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A Francisca Rodríguez, de 79 años y vecina de Penagos, llegar andando hasta el consultorio del municipio le lleva en torno a «tres cuartos de ... hora», con apoyo de su bastón, «a su ritmo» y haciendo varios descansos en el camino. Pero desde el 17 de julio no hay médico, así que debe depender de que «una vecina o algún conocido» la acerque en coche hasta el centro de salud de Sarón para sus consultas. Una situación que no entiende porque, dice ella misma, «desde que nací, y mira que soy mayor, siempre ha habido médico en el pueblo». Por ello este lunes tuvo que pedir una vez más que alguien la llevara en su coche, pero en este caso a Santander. Concretamente a la sede de la Consejería de Salud, donde se encontró con medio centenar de sus vecinos, que apoyaron al alcalde, el independiente José Carlos Lavín, en su segunda sentada para reclamar que se cubra la baja del facultativo titular.
Este lunes en la acera de la santanderina calle Federico Vial, en los accesos a las dependencias de la Consejería de Salud, había tantos problemas como personas. Medio centenar para ser exactos. Hay quienes, como Francisca, no tienen modo de desplazarse hasta otro centro; hay otros que deben tener un control prácticamente diario por alguna clase de patología y necesitan cercanía con un doctor; y también había pacientes, como Brígida Lorenzo, que se quejaban porque la saturación que está conllevando la coyuntura en el sistema de salud de la zona implica que «para activarme una simple receta hayan tardado 21 días». La casuística de las reclamaciones y necesidades es diversa. Pero la solución es común: «Hace falta un médico en Penagos».
Desde el interior del edificio, este lunes por la mañana no hubo ningún gesto con los manifestantes. «La solución está en manos del que está ahí arriba», señalaban los vecinos hacia las plantas superiores, interpelando al consejero del área, César Pascual. «Al menos podría dignarse a hablar con nosotros», insistía molesta y reivindicativa una de las presentes, Sara García. «Que se quede él sin médico, que seguro que lo tiene privado, pero no nos puede pedir a un pueblo de 2.000 habitantes que prescindamos de un servicio que es básico», justificaba. Y hacía hincapié en que «no estamos hablando de unos días: primero fue por las vacaciones del médico, que hablan como si fuera el primer año que hay agosto y les pillara con el pie cambiado; y después, por la baja del médico titular».
Y al mismo tiempo, la manifestante ponía el acento en lo «fuera de lugar» que resulta que Pascual afirme «que no estamos desatendidos porque podemos ir a Sarón». No solo porque «hay una distancia considerable», sino porque, opina, «si vamos a Andalucía también nos van a atender porque tenemos un sistema de sanidad universal, pero igual que en la calle Reina Victoria tienen un médico también tenemos derecho a tenerlo en Penagos. Por vivir en un pueblo no somos menos», reclama García.
Los vecinos que este lunes acudieron a la convocatoria de protesta indicaron además que «el centro de salud de Sarón está desbordado», no solo porque «muchas veces no contestan el teléfono», sino porque a algunos de ellos para sus consultas les están derivando a otros consultorios todavía más lejanos. «A mí me dijeron que tenía que ir a por los resultados de una analítica de mi hija a Castañeda y decidí que no iba porque ni siquiera sé dónde está ese consultorio», comentaba María del Pilar Pérez. Por su parte, María del Mar Colsa, que tiene un problema de hipertensión y necesita de un control constante, no se pudo permitir el lujo de dejar de ir a la cita con el médico que le dieron en Castañeda, y hasta ahí que fue pese a que son casi 12 kilómetros de distancia desde su residencia en Sobarzo.
Los manifestantes además están molestos con que desde el PP local trasladaran −después de la primera sentada que llevó a cabo el alcalde en solitario el 1 de septiembre− que a nivel regional les habían comunicado que la plaza de médico sería cubierta con carácter inmediato. Y de eso se cumplieron este lunes diez días, a lo que hay que sumar las declaraciones que dio Pascual el pasado viernes, en las que afirmaba que «no había médicos» y se limitaba a indicar que los vecinos estaban atendidos en Sarón. Por todo ello, y en vistas de que la promesa no se termina de materializar, Lavín adelantó que está dispuesto a pasar por encima del consejero y acudir a su superior. «Esta semana, viendo que se demora la solución, vamos a dirigirnos directamente a la presidenta, María José Sáenz de Buruaga, para ver si ella nos puede dar una solución».
Justo en el momento en el que el alcalde de Penagos hacía estas declaraciones, una de las manifestantes se despedía de otra vecina. «Y que no tengamos que vernos otra vez aquí», decía mientras marchaba. A lo que la otra respondió con sorna: «Mucho me temo que la semana que viene aquí tendremos que volver».
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