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Puente Viesgo no ha querido esperar al cercano centenario de la muerte de uno de sus históricos e insignes vecinos, el teniente de Artillería Joaquín Fuentes Pila, para rendirle homenaje, y lo ha hecho de dos maneras, con un reconocimiento al monumento que le recuerda junto a la que fue la casa familiar (hoy Ayuntamiento) y con la presentación de un libro sobre su figura, esa casa y la villa pasiega, 'El teniente Fuentes Pila, el Palacio y Viesgo', escrito por el historiador local Pedro de la Vega Hormaechea.
La historia bien merece un libro. Uno de los capítulos más heroicos de la guerra en África de principios del siglo pasado, una gesta marcada por el deber y el honor de cientos de militares insignes caídos en defensa de una posición que enmarca perfectamente esa historia, Kudia Tahar.
El libro es, principalmente, el relato de una vida, la del teniente Fuentes Pila, tan intensa como breve y de una destacada carrera militar truncada cuando apenas tenía 29 años, una trayectoria que culminó con la más que merecida Cruz Laureada y la Medalla Militar Individual como reconocimiento a su heroico final en la batalla de Kudia Tahar.
Era una posición estratégica española en la Guerra del Rif, muy cerca de Tetuán, a la que daba protección. Su importancia hizo que las tropas de Abd el Krim pusieran sus ojos en ella, y libraran una batalla que se llevó por delante la vida de muchos militares españoles y marroquíes, estos atacando, los primeros haciendo alarde de una defensa numantina de la posición. La lucha fue dura y los inquebrantables españoles aguantaron (apenas 50) hasta la llegada de tropas de apoyo que también sufrieron la ferocidad del enemigo.
De todo ello dan fe las seis laureadas de San Fernando, la más importante condecoración militar española, que se concedieron en aquel enfrentamiento de finales de 1925. Allí murió el teniente Fuentes Pila, arengando a los pocos hombres que le quedaban tras sustituir a su capitán, Gómez Zarazíbar.
El libro, como señala su escritor, «recuerda al que tuvo como bandera de su existencia a la Madre de Dios, a su familia y a su Patria, por la que murió». Recoge desde su acta de bautismo, el 29 de febrero de 1896, hasta su muerte en el campo de batalla, el 4 de septiembre de 1925, su vida familiar, sus primeros estudios, su paso por la Academia de Artillería, sus destinos y su viaje a África, «donde jugó un papel importantísimo para la defensa de las colonias españolas hasta dar su sangre por ello».
La obra no pasa por alto, además de sus dotes militares, las de escritor, poeta, dibujante, músico, pintor, y no olvida la estima entre familiares, amigos y compañeros.
Completa la publicación la historia de la Casona-Palacio que sus padres mandaron edificar en Puente Viesgo, donde tenían sus intereses comerciales con el Balneario y el Gran Hotel, plasmando, además «la íntima relación de la familia con Puente Viesgo».
También es protagonista la estatua que muestra a «la madre patria sosteniendo al ya fallecido teniente». El mismo año de su fallecimiento, el Ayuntamiento de Puente Viesgo acordó la construcción de un monumento en su memoria, encargando el proyecto al arquitecto responsable del palacio, Javier González de Riancho, fiando su financiación a una suscripción popular. Tras cambios de idea y enclave, en 1927 se encarga la obra al escultor Daniel Alegre.
Hubo que esperar hasta el verano de 1942, como señaló el periódico ABC en su edición del 10 de mayo de ese mismo año. «La Comisión encargada de la suscripción para erigir un monumento en Puente Viesgo al heroico teniente de Artillería Joaquín Fuentes-Pila, muerto gloriosamente en Kudia Tahar, en 1925, y que se ganó el grado de capitán, Medalla Militar y Laureada de San Fernando, ha encargado el trabajo del monumento al renombrado escultor montañés Daniel Alegre. La inauguración del mismo tendrá lugar este próximo verano con un acto de carácter patriótico y artillero. La Comisión organizadora recibirá los últimos donativos por conducto de su presidente, José María Castro». Las nuevas generaciones de los Fuentes Pila depositaron una corona de flores este sábado a los pies de ese gran monumento, un homenaje al que no faltaron el alcalde de la villa, Óscar Villegas, una amplia representación de la familia y muchos vecinos.
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Ana del Castillo
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