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José Javier Gómez Arroyo
Vega de Pas
Lunes, 7 de febrero 2022, 12:54
Por muy ancestral que sea su cultura y forma de trabajo, los pasiegos siempre han sabido adecuarse a los tiempos modernos. Revolucionarios en el sistema ganadero a finales del siglo XIX, lo fueron también en el panorama musical de nuestra nación y de la mano del gaditano Luis de Eguilaz, que basó su libreto en esta particular civilización de los Montes de Pas para la entonces novedosa zarzuela 'El salto del pasiego' y que sentó las bases de la música regionalista en colaboración con el gran compositor que fue Manuel Fernández Caballero; y sin salir de este último arte que es la música, también los pasiegos tienen el gusto de haber sido pioneros en ver convertida una de sus clásicas cabañas en un original centro discográfico para la composición de la primera obra en solitario de Patacho Recio, relevante figura en el panorama musical español de los últimos tiempos y que adecuó la suya en Vega de Pas, en la que residió permanentemente durante casi una década, en un insólito estudio de grabación para el CD que tituló 'Fuga de vocales', considerado como uno de los discos más sólidos en 2002 y en el que confluyen, en compañía de un grupo de célebres voces aliadas, el pop guitarrero con evasiones psicodélicas.
Guitarrista, compositor, productor musical, técnico de sonido o colaborador con otras prestigiosas figuras del moderno panorama musical, Patacho es a su vez incondicional de sus amigos, divertido en las jaranas y excesivamente concienzudo y cumplidor en los cometidos serios de su armónica profesión. Su sobrenombre, porque en realidad se llama Manuel, se asocia inevitablemente al histórico y mítico grupo pop-rock español Glutamato Ye-Yé y del que fue fundador y componente, sin dejar pasar por alto que se consagraron también como el conjunto más revolucionario del conocido movimiento contracultural en la época de la Transición española y denominado La Movida Madrileña, entendiendo el término revolucionario en el sentido más puro de insurrecto, pues, junto a otros grupos de aquella acompasada época como Derribos Arias, Ciudad Jardín o Sindicato Malone, se encuadraron en la autodenominación 'Hornadas Irritantes' y oponiéndose así al pop más musicalmente correcto de otras bandas menos alocadas. Quizá por ello, con un particular estilo tan surrealista como sarcástico, las más célebres canciones del grupo Glutamato Ye-Yé y que fueron bautizadas como 'Un hombre en mi nevera' o 'Todos los negritos tienen hambre y frío', fueron en realidad concebidas como una muy seria tomadura de pelo que ponía a prueba la comprensión racional de la ciudadanía en aquel despertar musical de España, ingeniosa y socarrona apuesta que hasta consiguió hacer sonar este último tema citado en algunos templos de oración.
Su vinculación con la villa pasiega de Vega de Pas fue en cierta manera accidental: «Te cuento, me encontraba en Madrid, realizando una grabación con DDT, cuando en uno de los descansos que hacíamos fuimos a un bar donde vi un cartel que decía «Se alquila cabaña pasiega». En ese momento decidí que parábamos a descansar un par de días y me marché a la Vega de Pas. Flipé con el lugar y desde entonces alterno mi vida en Madrid con largos periodos en la Vega, donde me encuentro muy a gusto.» (F-HMop, La Factoría del ritmo nº 15, 17 de abril de 2003). Efectivamente aquel par de días se convirtieron en casi dos quinquenios y, en cierta manera, Patacho se transformó en un pasiego más, sentimiento que sigue ostentando con orgullo y villa que sigue visitando siempre que puede, aunque ahora, embarcado en el nuevo proyecto de la entidad de gestión de derechos que representa SEDA (Sociedad Española de Derechos de Autor), vea mermado ese placer.
SEDA nace en desacuerdo con la gestión, hoy sobradamente cuestionada, que hasta ahora ha llevado la histórica SGAE (Sociedad General de Autores y Editores) y con el firme propósito de ser alternativa a su monopolio. Nuestro protagonista, Patacho, fundador y presidente de este cometido también, tiene claro los objetivos y que se traducen en tramitar los derechos de propiedad intelectual sobre obras musicales, así como velar por la protección de los derechos morales de los socios, promover culturalmente sus obras, difundir su repertorio y prestar servicios de carácter asistencial, contando para ello con la reciente autorización del Ministerio de Cultura. Buena suerte a este ya considerado en Vega de Pas apadrinado pasiego y que seguro volcará todo su empeño y experiencia en esta nueva «movida» musical.
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