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Tres hombres, ganaderos y todos vecinos de San Roque de Riomiera, con edades comprendidas entre los 24 y 30 años, fueron detenidos ayer por agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil en relación al caso de la matanza de 25 vacas, el pasado 30 de julio, ... que murieron de una manera cruel: algunas acuchilladas y el resto asfixiadas por la falta de aire, tras aparecer encerradas en una cabaña pasiega del barrio de Carcabal, de apenas cuarenta metros cuadrados.
El rumor se extendía rápido por la mañana en los distintos barrios y bares de San Roque: habían detenido a dos hombres, ambos hermanos y ganaderos, presuntamente acusados de un delito de maltrato animal. Los vecinos eran testigos de cómo dos patrullas de la Guardia Civil de Reinosa (pertenecientes al Seprona) se los llevaban detenidos a primera hora cuando salían a coger su vehículo. Aunque nadie sabía nada, todos apuntaban a que las detenciones podrían estar relacionadas con el macabro caso de la matanza de las 25 vacas de los primos Rubén y Raúl Fernández. El asunto ha tenido en vilo al pueblo en tertulias de barras de bar, a veces también tensionadas por las sospechas entre pobladores, durante estos ya más de cuatro meses.
30 de julio Los primos Rubén y Raúl Fernández descubren a 25 de sus vacas hacinadas y muertas en la cabaña
31 de agosto La Fiscalía de Cantabria anuncia que se presenta en el caso como acusación popular
12 de diciembre La Guardia Civil detiene a vista de todos a tres hombres de la zona y los interroga por el caso
Pasado el primer susto, a media mañana, había otra sorpresa: la Guardia Civil detenía a un tercer varón, también ganadero, en su casa, para llevarlo a declarar. Según las fuentes consultadas por El Diario Montañés, los tres jóvenes fueron trasladados a dependencias del Cuartel de Torrelavega acusados de un presunto delito de «maltrato animal». Allí, todos ellos fueron interrogados por este siniestro caso sobre el que, a día de hoy, pesa secreto de sumario. Tras su detención, los sospechosos pasarán hoy a disposición judicial. Es el Juzgado de Instrucción Número 1 de Medio Cudeyo el que lleva el caso y el que ordenó abrir una investigación el pasado verano. De hecho, la Fiscalía de Cantabria se personó como acusación popular. Había interés por desvelar lo sucedido.
En San Roque de Riomiera los bares ayer enmudecían, los vecinos llevan meses sospechando unos de otros por el terrible suceso del pasado julio en Carcabal. La vaca es un tótem en el mundo pasiego y las hipótesis de lo que sucedió la noche del 29 al 30 de julio ha sido objeto de debate entre ellos todo este tiempo.
¿Y qué es lo que se sabe de lo que pasó aquella noche de verano? Poco o nada aún, solo que Rubén y Raúl fueron el domingo por la tarde a ver a sus limusinas que dejaron sueltas pastando dos días antes con suficiente comida y agua. Todas eran vacas de carne con un importante valor en el mercado y, de la noche a la mañana, se les cayó a los dos el alma al suelo. Estaban arruinados y sus animales habían sido sacrificados de la manera más cruel posible. Ambos habían invertido en esta empresa mucho dinero y la escena que se encontraron en la pequeña cuadra pasiega de apenas cuarenta metros cuadrados era dantesca. Los pobres animales yacían muertos amontonados, hinchados y hacinados, colocados como en un «tétrico tetris», relataron algunos de los testigos.
Alguien había metido allí el ganado y «había echado la aldaba», explicaban ambos, ya que ellos los habían dejado sueltos y aseguraban que aquel cubículo estaba cerrado cuando se fueron, porque era una cabaña vividora. A partir de ahí comenzaron las pesquisas judiciales y policiales en silencio pero sin pausa. Hubo quien especuló con que lo sucedido allí era un desafortunado accidente, es decir, que los animales se habían encerrado solos dentro mochando la puerta, ya que no era la primera vez que eso pasaba. Esa teoría pronto fue descartada por la investigación, sobre todo cuando los veterinarios detectaron que algunos de esos animales -los que estaban más cerca de la puerta con la aldaba echada- habían sido acuchillados para empujarlos dentro en un espacio en el que apenas cabían. Aquel día solo sobrevivieron tres vacas de la casi treintena de animales en las que Rubén y Raúl habían depositado su sueño y sus ahorros, los que estaban más cerca del pequeño ventano de la cuadra y pudieron sacar el morro para respirar.
Tras lo sucedido, los dos jóvenes afectados por la matanza de sus vacas fueron arropados por los suyos, pero también por el mundo ganadero y agrario que se solidarizó de inmediato con la causa llegando a abrir una cuenta para que pudieran reponer los animales perdidos. También el Gobierno de Cantabria, a través de Desarrollo Rural y Ganadería, prometió ayudar cuando el caso estuviera resuelto.
Pocas voces se atrevían ayer a hablar del caso, pero lo cierto es que, desde hace un par de semanas, los vecinos habían detectado que había algunas personas frecuentando los bares que preguntaban por este tema tabú para muchos de ellos. «Hemos visto a agentes de paisano, pueden ser de la judicial haciendo preguntas», explicaba ayer un vecino de la zona que no quería que constase su nombre. Lo cierto es que ayer no solo pasó el Seprona, fuentes municipales también afirmaron que había alguna patrulla de «la judicial» por allí y confirmaron las detenciones. A todos les había sorprendido el movimiento de los últimos días y las preguntas de «una pareja» de foráneos. Y es que hacía tiempo que el tema estaba dormido, que no muerto porque se seguía hablando del trágico suceso, pero había quedado en segundo plano. Han transcurrido ya más de cuatro meses de la matanza en la cabaña pasiega. Ya no había periodistas preguntando a diestro y siniestro por las vacas muertas.
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