Un octogenario aparece muerto en Entrambasmestas tras caer al río

Había pasado el mediodía del sábado cuando José María acudió a su barrio natal, en Entrambasmestas, para cuidar de sus 22 yeguas. «Venía todos los fines de semana aunque vivía en Santander», confirma su primo. Casado con María Jesús, era padre de tres hijas: Mónica, Elsa y Pilar, que le habían dado varios nietos.

«Esta vez tenía a los animales en un prado que está al otro lado del río, y para recogerlos tiene que atravesarlo. A veces, el agua baja muy fuerte, como ahora», explica López, que desde la carretera, la nacional 623, señala a la cuenca abajo, a unos pocos metros. «Debió cruzar como lo habrá hecho otros tantos millones de veces; pero esta vez pasó lo que pasó», lamenta el familiar, que este domingo se mostraba visiblemente afectado.

El ganado quedó suelto por la zona y fue eso lo que alertó a sus familiares más cercanos, que viven en este barrio que apenas cuenta con una decena de casas. Se acercaron a ver qué pasaba y lo encontraron fallecido.

Cuando llegaron los bomberos del 112 comprobaron que la víctima calzaba unas katiuskas con las que había intentado cruzar el cauce: «El agua bajaba fuerte, con impulso suficiente para arrastrar a una persona, y más si se trata de alguien de edad avanzada», explica también uno de los profesionales que participaron en el dispositivo, entre los que se encontraban bomberos del parque de Villacarriedo, agentes de la Guardia Civil y personal del 061.

Un resbalón

«Luego llegó la Policía Judicial y el juez y efectuaron el levantamiento del cadáver», comenta López. Aún se desconocen las causas exactas de la muerte pero todo apunta, según los expertos, a que el hombre resbaló y se golpeó la cabeza con un canto rodado.

José María, que era muy conocido en la zona, había dedicado toda su vida a la ganadería y trabajaba en una empresa familiar dedicado a la explotación de vacuno. «Conocía a la perfección estas zonas, este mismo sitio donde ha fallecido, porque de hecho nació aquí», concreta su familiar. Muy cerca de allí, en Alceda, un amigo de toda la vida, Pablo Cobo, permanecía todavía ayer en shock tras conocer el fatal desenlace. «Era un tipo estupendo. Nos conocíamos de siempre porque hemos estado aquí siempre. Nacimos aquí», cuenta con la espalda apoyada en el muro de su casa, que da a la calzada, y con las manos recogidas una sobre la otra en un extremo de una vara de avellano.

«No somos nada. Tan pronto estamos aquí así, bien, como yo;aunque tengamos ochenta y pico años, como pasa una desgracia así y mira...». «No podemos confiarnos, sobre todo la gente mayor, porque un lugar como un río, pues puede resultar peligroso», confirma sobre un suceso del que ayer se hablaba en todos los valles pasiegos, porque quien más, quien menos, conocía a José María. Había trabajado toda la vida dedicado a la ganadería y además lo había hecho en la zona. «Era una persona extraordinaria. Se le va a echar en falta», confirma Cobo.

El funeral se celebrará este lunes, a las 12.30 horas, en la iglesia parroquial de Entrambasmestas, y la inhumación posterior se realizará en el cementerio del santuario. La capilla ardiente estará ubicada en el Tanatorio Acebo, en Villegar de Toranzo.