportista fue el conocido jugador y entrenador de fútbol del Valencia C.F. y del Levante U.D. Bernardino Pérez Elizarán, también conocido como Pasieguito, significativo apelativo deportivo de una estirpe, cuanto menos, con pelotas.
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