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José Javier Gómez Arroyo
Vega de Pas
Jueves, 19 de enero 2023, 15:40
Desde que en 1865 el padre de la genética moderna Gregor Mendel plantease la hipótesis de una forma de herencia entre padres e hijos, los expertos afirman que de nuestros antepasados no solo heredamos rasgos físicos sino también los que conforman nuestro particular temperamento, por ... lo que, aun teniendo en cuenta que tanto la educación como las condiciones de vida en que nos desenvolvemos también nos moldean como personas, en lo referente a sociabilidad, elocuencia y creatividad se ha comprobado científicamente que influyen mucho los genes que portamos. Lejos de entrar en detalles doctos que al común de los mortales se nos escapa al entendimiento, lo cierto es que a menudo se ha hablado de ese carácter innato y común a los pasiegos, a quienes numerosos estudios coinciden en achacarles unos rasgos temperamentales que los hacen propensos a ser tan reservados como impulsivos, pero con el firme propósito de saber salir siempre adelante. Sea como fuere, nuestro protagonista de hoy, el actor Gabino Diego, es igualmente tan moderado en su vida como apasionado en su profesión y, fruto quizá de los genes pasiegos que porta, ha sabido siempre vencer las dificultades y apechugar con las críticas a las que por su profesión interpretativa se halla expuesto, malas que se toma con humor y buenas que acepta con discreción.
Galardonado actor de cine y teatro, magistral imitador de voces o sorpresivo intérprete de canciones de exquisito gusto, Gabino Diego forma además parte de esa generación de coleccionistas que auxilian la creación artística y conservación del patrimonio fotográfico al reunir en su colección obras de distintas épocas, estilos y técnicas y de las que Cantabria también se ha beneficiado con la magnífica exposición que tuvo lugar en 2010 en el Centro de Documentación de la Imagen de Santander bajo el título 'La lluvia cansa la tierra'. Esta recopilación de imágenes que posee y que se centra en autores tanto nacionales como internacionales que retratan hábitos comunes, se nos presentaba en la inauguración como «un trabajo de fotógrafos que buscan la experiencia de lo cotidiano, que celebran la vida, sus momentos de fiesta y sociabilidad tanto como el reto del duro trabajo diario…», algo que perfectamente podemos aplicar a la vida de su bisabuelo pasiego, don Francisco Diego-Madrazo y Ortiz, nacido en Vega de Pas en 1872 y que de la nada y sin apenas saber leer y escribir cuando salió rumbo a Cuba, siendo aún imberbe, acabó saboreando la admiración y el respeto como ciudadano poseedor de una de las entonces mayores fortunas de la isla caribeña, además de ser uno de los cofundadores del diario La Correspondencia, referencia obligada en la historia del periodismo cubano: «Defender los intereses del elemento español que permanecería en la ciudad tras el cambio de poderes fue la razón que animó a los fundadores de la empresa editorial, a quienes se sumó también Francisco Diego-Madrazo, un santanderino con inclinaciones hacia las letras...» (Francisco G. Navarro. Bitácora Fernandina. 31 octubre de 2008).
Con un parecido físico a su bisabuelo más que evidente, Gabino Diego es heredero también de ese legado tan fructífero que representa la capacidad de trabajo que tenía Francisco Diego-Madrazo y así, con la preparación de guiones, ensayos, funciones y cansinos viajes por toda España dentro de este mundo tan único para el disfrute de la gente como es el teatro, su verdadera pasión, nos interpreta también con este quehacer el dinamismo que poseía su ancestro, que es el de la propia raza pasiega: «Francisco Diego-Madrazo es hombre de una actividad sorprendente. Lo mismo prepara y realiza la excursión más agradable que va a Trinidad y se entrega al alpinismo resistente…» (Diario de la Marina. La Habana 16 de abril de 1915).
Toda esta laboriosidad es la que condujo a este emigrante y emprendedor pasiego a un no parar en mejoras generalizadas por toda la isla de Cuba, especialmente con la construcción de centrales hidroeléctricas a principios del siglo XX y hasta sentar los cimientos también para que la hermosa ciudad caribeña de Cienfuegos donde residía acabase siendo muchos años después de su fallecimiento Patrimonio Cultural de la Humanidad. Por su parte, Gabino Diego, su bisnieto, nos va dejando igualmente una heredad no solo fotográfica y teatral sino también cinematográfica, con títulos que, sin lugar a duda, conforman una filmografía de gran envergadura, pues no en vano ha sido partícipe y recompensado en películas que hoy conforman ese también patrimonio del celuloide español más valorado de los últimos años; y para ello baste recordar cintas como Las bicicletas son para el verano, El viaje a ninguna parte, Amanece que no es poco, El rey pasmado, Los peores años de nuestra vida, La hora de los valientes, ¡Ay Carmela!, que le valió un Premio Goya, o la oscarizada Belle Époque, entre otros grandes títulos.
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