El triunfo de un arriero

Aquel visitante que ocupa la crónica de hoy se llamaba Vicente Trelles González y había venido al mundo en 1869 en la también localidad del Principado conocida como Puerto de Vega, curiosamente en la misma cama en que había expirado años atrás el escritor, jurista y político ilustrado Gaspar Melchor de Jovellanos tras haber sido acogido por el padre de nuestro protagonista en la casa solariega de la familia. Don Vicente, que se había licenciado en derecho, se casó con Dolores Anciola Macías, con cuyo apellido nominó ambos buques y pronto inició su carrera política como alcalde de Luarca y diputado provincial hasta llegar a ser nombrado vicepresidente de la Diputación de Oviedo en 1920, sin olvidar que años antes, concretamente en 1895, había fundado también la Banca Trelles. El Diccionario Biográfico Español de la Real Academia de la Historia nos resume su labor: «Como banquero prestó ayuda y estimuló la creación de empresas de todo tipo, tanto en el concejo de Valdés y en el de Navia como en el resto de Asturias, especialmente las de buques a vapor, pesqueras, de transportes de viajeros y mercancías por carretera, eléctricas y agraria. Como industrial, participó en varias de estas empresas. Fue un hombre inteligente, trabajador y muy enérgico, pero comprensivo y campechano». (D. B. de la Real Academia de la Historia. Luis María Rodríguez de Anciola).

Su relación con Vega de Pas vino de la mano de la familia Ruiz Pelayo, con quienes entablaron una sólida y duradera amistad y villa que el matrimonio Trelles a menudo visitaba alojándose en su casa y disfrutando de esporádicas sesiones de caza, pesca y excursiones por las tres villas pasiegas y por toda Cantabria en alguno de los antiguos automóviles de pasajeros que estos asturianos poseían, pues entre las diversas compañías que este reputado empresario creó cabe destacar la de transportes El Luarca, nueva tecnología que aspiró a modernizar la antigua empresa de diligencias de caballos que guiaban los antiguos arrieros, creada en1889 y conocida como La Ferrocarrilana, aunque ya en 1916, junto a otros cinco socios de donVicente, pasó a ser movida por motores de vapor y gasolina con la aportación de nuevo capital y hasta desembocar en 1923 en la conocida firma ALSA (Automóviles Luarca S. A.) y que la familia Cosmen, accionistas en un principio junto a Vicente Trelles y sus asociados, ha sabido con los años conducir a ser hoy la mayor empresa de transportes de viajeros por carretera de España.

Atrás quedó el arrojo del joven arriero que acabó siendo un exitoso empresario, político y banquero, que custodió como venerable reliquia en su casa la cama en que murió Jovellanos y que, además, vivió el cambio al arrastre mecánico desde el antiguo y denominado transporte de tracción de sangre, con aquellos también llamados 'billetes de media burra' por los que el viajero era subvencionado con la mitad del importe del tique a condición de que, en las empinadas cuestas, hubiera de bajarse para ayudar a empujar la diligencia movida por caballos; y audaz asturiano cuya vida rememoramos por una vieja fotografía en un bar y que, al preguntar por ella, se nos muestran otras muchas guardadas de esta familia de los Trelles que pudo y supo disfrutar, hace ya más de un siglo, de la generosa y afable hospitalidad de los pasiegos.