Cada vez que pasa por el escaparate de la tienda de Sobaos y Quesadas Bienve, en su pueblo natal, Regina Carral (Selaya, 1963), comprueba si quedan ejemplares de su primer libro, 'Vitalia'. «¿Para qué quiero que esté en una librería de Santander si luego no ... lo pueden comprar aquí, que es donde transcurre la historia?», aclara.
En ese primer trabajo, que sacó a la luz a comienzos de 2019 a través de un proceso de autoedición, contaba cómo su bisabuela, que da nombre a la novela, terminó convirtiéndose en el ama de cría de Ramón Mercader, al que la historia recuerda por ser el asesino de León Trotski. Pese a que Carral sacó adelante la difusión de su trabajo sola, ha conseguido que 'Vitalia' fuera uno de los libros más vendidos en una de las librerías insignias de la región, entre otros motivos porque da su lugar a las amas de cría pasiegas, que en el siglo pasado estaban de moda «era como tener un palco en la opera», cuenta.
Ahora Carral, que trabaja como cartera en Santander, en la zona de El Sardinero, está trabajando en ultimar su siguiente novela, 'El Caracol', que se publicará próximamente y donde esta vez ensalza otro de los valores de los Valles Pasiegos, su ganadería.
-En su primer libro amas de cría, ahora en el segundo vacas, que es muy pasiego también...
-Sí porque me interesaba el tema de la vaca pasiega y su sustitución por la frisona, así que toda la novela se ha tejido para contar ese cambio en el que casi desapareció la pasiega y ese modo de vida.
-¿La llegada de la frisona revolucionó la comarca?
-Cambió todo, no sólo la economía, también el paisaje. La gente se dedicaba a plantar huertas, maíz, tenían tres o cuatro vacas y entonces todo se dedicó a la ganadería. Aquí la vaca siempre ha sido el tótem, alrededor de ella se han tejido matrimonios, terrenos, ha habido muertes... La vaca lo ha sido todo, y lo sigue siendo. Llegó a haber muchísimas cuadras, que ahora ya no existen porque se ha dado la estabulación y una persona lleva la mitad del terreno del pueblo. Así que yo creo que la lechera frisona en esta zona se terminará extinguiendo completamente porque quedan cuatro ganaderos, y no grandes.
-¿Qué podemos esperar de 'El Caracol'?
-Se llama 'El Caracol' porque la mayor parte de la historia transcurre a los pies del puerto que une los valles cántabros de Miera y Pisueña. Así que el libro tiene mucha esencia cántabra, pero también de fuera, porque de hecho empieza en el puerto de Róterdam en 1930, el día en el que Hitler decidió bombardear la ciudad. Aunque en sí la historia es fruto de mi imaginación, me apoyo en detalles reales e incluso e introducido diálogos de pasiegos, que llamo yo, con lo cual he recuperado esa lengua. Además, hay que destacar que no todos los personajes son importantes, no hay uno más protagonista y he añadido distintos oficios de la época: ganaderos, tratantes, amas de cría, capitanes de barco, carreteros, misioneros, campaneros...
«El cambio de la raza pasiega a la frisona revolucionó tanto la economía como el paisaje del valle»
-¿Hay fecha para la publicación?
-La pandemia me ha cambiado los planes, no lo sacaré hasta que no pueda hacer una presentación en condiciones. Tengo claro que quiero que sea como con 'Vitalia', con mi gente y en mi pueblo. Aunque me abrieran el Ateneo no cambiaría de idea.
-¿Escribió durante el confinamiento?
-Desde luego, fue un buen momento para ello, sobre todo porque yo no pude trabajar una temporada por ser población de riesgo. Comencé a escribir en noviembre y lo he dado por acabado el 25 de abril, los últimos meses trabajé mucho así que podemos decir que 'El Caracol' es un hijo del confinamiento.
-¿Cuándo se embarcó en la autoedición, pensó que 'Vitalia' tendría tanto recorrido?
-No, para nada. Pero ya mis amigos me dijeron que me había quedado corta con la primera edición, y tuvieron razón. Algo que me ha ayudado muchísimo son los clubes de lectura. La novela fue la más vendida en la librería La Vorágine el año pasado, y me comentaron que ese éxito se debió al boca a boca. Ahí hice una presentación a la que acudió mucho público y todavía más en la Biblioteca Central, aunque siempre cuento con el apoyo de mis compañeros de Correos. Cuando publicas un libro coge alas y 'Vitalia' llegará a donde ella quiera llegar. Da la casualidad que conozco a una chica rusa, y me la está traduciendo porque en Rusia Ramón Mercader es como un héroe nacional y el libro podría tener recorrido.
«Podemos decir que mi libro es un hijo del confinamiento, he escrito mucho los últimos meses»
-'Vitalia' está plagada de detalles, como cuando explica que las amas de cría viajaban con un perrito para amamantarle y que no se les cortara la leche...
-Yo soy muy didáctica, me gusta que al contar una historia la gente aprenda algo. El tema de las amas de cría muchos lo desconocían por su juventud, otros lo valoraban pero no habían indagado en ello. Ahora con el nuevo libro quiero explicar cuestiones sobre la ganadería de la zona, igual la gente joven cree que aquí ha habido frisona toda la vida. Pues no, se trajeron de Holanda.
-¿Ha descubierto más detalles a raíz de la publicación?
-He descubierto, por ejemplo, que la protagonista de 'Vitalia' tuvo un hermano de leche que era el ingeniero Alfonso Peña Boeuf, que hizo el túnel del pasaje de Peña de Santander y fue ministro de Franco. Eso lo supe gracias a una señora que vino a una de las charlas que ofrecí.
-¿Habrá un segundo libro sobre 'Vitalia'?
-Me lo ha pedido todo el mundo, y habría material importante, pero tendría que abarcar la Guerra Civil y es una etapa que sigue doliendo y me da respeto como escritora. Además, son personas reales, y al final es mi bisabuela, ¿tú crees que yo podía ponerme a escribirle una escena de cama a mi bisabuela? Me habría parecido un ultraje. Lo que sí me gustaría es completar este segundo libro con un tercero y hacer una trilogía de novelas de la zona de Selaya, posiblemente ir un poquito más atrás en la historia, al siglo XII o así, pero tengo que dar con una trama que me atrape.
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