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San Pedro del Romeral ha sido el primer ayuntamiento de Cantabria que se ha visto obligado a realizar cortes intermitentes de agua a sus vecinos para paliar los efectos de la sequía en los depósitos municipales. En este pequeño pueblo pasiego de algo más de ... 460 habitantes empezaron a notar allá por mayo cómo el caudal de los manantiales menguaba demasiado rápido antes de que el verano ni tan siquiera asomase. Hasta que llegó el punto crítico que temían y desde hace «unos 15-20 días» el Ayuntamiento cierra el suministro a la mayoría de sus vecinos, sobre todo en San Pedro, el principal núcleo del pueblo y donde más agua se necesita. En concreto, los grifos, fuentes y demás puntos de salida quedan secos en esta zona desde las 16.00 hasta las 20.00 horas y, por la noche, de 23.00 a 8.00 horas, para intentar llenar unos depósitos que quedaron «bajo mínimos» hace ya varias semanas. En otros barrios con población más dispersa solo se ha restringido el consumo por las noches y un puñado de vecinos se ha librado de la medida, ya que algunos de los ocho depósitos que abastecen al pueblo han seguido funcionando con normalidad.
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En medio del que ya se conoce como uno de los veranos más secos de las últimas décadas, Cantabria esperaba sedienta las lluvias previstas para esta semana. Un par de jornadas que sirvieron de pequeño alivio a ganaderos, agricultores y ciudadanos en general tras el trimestre más seco en sesenta años. Y aunque no fue suficiente para compensar el secarral que asola la región y media Europa, las precipitaciones surtieron efecto. Al menos, en los depósitos de San Pedro del Romeral: «Ayer fue la primera noche que no cerramos el agua en 20 días, esta tarde tampoco está previsto restringir el consumo, pero me temo que tendremos que retomar el de la noche hasta mantener constantes unos buenos niveles», explica a este periódico la alcaldesa de San Pedro del Romeral, María Azucena Escudero, quien asegura que la lluvia «se ha notado». De hecho, pone como ejemplo uno de los depósitos, el cual no lograban colmar ni con las restricciones de consumo. «Con las reservas no conseguíamos llenarlo ni hasta la mitad y, por fin, ayer conseguimos completarlo y que el agua pasara incluso a un segundo depósito que se abastece de este principal».
Los vecinos de la zona no recuerdan una situación similar desde el año 1995, momento en el que España atravesaba una de las peores sequías de las que se tienen registros. «En ese año llegaron los problemas en los meses de agosto y septiembre, pero esto ha sido muy raro y, de hecho, esta no es una zona caracterizada por la escasez de agua, ni mucho menos», explica Escudero, quien reconoce que la situación es «dura y extraña», pero asegura que la gente se muestra «colaboradora y acaba acostumbrándose».
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